¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Arte y Teatro

Lucien Freud: ¿Quién era el nieto genio y salvaje del padre del psicoanálisis?

‘Y el novio’ (1993).

‘Y el novio’ (1993).

Foto:Cortesía Museo Thyssen-Bornemisza

El Museo Thyssen-Bornemisza celebra los 100 años del nacimiento de un verdadero genio.

Llevar el apellido Freud no siempre es positivo. Aunque Lucien Freud se benefició de la atención que recibía por ser el nieto del padre del psicoanálisis, su pintura pasó muchas veces a segundo plano doblegada por su propio apellido. El Museo Thyssen Bornemisza de España rinde ahora un homenaje a ambos: al hombre, de cuyo nacimiento se cumple ahora un centenario, y a la obra.
Son más de cincuenta pinturas impactantes. Los trazos, los detalles, las posiciones, las texturas, la luz, los gestos. El espectador no siente ganas de tocar la piel de las personas pintadas, porque la piel y esa carne que parecen reales le caen encima antes de que se dé cuenta. Las venas, los músculos, los detalles van a contracorriente del arte abstracto de su época. Y son el resultado personal de un camino que la exposición muestra a lo largo de cinco secciones.
Lucien Freud. Nuevas perspectivas es una exhibición en conjunto del Thyssen-Bornemisza de Madrid y la National Gallery de Londres; estuvo en Inglaterra entre octubre del año pasado y enero de 2023 y se abrió el 14 de febrero en Madrid, donde permanecerá hasta el 18 de junio de este año.
En Freud no se puede separar el artista de la obra. Apostó por el arte figurativo y se centró en el ser humano: el autorretrato, el retrato y el desnudo fueron sus cómplices. Su creación es resultado también de su genialidad y de largas horas de estudio y observación en museos. Sobre todo, en la National Gallery, a donde podía entrar cada vez que quisiera (noches incluidas). “Voy a la National Gallery como quien va al médico a pedir ayuda”, dijo alguna vez.
***
Reflejo con dos niños (Autorretrato). 1965.

Reflejo con dos niños (Autorretrato). 1965.

Foto:Museo Thyssen-Bornemisza

Lucian Freud nació en Berlín en 1922. En 1933, cuando llegó el nazismo al poder, emigró con su familia a Londres. Creció en un ambiente de rica cultura: su padre fue un arquitecto reconocido y su madre estudió historia del arte. Conoció la fama en vida, y no solo por el apellido: su propia vida, desenfrenada y sin medidas, lo convirtió en leyenda. Se desempeñaba con la misma desenvoltura en los ambientes aristocráticos como en los bajos fondos.
Recorrió muchas escuelas con poca disciplina, pero se puede decir que estudió en el East Anglian School of Painting and Drawign (1939-1941) y en el Goldsmith College de Londres. Después estuvo en la marina mercante en 1942, donde solo estuvo tres meses.
Admiraba a su abuelo, sobre todo, por ser un biólogo”, explica el historiador de arte John Richardson en el documental Lucian Freud, la vida pintada. “Freud empezó como biólogo e hizo muchos descubrimientos importantes. Lucien siempre mantuvo que él descubrió la manera de saber el sexo de las anguilas. Y el amor de los animales de Lucien fue en buena medida por su abuelo”.
Freud se casó con Kitty, hija del escultor Jacob Epstein, en 1948, pero el matrimonio no duró mucho. En 1952 contrajo matrimonio con Caroline Blackwood. Tuvo muchas amantes y catorce hijos (aunque los rumores aumentaron la cifra a cuarenta). Admitió que no fue un buen padre, aunque cuando crecieron los chicos la relación fue más cercana. Algunos posaron desnudos para él, con una controversia asegurada.
Fue muy amigo de Francis Bacon, pese a que este le llevaba trece años. Trabajaban juntos, se criticaban mutuamente y mantenían una amable rivalidad. Fue un hombre impulsivo, al que no le interesaba ceñirse a las normas de la sociedad. Peleaba sin premeditación, tenía un temperamento violento, bebía sin mesura y era mujeriego. “Era eléctrico”, dice Lady Jacquetta Eliot, con quien mantuvo una relación de amor. “Todo en él era eléctrico, y uno se estimulaba inmediatamente solo por la forma en que entraba en una habitación y en que respiraba como un animal salvaje”.

Cada vez que pintó un caballo o un perro era como un retrato íntimo de un ser humano con el que él se conectaba

Le gustaba el juego y perdió mucho dinero en apuestas y carreras de caballos. Buena parte de sus deudas las pagó con arte. Desde niño adoraba los caballos y los perros. “Cada vez que pintó un caballo o un perro era como un retrato íntimo de un ser humano con el que él se conectaba”, señala el curador William Feaver.
“Mi materia preferida son los humanos”, dijo Freud. “Estoy muy interesado en ellos como animales. Y ese es en parte el gusto de trabajar desnudos”.
Varios aspectos de su vida se conocen gracias al libro Lucian Freud, escrito por su asistente David Dawson, una de las personas más cercanas a él. Cuenta que las sesiones de pintura eran muy largas (toda la mañana y de seis de la tarde a medianoche, durante días enteros por meses; podía tomarse casi un año en una obra). “Primero hacía un dibujo rápido en el lienzo, silueteaba los contornos para borrarlos después y sobre la forma fantasmal que quedaba empezaba a pintar”, explicó.
Con su trabajo pretendía contar una verdad, “encontrar un sentimiento común que nos une a las personas y creía que la manera de dar con ello era mirando, observando”, señala Dawson. “Cuando estabas con él, uno a uno, era la relación más íntima e intensa de amistad”, explicó Dawson en el documental.
Según el catálogo de la exposición, un libro de 113 páginas, “para él, vivir era pintar. Cuanto más se acercaba al final de su vida, más estrechamente se entrelazaban la pintura y la carne en su obra”.
‘David Hockney’ (2002)

‘David Hockney’ (2002)

Foto:cortesía Museo Thyssen-Bornemisza

***
Freud fue el segundo de tres hijos de Ernst y Lucie, y el nieto favorito de su abuelo Sigmund. Desde pequeño se interesó por el dibujo y mostró sus grandes dotes. No se llevaba muy bien con sus hermanos y le gustaba estar solo en la infancia. Era un chico rebelde. Pasó por varias escuelas. Su familia, por cuenta del nazismo, emigró a Londres en 1933 y durante la siguiente década llevó una vida bohemia con otros artistas. Viajó a Escocia, Gales, las Islas Sorlingas, Francia, Grecia, el Caribe y Estados Unidos.

A partir de los años 50, la historia de la vida de Lucian Freud suele contarse en términos de eros: amor apasionado, erotismo, deseo carnal y anhelo sensual

Se le cataloga dentro de la Escuela de Londres, porque compartía algunas características con sus integrantes: la preferencia por la figuración, el pesimismo, el individualismo.
Sus primeras obras muestran una inocencia que luego perderá. “A partir de los años 50, la historia de la vida de Lucian Freud suele contarse en términos de eros: amor apasionado, erotismo, deseo carnal y anhelo sensual”, señala el catálogo de la exposición. Se movía con tanta soltura en los círculos aristocráticos como en los bohemios y en el submundo de las apuestas. Muchas de sus parejas quedaron plasmadas en sus pinturas en sesiones de posado ante Freud eran eternas y no era extraño que necesitara más de cien horas.Los modelos se cansaban (algo que se observa en las pinturas), pero había conversación, debates, comida, convivencia. Como explica el catálogo, “todo el espectro de la interacción humana, incluido el conflicto, o incluso el sexo”.
Los años 60 representan el descenso de Freud a los infiernos. Fue la época del arte abstracto, el pop y las perfomances. Los artistas famosos trastocaban, rompían, experimentaban. Freud no. Él avanzaba hacia el realismo exagerado y creía en la pintura como materia y como forma de arte.
En los 70 la pasión por la pintura y la confianza en su pincelada se vuelven contundentes. Afianzó la relación con su madre, después de la muerte de su padre y la retrató en varias obras y reflejó su proceso de envejecimiento. En los años 80 Bacon y Freud terminaron su amistad de un cuarto de siglo. Algunos se aventuran a explicar la ruptura porque al último no le gustaba el exhibicionismo de Bacon y otros creen que el motivo fue económico, pues había un intercambio de deudas por las apuestas de caballos.
En esta época pintó a su amigo Frank Auerbach, que ocuparía el lugar de Bacon, y a otras personas poderosas como la reina Isabel II.
La seña de identidad de Freud en el arte es la representación vigorosa de la carne. “Cuanto más se acercaba al final de su vida, más estrechamente se entrelazaban la pintura y la carne en su obra”, explica el catálogo de la exposición. Emplea pinceladas arremolinadas que se acumulan en capas superpuestas. Las cerdas del pincel reparten, dan estructura, crean surcos; la pintura se apelmaza, forma turupes. La pintura esculpe. La relación de la carne con el pintor, la obsesión que ella representa, no se explica: se hace evidente en sus obras.
La carne y sus pinceladas se pueden ver en la exposición en el Museo Thyssen y en al menos otras siete que celebran el centenario del nacimiento de un genio, que analizó y diseccionó el interior de los humanos a través de sus brochazos.
Juanita Samper Ospina
Corresponsal de EL TIEMPO en Madrid

Más noticias en EL TIEMPO

icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO