La fuente de la Garza lleva más de un siglo en la ciudad. Llegó al país en 1891, por orden del entonces gerente de la Compañía de Acueducto de Bogotá, Ramón Jimeno, que se la compró a una empresa neoyorquina llamada F. L. Mott, según datos del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (Idpc).
Hasta ayer era una fuente que no daba agua. En la mañana, los vecinos del parque Atanasio Girardot y residentes del barrio vieron cómo dicha garza volvió a la vida. Algo que fue posible tras un proceso de restauración del espacio público en donde se erige esta estructura. Y de unos ‘padrinos’: arquitectos del Taller de S, que se unieron al programa ‘Adopta un monumento’, del Idpc.
Para solventar los costos de la rehabilitación hidráulica del monumento de siete metros de alto – en el que se invirtieron alrededor de 70 millones de pesos– se les ocurrió hacer una gran venta de obras de arte, posible gracias a la generosidad de artistas que donaron una o varias obras para la causa.
Será hoy y mañana, de 9 a. m. a 5 p. m., en el Claustro de la Congregación de Nuestra Señora del Rosario (carreras 7.ª y 8.ª con calles 1.ª y 2.ª) y habrá cuatro puntos de parqueo disponibles.
La modalidad de venta es bastante curiosa, pues no se especifica la autoría de las obras. Cada una vale 750.000 pesos, una ‘ganga’ si se tiene en cuenta el valor que alcanzan las piezas de cada uno de estos artistas en galerías o en subastas.
Entre los que creyeron en el proyecto están Beatriz González, Pedro Ruiz, Lucas Ospina, Mateo López, Hugo Zapata, Javier Vanegas, José Alejandro González, Danilo Rojas, Óscar Muñoz, Mariana Murcia y Alberto Miani, entre unos 130 artistas.
El proyecto lo organizan Sebastián Serna, Santiago Pradilla, Ana María Muñoz y Stephanie Kisner. Busca llamar la atención acerca del patrimonio arquitectónico y monumental que tiene este barrio y sus alrededores.
Cercano al llamado Centro Histórico de Bogotá, la idea es que cada vez más personas visiten el barrio y que quienes lo habitan conozcan y valoren no solo la fuente de la Garza sino las demás ‘joyas’ que tienen ahí mismo; como el claustro donde se exhiben las obras, que no abría al público desde hace dos décadas.
Esta fuente fue la que durante el siglo XIX abasteció de agua a los habitantes del sector. Tiene una historia y razón de ser y de estar en determinado lugar, como todos los monumentos y estatuas que se instalan en el espacio público.
Para evitar que la maltraten –pegándoles chicles, rayándola o golpeándola– se han venido haciendo mesas de socialización, en las que se les explica a los asistentes cómo se restaura un bien que es patrimonio y por qué hay que cuidarlo entre todos y de forma permanente.
Para mayor información visite la página web: www.exposicionlagarza.com o llame a los teléfonos 314 237-9075 y 317 501-5311.
MARÍA ALEJANDRA TORO VESGA
Cultura y Entretenimiento
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