Odín, Emmanuel y John-John son tres perros formados para la seguridad de los seres humanos, con todas las secuelas que eso implica. Son canes de alto nivel, preparados de forma recia para responder a las situaciones más adversas.
Ahora aspiran a llegar a una élite más exigente, el K9, un grupo especial antiterrorista que busca un nuevo integrante. Pero para llegar allí tienen que pasar una serie de pruebas en un lugar secreto.
Es una especie de cuadrilátero sombrío y tosco, en el que se desarrolla La paz perpetua, obra del dramaturgo español Juan Mayorga que el grupo Quinta Picota está presentando en su sede de La Resortera, en Bogotá.
Cuenta el actor Iván Carvajal, uno de los integrantes de este colectivo formado por actores egresados de la Escuela del Teatro Libre, que el director mexicano Iván Olivares fue quien les sugirió montar esta pieza de Mayorga, que en España se estrenó en el Centro Dramático Nacional.
“Le parecía que esta era una obra muy cercana al estilo de la compañía y eso también enlaza con la temática que es bastante pertinente en este momento en Colombia... Es un texto muy bien escrito, muy completo y muy audaz”, cuenta Carvajal.
Su propio autor asegura que la obra no habla tanto del terrorismo sino de los dilemas que plantea la lucha contra este. Así se construye una metáfora en la que los perros son interpretados por actores y, por supuesto, tienen características humanas e incluso corrientes de pensamiento muy claras.
Carvajal encarna a Emmanuel, quien, según él, tiene la posición más filosófica de todas, pues es un personaje que plantea el pensamiento por encima de la acción.
“Recurre a hacerse preguntas sobre por qué hacemos lo que hacemos, es quien plantea la presencia de Dios dentro de todo este contexto y también reta a los otros dos a preguntarse ¿existe Dios?, ¿cómo podemos asumir las cosas más allá de la fuerza y de la violencia?”, añade el actor.
El actor Alexis Rojas es el encargado de interpretar a Odín, quizá el más rudo de todos, el más cercano al espíritu mercenario y sin ningún tipo de ideología.
Mientras que John-John (Alejandro Buitrago) es una mezcla de varias razas y ha sido entrenado para servirles sin reparo a los humanos.
“Cada uno responde a una tendencia de cómo abordar el tema de la seguridad frente a cualquier situación que atente contra la integridad”, asegura Carvajal.
Las pruebas para entrar al K9 tienen componentes físicos y mentales, como la pregunta de: si usted tiene que salvar a una sola persona en una situación de terrorismo, ¿quién sería?, ¿el más débil, el más joven, el de mayor peso simbólico?
“Son unas preguntas que tienen una ambigüedad que los hacen cuestionarse respecto a cómo comportarse frente a una situación de terrorismo”, asegura Carvajal.
Olivares diseñó una puesta en escena altamente física, con una exigencia especial para los actores que interpretan a los perros. En la parte visual de la obra, hay un acento particular en los colores oscuros, lo que le da una especie de aura gótica a toda la historia.
“No hemos querido enmarcarlo en ninguna época ni lugar específico, tampoco dentro de una estética particular. Ha sido el resultado de pequeños detalles que nos han llegado, que hemos venido descubriendo y que han dado como resultado una puesta bastante ruda a nivel visual”, finaliza Carvajal.
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