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Arte y Teatro

‘El ensayo’ de una venganza silenciosa

En esta producción, Milton Lopezarrubla, Rafael Zea y César Álvarez encarnan a tres mujeres de 70 años.

En esta producción, Milton Lopezarrubla, Rafael Zea y César Álvarez encarnan a tres mujeres de 70 años.

Foto:Cortesía Casa E

Casa E presenta esta pieza inspirada en la historia de un barrio popular de Medellín.

Andrea Morante
Primero, la anécdota: El director y dramaturgo Johan Velandia recuerda que una colega actriz de Medellín le contó la historia de su madre, que vivía en un barrio popular de la capital antioqueña y cuyo hijo fue asesinado por unos sicarios en la década de 1990.
Luego del entierro, la mujer se propuso conocer a la mamá del sicario y en sus pesquisas se enteró de que ella estaba en el grupo de aeróbicos del barrio.
Decidió entonces infiltrarse y cuando conoció a la mujer supo que era una mamá igual a ella, pero que su hijo se le había salido de las manos.
“Ella únicamente quería vengar la muerte de su hijo, pero al darse cuenta de que la señora era un espejo suyo, decidió retirarse del grupo; ahí paró su venganza”, cuenta Velandia.
Segundo, la obra: A partir de esa historia, Velandia creó el texto teatral de la obra El ensayo, que estrenó recientemente en La Maldita Vanidad y ahora está en temporada en Casa E, de Bogotá.
La anécdota inicial se convierte entonces en una historia con profundas bases costumbristas que recupera la tradición oral de las familias paisas y se complementa con una especie de thriller psicológico en el que la venganza va mucho más allá.
La protagonista de la pieza es Raquel, la madre del muchacho asesinado, quien invita a dos mujeres a su casa para practicar una rutina de aeróbicos.
Mientras las invitadas se dedican a criticar la casa de esa mujer que vive en lo alto de una loma de un barrio de invasión, Raquel rompe la cuarta pared para contarle al público como desarrollará su plan de retribución.
“Es un poco un juego de oposición, Raquel es como un personaje de Hitchcock, de un thriller, y los otros dos son como de una obra de Tomás Carrasquilla, muy costumbristas”, explica Velandia.
Tercero, los actores: Para encarnar a las tres mujeres de la historia, que rondan los 70 años, Velandia decidió escoger a tres hombres: Rafael Zea, Milton Lopezarrubla y César Álvarez.
Pero su idea no era poner en escena una representación forzada ni caricaturesca de personajes femeninos; de hecho, los actores no llevan un maquillaje exagerado o un vestuario llamativo, sino que visten simples sudaderas.
La idea del director era distanciarse de la realidad, invitar al público a entrar en esta convención teatral, al igual que alejarse del plano “tan hecho y tan manoseado” de los sicarios en Medellín.
“De esa manera se trabaja honestamente con el público; son evidentemente hombres, y desde ahí vamos a contar una historia de mujer”, dice Velandia.
“Lo que me llama mucho la atención es que no nos vamos desde el lado externo sino que estamos explorando la feminidad en cada uno de nosotros”, comenta Zea, quien encarna a Raquel.
Para el actor, que ya había trabajado previamente con Velandia en obras como La parábola del insulto, el reto no fue tanto ponerse en los zapatos de una mujer de 70 años, sino meterse en la piel de una madre.
“Lo de la venganza fue saliendo en los ensayos, pero lo de la mamá era meterme en el imaginario de esa Raquel que yo iba conociendo, sumado al femenino y pegándome a ese hijo que armé en mi biografía y en mi cocina interior”, argumenta el intérprete.
Más allá de ese enfoque actoral, uno de los aspectos que más peso tiene es ese juego narrativo en el que la historia involucra al espectador. Así, Raquel da claves sobre cómo piensa actuar, van apareciendo nuevos elementos que complican la historia y enfatizan esa apuesta del suspenso.
En el sentido más profundo está ese sentimiento de la maternidad. Raquel se siente decepcionada porque ella fue estricta con su hijo y le enseñó valores muy esenciales, mientras que sus dos compañeras escogieron el camino que privilegiaba el dinero fácil y el crimen sobre el esfuerzo.
“En un contexto tan difícil de pobreza, de tantas dificultades económicas, esos valores de repente se replantean un poco; ahí va todo el discurso de Raquel que dice: ‘Yo sí eduqué a mi hijo, yo sí le di palo, yo sí le dije por dónde era el camino, ustedes ¿por qué no?’ ”, finaliza Velandia.

Funciones

Jueves a sábado, 8 p. m. Casa E. Carrera 24 n.° 41-69, Bogotá. Informes: 7440422. Boletas: 40.000 pesos.
YHONATAN LOAIZA 
En Twitter: @YhoLoaiza
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Andrea Morante
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