Desde el 2008, en la época de verano en Europa, Örebro (Suecia), una ciudad que ronda los 130.000 habitantes, se convierte en lugar para el encuentro de artistas y creadores que intervienen el espacio público.
Openart es el nombre de la bienal creada por Mats Nilsson y Lars Jonsson para dar a la gente la posibilidad de ver y vivir el arte contemporáneo en un ambiente que contrasta con las edificaciones levantadas desde el siglo XIII en la ribera del río Svartan.
La bienal llega a su sexta edición y son más de 500 artistas los que han expuesto obras que llegan a ser gigantescas y convierten esa ciudad, equidistante de Estocolmo y Oslo (Noruega), en un centro de atracción.
Poco sabríamos de esa bienal si no fuera porque este año, Colombia es uno de los países invitados, junto con Japón. Mediante la curaduría del bogotano David Lozano fueron convocados 17 creadores: Miler Lagos, Carlos Castro, Raúl Cristancho, Rodrigo Facundo, Rosario López, Óscar Muñoz, María J. Arjona, Mercedes Angola, Mauricio Bejarano, Juan Mesa, Fredy Alzate, Nelson Vergara, Leonel Vásquez, el Colectivo Toxicómano (Andrés Montoya y Carolina Caycedo), Leidy Chávez y Fernando Pareja.
La invitación se relaciona con el proceso de paz en Colombia, en el cual Suecia estuvo involucrado, y su intención fue destacar una visión que superara el cliché de la violencia y dejara ver la fuerza creativa y formas de pensamiento de los artistas de nuestro país.
La bienal permite crear piezas impactantes a simple vista, como la de Miler Lagos, ‘Rainmakers’, ubicada en el río que atraviesa el centro de Örebro, donde propuso una rueda de cinco metros de diámetro que funciona como un molino accionado por personas.
O la obra de Vásquez, ‘Los sedientos’, acondiciona un sistema de sonido en árboles que permite oír el chasquido que ocurre dentro de las cavidades secas por donde alguna vez fluyó agua, lo que, según explica en su proyecto, sucede cuando algunos árboles sienten sed.
La bienal no persigue un fin comercial, sino ofrecer a las personas la posibilidad de contactarse con otras formas de ver y habitar el mundo desde el arte, lo que resulta no solo un reto, sino un reconocimiento para los artistas y la cultura de nuestro país.
NELLY PEÑARANDA
Crítica de arte