Desde sus comienzos, el grupo La Maldita Vanidad siempre ha explorado posibilidades con el espacio.
De hecho, su ópera prima se presentó en el apartamento de su director, Jorge Hugo Marín, y desde esa obra el grupo fue conquistando nuevos espacios, hasta que en el 2013 abrió su sala en el barrio Teusaquillo de Bogotá.
Ahora, el grupo está inaugurando una nueva sede, ubicada a menos de 200 metros de distancia de su primera locación, y en la que buscará generar un circuito artístico tanto para sus producciones como para los nuevos creadores de la ciudad.
La nueva instalación, o ‘Casa 2’, como la denomina Marín, tiene en el primer piso una cafetería, una sala de espera y un escenario con capacidad para cerca de 50 espectadores.
En el segundo nivel hay salas para talleres especializados y franjas de entrenamiento actoral (las primeras las dictarán Fernando Montes y Juanita Delgado). Además, hay una especie de hostal con varios cuartos destinados a personas que hagan sus residencias artísticas.
“La Casa 1 nos brinda otras posibilidades, una intimidad, y eso queremos conservarlo, pero creemos que es muy importante este nuevo espacio porque aquí vamos a poder desarrollar otras cosas para que otros grupos también lleguen con nosotros”, asegura Marín.
En su primera casa, el grupo actualmente está presentando El autor intelectual, una pieza que marcó el camino del lenguaje hiperrealista de sus producciones. La programación en su nueva sede, que tendrá funciones los sábados y los domingos, se inaugurará el próximo primero de octubre con Kassandra, bajo la dirección de Marín y la actuación de Ella Becerra.
Este monólogo fue escrito por el uruguayo Sergio Blanco, una de las figuras de la nueva dramaturgia latinoamericana, conocido en Colombia por piezas como Tebas Land, una aplastante y recursiva metáfora carcelaria sobre el parricidio.
“Es una obra sobre la inmigración, sobre esas mujeres que por necesidad tienen que irse de sus países a otros lugares donde su idioma es distinto, donde el ser inmigrante trae muchas consecuencias, tanto positivas como negativas... Creo que va a ser muy propia para este momento en Colombia”, dice el director sobre Kassandra, que se ha montado en más de diez países.
Tal como sus escenarios, La Maldita Vanidad también ha venido creciendo y experimentado cambios en su formación. Marín recuerda que los integrantes también han debutado como directores: Becerra, por ejemplo, dirigió el año pasado La bailarina y la escopeta y el próximo hará lo mismo con He querido gritar, de la dramaturga Tania Cárdenas.
Daniel Diaza, por su parte, debutó en la dirección con la pieza infantil Un cuento soñado y en noviembre estrenará su segundo trabajo en este campo, Radio memoria: los niños oscuros de Morelia, coproducción con el Teatre Tantarantana de Barcelona y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música de España. “La idea es que diferentes artistas de la compañía también puedan desarrollar sus propios contenidos y que se abran un poco las posibilidades de lo que hacemos y presentamos acá”, dice Marín.
En el 2017, la programación tendrá piezas de repertorio de La Maldita Vanidad y de otros directores como Manolo Orjuela, Johan Velandia y Santiago Merchant.
En el segundo semestre, se realizará la segunda edición del ciclo Mirada paralela, con creaciones en homenaje a la vida y obra de Federico García Lorca.
Funciones
‘El autor intelectual’. Viernes y sábado, 8 p. m. Domingo, 6:30 p. m. Casa 1 de La Maldita Vanidad. Carrera 19 n.° 45A-17.
‘Kassandra’. Sábados, 8 p. m. Domingos, 6:30 p. m. Desde el primero de octubre. Casa 2. Calle 45A n.° 19-22.
Informes: 605-5312. Boletas: 30.000 pesos.
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