Este año, el Festival de Teatro de Manizales, el encuentro de artes escénicas más antiguo del continente, celebra 50 años de vida. Luego de una primera etapa universitaria, el evento estuvo ausente durante diez años y finalmente regresó en 1984, bajo la dirección de Octavio Arbeláez, para convertirse en una de las plataformas más importantes para los nuevos creadores de la región.
Para celebrar estas Bodas de Oro, EL TIEMPO, en colaboración con Arbeláez, realizó una encuesta entre 91 personas allegadas al festival, entre artistas, programadores internacionales, organizadores, periodistas y espectadores asiduos.
Los resultados finales de este sondeo dieron como las más votadas a las siguientes doce obras, con un quíntuple empate en las últimas cinco posiciones.

La creación colectiva, dirigida por el maestro Santiago García, se basaba en el lenguaje no verbal.
Cortesía Teatro La Candelaria
La Candelaria, el gran decano del teatro colombiano, ha presentado casi todas sus producciones en el Festival de Manizales. Este año, por ejemplo, llevará 'Refracción. Mientras no se apague el sol', su más reciente estreno.
En 1989 y en 1998, el grupo del maestro Santiago García presentó 'El paso', uno de sus grandes clásicos. La historia se desarrollaba en un parador perdido en alguna carretera colombiana, al que llegan dos sospechosos hombres cargados de dinero, que empiezan a corroer todo el ambiente.
“‘El paso’ fue una obra que tuvo un impacto muy grande por dos razones. La primera, privilegiaba el lenguaje no verbal, casi todo estaba expresado en los gestos, en las canciones, en las miradas. En segundo lugar, era una premonición de lo que iba a suceder con el narcotráfico. Yo recuerdo un aplauso muy grande, la gente muy conmovida... Pasaba como pasa con las obras de arte, que le penetran a la gente lugares y situaciones que la gente reconoce, pero que el teatro las trata de otra manera”, recuerda Patricia Ariza, cofundadora de La Candelaria, sobre esta creación colectiva.

'La Celestina' se estrenó en 1987.
Cortesía William López
El fallecido Carlos Jiménez fue el director de esta versión de la obra de Fernando de Rojas, que venía de cosechar elogios en Nueva York, en donde el prestigioso 'The New York Times' destacó el nivel del montaje y su carga erótica.
Además de esta pieza, Rajatabla también presentó en Manizales piezas como 'El coronel no tiene quien le escriba', 'Señor Presidente' y 'Bolívar', en 1985, a la que asistió el entonces presidente Belisario Betancur.
"Nosotros éramos unos perennes invitados al Festival de Manizales y cada vez que nos presentábamos, según nos informaban los directivos del festival, las primeras obras que se agotaban eran las de Rajatabla. Después de que se murió Carlos la situación cambió artísticamente, pero eran impactantes todas las obras que presentábamos.
Esta fue una 'Celestina' en una versión maravillosa. Era un tema muy impactante en esos momentos para Venezuela y para los países en que nos presentamos, en Italia fue verdaderamente apoteósica la relación con el público, en Manizales también. Y lo que más impresionó fue la visión de espectáculo con que se montó, fue una de las más grandes producciones de Rajatabla”, dice William López, productor general de la pieza.

Cia. Luna Lunera, de Brasil, presentó la obra en el 2015.
Cortesía de la artista
Poesía pura. Esta adaptación del cuento de Caio Fernando Abreu, en la que dos hombres empiezan una cercana relación, explotaba toda la artesanía del teatro para alimentar una reflexión sobre la burocracia y la discriminación. Para sumarle aun más a su conmovedora actuación, los cinco actores brasileños representaron la obra en español en Manizales.
En el montaje, dirigido por sus cuatro protagonistas, un hombre entra a trabajar en una oficina gubernamental tras haber terminado una larga relación amorosa. Allí, forma un cercana vínculo con uno de sus compañeros. Con una sutil coreografía de movimientos, con símbolos y metáforas que llenaban el supuesto vacío escenográfico, el grupo Cia. Luna Lunera logró unas funciones de una potencia desoladora. Los artistas además le dedicaron una presentación al maestro Santiago García, justo en la semana en que falleció otro de los símbolos de La Candelaria, Francisco Martínez.
"A cada uno de los directores le tocó un tema más fuertemente, como por ejemplo la soledad, las pérdidas de un ser querido, de una persona próxima de la familia, las despedidas que se dan en la vida. Otro tema que nos tocó mucho fue la posibilidad del encuentro y de la transformación que una relación afectiva verdadera nos puede lograr, aunque sea en un ambiente inhóspito de trabajo. Y hay otros temas que son universales, que las relaciones humanas, no solamente de la discriminación", le dijo a este diario Odilon Esteves, uno de los protagonistas de la pieza, cuando estuvo en Manizales.

Gustavo Saffores y Bruno Pereyra, los protagonistas de 'Tebas Land'.
Martín Ruiz
Un dramaturgo se interesa por escribir una obra sobre un hombre que mató a su padre clavándole un tenedor en la cara varias veces. El autor empieza a visitarlo en la cárcel y se va formando una relación compleja pero a la vez entrañable.
En 'Tebas Land', el dramaturgo uruguayo Sergio Blanco llevó al máximo nivel el género de la autoficción, con un texto impecable y las poderosas actuaciones de Gustavo Saffores, que encarnaba al dramaturgo, y Bruno Pereyra, que daba vida tanto al joven asesino como al actor que lo iba interpretar en la supuesta obra. Pereyra cambiaba del tono juguetón del actor a la personalidad sombría del criminal con un solo giro. Era presenciar el arte de la actuación en solo un movimiento.
Luego de estas presentaciones, la pieza comenzó a girar por toda Latinoamérica y además empezó a montarse en varios países, como España, Inglaterra y Argentina, entre otros.
“Estar en Manizales representó muchísimo, fue el primer lugar al que salíamos con ‘Tebas Land’ y cuando uno saca una obra a festivales el primer lugar es muy importante, por saber qué va a pasar y cómo lo va a recibir la gente. Es muy distinta la realidad del país de uno, el medio teatral; había sido un éxito y había funcionado muy bien en Uruguay, pero estaba esa duda de qué iba a pasar y nos encontramos en aquel teatro lleno, con más de 500 personas, en un silencio, en un respeto... Y cuando terminó esas 500 personas se pusieron de pie y empezaron a aplaudir, fue algo que nos emocionó muchísimo. Y Manizales tiene algo muy bonito, que es esa dimensión, esa escala humana, esa ciudad pequeña que de pronto está como invadida por el teatro, es como una peste que llega y la gente se enferma de teatro. Además fue un lugar donde la vieron más de 50, 60 programadores, yo siempre digo que le debo muchísimo a Manizales, fue un antes y un después en la vida de nuestra compañía Complot”, dice Sergio Blanco.

La pieza, dirigida por César Brie, se inspiró en hechos reales.
Radoslav Pazameta
El terremoto de Aiquile de 1998, en Bolivia, fue el punto de partida para esta pieza del Teatro de Los Andes, dirigida por César Brie, que combinaba el dolor de la tragedia con la indignación por la corrupción.
En un primer acto, la pieza contaba el impacto de este devastador fenómeno natural, y en el segundo, la tragedia tomaba otra dimensión, pues todas las ayudas internacionales se iban esfumando y nunca llegaron a los damnificados. Un coctel emocional irrepetible, que en aquel Festival del 2006 logró que los espectadores se pararan aplaudiendo y se abrazaran de emoción como señal de agradecimiento por lo que acababan de presenciar.
"El Teatro de Los Andes tiene una larga historia con el Festival de Manizales, nosotros hemos presentado casi todas nuestras obras ahí. 'En un sol amarillo' en especial es una obra también muy querida por nosotros, la hicimos en base a testimonios de gente de aquí que han sufrido una gran tragedia, ese terremoto. Y es una obra que fue estrenada en el 2004 y aun la seguimos haciendo, porque no pierde vigencia, habla de un tema muy fuerte, con el que el público se identifica, con ese sufrimiento de la gente, y también con el tema de la corrupción. Creo que es una pieza que toca emocionalmente a las personas porque es muy bella", dice Alice Guimaraes, una de las protagonistas de aquella impactante producción.

El español José Sanchís Sinisterra, autor y director de la obra.
Archivo EL TIEMPO
El maestro José Sanchís Sinisterra es uno de los dramaturgos más importantes del teatro en castellano contemporáneo. De su pluma han salido piezas como 'La secreta obscenidad' y 'Ñaque o de piojos y actores', que se presentó en el Festival de Manizales en 1985.
La palabra inicial de su título se refiere a aquellas compañías compuestas solo por dos actores, que en España en el siglo XVII se denominaban como Ñaque. Sus protagonistas entonces eran dos actores que reflexionaban sobre sus defectos paseando por los históricos pueblos de Castilla en España.
Luis Miguel Climent y Manuel Dueso eran los protagonistas de aquel montaje, que con visos de ese teatro del absurdo de Beckett, le daba otra dimensión a la tradición del teatro del Siglo de Oro español y, sobre todo, a las agrupaciones menos recordadas de aquella época.

Esta versión de 'Otelo' fue creada por Jaime Lorca.
Cortesía artista
Para contar el feminicidio que plantea Shakespeare en su pieza original, el actor y director Jaime Lorca decidió utilizar el lenguaje de las marionetas. Era una apuesta arriesgada que llegó a buen puerto gracias a la infinidad de recursos con los que Lorca y su compañera de escena, Nicole Espinoza, lograban plasmar la tragedia del amor entre Otelo y Desdémona, sumándole dosis de comedia. La idea era incomodar y hacer reír.
"No se puede llegar solo a incomodar porque la gente no lo acepta. Es por eso que en las tragedias de Shakespeare hay siempre humor, porque nadie puede soportar dos horas de tragedia, es muy duro. Además, los mejores chistes se cuentan en lo velorios, porque hay que hacer la otra parte", le dijo Lorca a EL TIEMPO en el 2016.
"El muñeco nunca podrá moverse como un humano, entonces es función del espectador completar eso que hace y que le pasa a la marioneta, y así se vuelve también creador de la obra. Es como ver una ballena en el mar: tú ves una cabeza y ves una cola, nunca la ves completa, pero sabes que lo que hay ahí es una ballena", añadió Lorca sobre el recurso de las marionetas.

Además de 'Crónica civil', Ananda Dansa también presentó en Manizales 'Homenaje a K' y 'Alma'.
Archivo particular
"Echar la vista atrás, la primera vez que fuimos al Festival de Manizales, Octavio Arbelaez, Julián su hermano, el teatro, la repercusión, los amigos que dejamos… Ahora, tantos años después, al pensar en ello, a Edison y a mí se nos ilumina la cara y una sonrisa de emoción nos embarga", recuerda Rosángeles Valls, coreógrafa de Ananda Dansa y quien creó esta pieza junto al director Edison Valls.
"Recordamos al público que reventó literalmente el teatro, no podía empezar la representación porque la gente no paraba de entrar. Con todas las butacas ocupadas el público se ubicó de pie, en los pasillos. Nunca habíamos visto tanto ni tantas personas interesadas por el teatro/danza. ¡Y los aplausos! La recepción después de las funciones… increíble. Hicimos encuentros, intercambios de ideas, conocimos a personas maravillosas y sabias. Tenemos tantas anécdotas divertidas como creativas, que gran festival y que gran ciudad. 'Crónica Civil' y Manizales nos han dado felicidad. Y gracias a ella, hemos vuelto al festival con 'Homenaje a K' y con 'Alma'. Ojalá no sea la última. Os llevamos en el corazón.
¿Cuál era el mérito de la pieza?: Quizás la exactitud de los intérpretes. 'Crónica Civil' es como una sinfonía narrada a través de la danza. Una carambola de movimientos, unos llevan a otro y así sucesivamente. Narrada, nada es gratuito. Interpretada. Bailada. En la que la precisión es esencial. Los bailarines funcionan como una máquina de relojería, acompañados por una música compuesta especialmente para ella y una escenografía que se va destruyendo conforme avanza la representación.
¿La temática?: Unos bailarines que juegan a que son actores que interpretan a unos niños durante la guerra civil española, todo a través del cuerpo, sin palabras. La guerra se escucha e influye en sus juegos, en sus reacciones", dice Valls.

El grupo Galpao presentó su versión del clásico de Shakespeare en 1995.
Cortesía del artista
El propio Shakespeare Globe, el escenario que se edificó en el teatro en el que el bardo inglés montó en vida la mayoría de sus piezas, clasificó a esta pieza como una de las mejores versiones latinoamericanas de ‘Romeo y Julieta’.
El director Gabriel Villela llevó a la cultura brasileña esta trágica historia de amor, poniéndole un tono festivo y sumándole el sabor de la música popular de su país. Otra de las claves del montaje fue la inclusión de un narrador, encarnado por Antonio Edson.

Cacá Rosset fue el director de esta versión del 'Ubú' de Alfred Jarry.
Archivo particular
Otra visión de un gran clásico de la dramaturgia, ‘Ubú rey’ de Alfred Jarry. En este caso, el director Cacá Rosset decidió proponer una visión irreverente del texto, sumándole lenguajes como la danza, el circo y la música en vivo, interpretada por la Banda Patafísica. Luego de estar en Manizales, el grupo llegó a triunfar en los festivales del Central Park de Nueva York.
2. 'Mendoza', Los Colochos de México (2016)
Una gallina fue protagonista en 'Mendoza'.
Cortesía de la compañía
Esta pieza, que llevaba la historia de ‘Macbeth’ a la Revolución Mexicana, lograba un manejo tan virtuoso del lenguaje que parecía que el mismo Shakespeare la hubiera escrito.
Más allá de trabajar un clásico del bardo inglés, el director Juan Carrillo, que hizo la adaptación del texto con Antonio Zuñiga, dice que siempre la ha interesado el teatro mexicano, la poesía rural y el trabajo de Juan Rulfo. Con esas claves se fue armando esta versión del clásico británico, que además planteaba una conexión muy cercana con los espectadores.
“Hay ejemplos como Akira Kurosawa con ‘Trono de sangre’: que se apropió de ‘Macbeth’ para contextualizarlo y hablarle a su propia gente, a mí eso me pareció muy pertinente... Los clásicos son para apropiárnoslos y acercárnoslos”, le dijo Carrillo a EL TIEMPO.
La otra clave fue el manejo de los elementos que aparecen en escena, que van desde una gallina, que se convierte en un potente elemento simbólico, hasta sillas, máscaras e incluso botellas de cervezas.

'Labio de liebre' fue una coproducción entre Teatro Petra y el Teatro Colón.
"El Teatro Los Fundadores de Manizales siempre ha causado miedo, por su tamaño y porque presenta casi siempre lo más reputado del festival. Cuando presentamos 'Labio de liebre' temíamos que no se lograra la intimidad que daban espacios más pequeños, pero resultó que sí. Las funciones se llenaron, la relación con el público fue maravillosa, y tuvimos que volver. Eso fue lo mejor, regresar. En el festival nos hemos sentido queridos siempre, con 'Mosca', con 'Pinocho y Frankenstein le tienen miedo a Harrison Ford', con 'Labio de liebre', y en la edición pasada con 'Yo no estoy loca'. Todas las funciones llenas.
Sé que la pregunta específica es para 'Labio de liebre'. Nos sentimos en nuestra casa, el tamaño del Fundadores no fue un problema, la gente lloraba y reía, muchas palabras bonitas, mucha gente de regiones que nos pedían que fuéramos a sus ciudades, muchas invitaciones. Manizales ha sido y será un lugar donde el público nos da cariño, y una vitrina para el mercado internacional. Este año vamos con 'Cuando estallan las paredes'. Otra vez a enfrentarnos y a respetar al grandioso Fundadores. Solo agradecimientos": Fabio Rubiano, autor y director de 'Labio de liebre', cofundador de Teatro Petra con Marcela Valencia.
YHONATAN LOAIZA GRISALES
Cultura y Entretenimiento
Twitter: @YhoLoaiza
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