Siente frío. Está muerto, pero siente frío. Les había dicho a sus hijos que no lo enterraran en la capital, pero igual lo hicieron, y además se les olvidó ponerle medias para su viaje a este nuevo estado.
Es un hombre de 95 años, acaba de despertar del letargo de la muerte y se encuentra en un curioso lugar. Es una especie de purgatorio, un lujoso lobby en el que se desarrolla una ceremonia liderada por la Señora M.
“Buenas noches, sean todos ustedes bienvenidos a su nuevo estado. Hoy encontraremos a seis anfitriones que han sido elegidos para contar sus experiencias”, les dice la Señora M a los asistentes a Velada, una obra escrita y dirigida por Epifanio Arévalo y que se está presentando en La Casa del Teatro Nacional.
“La idea es tratar un poco al público como si todos hubiéramos pasado al nuevo estado, es decir, todos estamos muertos”, dice Arévalo sobre esta producción, protagonizada por Natalia Ramírez, Daniela Alfonso, Carlos Hurtado, Bernardo García, Carmenza González, Juan Felipe Cely, Melissa Russo y Alexia Giorgi.
La Señora M les comunica a los espectadores que todo lo que sucedió antes de este nuevo estado ya no es importante; luego, los seis personajes empiezan a contar sus historias.
La idea es tratar un poco al público como si todos hubiéramos pasado al nuevo estado, es decir, todos estamos muertos
El hombre de 95 años, encarnado por Carlos Hurtado, cuenta cómo en sus últimos años quedó casi en el ostracismo por la vitalidad de personas más jóvenes que él.
También aparece una tía (Carmenza Gómez) que lamenta solo haber rozado la maternidad a través de la relación con sus sobrinos, y también un actor que fue mutilado y desfigurado por una carroza en un desfile.
Según Arévalo, este texto nació de una clínica de dramaturgia que se realizó en el 2001 y buscaba crear una historia alrededor de lo anodino. “La idea era escribir una obra de personajes sin importancia que hacían cosas sin importancia, y su tránsito en la vida fue, entre comillas, normal y corriente”, explica el dramaturgo.
Esos personajes intrascendentes se distribuyen en un espacio escénico poco convencional. Cada uno está sentado en una especie de pasarela, conectada con el centro en donde está la Señora M, y el público los rodea.
“La idea es que de alguna manera, la gente se sintiera en un coctel, en un desfile de modas o en una de estas terapias para personas que tienen problemas con el alcohol o con las drogas, donde cada quien cuenta qué le ha pasado”, explica Arévalo.
La puesta en escena llama también la atención por la diversidad de su elenco, de diferentes generaciones y escuelas, pero con una larga experiencia en el arte escénico.
“Yo llevo muchos años formando actores, entonces he tenido la suerte de encontrarme de nuevo con gente con la que había trabajado hace muchísimo tiempo, como Carlos Hurtado. Yo fui profesor de él en la década de los 80, entonces estar juntos de nuevo ha sido maravilloso”, añade Arévalo.
De jueves a sábado, 8:30 p. m. La Casa del Teatro Nacional. Carrera 20 n.° 37-54, Bogotá. Informes: 795-7457. Boletas: 30.000 pesos.
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