Un botón de un negro traslúcido reproducía la cara sonriente de María Isabel Murillo, conocida con ese cariñoso nombre de Misi, quien falleció el pasado viernes tras la función inaugural de su espectáculo '30 años de Navidad'. Aquella imagen colgaba en la parte izquierda del pecho de varios de sus familiares, amigos y colaboradores más cercanos, quienes este lunes protagonizaron una emotiva despedida.
En la misa, que se realizó en la Parroquia Santa Clara de Asis, los estudiantes de su academia musical, los protagonistas que estuvieron en sus espectáculos y sus familiares pusieron en pausa el dolor del duelo por un momento para celebrar a aquella mujer, que en las letras de sus canciones siempre plasmó mensajes de esperanza y optimismo.
Al lado derecho de la parte frontal de la iglesia, un coro de sus “hijos de la música”, como bien los definió Monseñor Pedro Mercado, intercambiaron abrazos de condolencias y recuerdos empacados en sonrisas. Ellos, con sus camisetas de colores alegres, practicaron las canciones que le pondrían una nota alegre, lejana al desconsuelo, a esta última venia a Misi.
Unos minutos antes de las 2 de la tarde, el aliento de los cientos de asistentes se recogió en el mismo instante, como si ellos también hubieran ensayado el homenaje a la pionera del teatro musical en Colombia. A medida que su féretro avanzó por la nave central del recinto, una catarata de aclamaciones lo acompañó.

La misa se realizó en la Parroquia Santa Clara de Asis,.
Claudia Rubio. EL TIEMPO
Y la grandilocuencia sonora del coro y la orquesta se potenció con la voz del bajo barítono colombiano Valeriano Lanchas, amigo cercano de Misi, quien fue uno de los tantos artistas que la acompañaron en uno de sus últimos trayectos terrenales.
“Cada Navidad Misi nos hizo soñar en un país distinto... Hoy despedimos de verdad a una grande, grande de Colombia y el espectáculo continuará. ¡Gracias Misi!”, dijo emocionado Mercado, mientras el aire se desgarraba en cientos de aplausos y gritos que festejaban la vida y obra de la fallecida artista.
La celebración religiosa avanzó con los destellos musicales que le imprimieron los artistas que acompañaron ese cálido homenaje. Por ejemplo, el tradicional ‘Padre nuestro’ fue interpretado con el corazón rockero de una guitarra y los aplausos del coro y de los asistentes.

Un muñeco de Juan Navidad, uno de los personajes más entrañables de Misi, acompañó el féretro de la fallecida artista.
Claudia Rubio. EL TIEMPO
El tributo se complementó con los sentidos mensajes de las personas más cercanas a la artista. “Misi, amor mío, personas como tú nunca mueren –dijo el actor Diego León Hoyos–... Vivirás para siempre en la historia de la cultura colombiana”.
Luego, se paró frente al micrófono su sobrino Pablo Salazar, en cuya camisa blanca sobresalía un pequeño corazón rojo. “Ella escogió irse en un momento increíble... Misi no se fue muy rápido ni muy lento, se fue en el momento correcto”, aseguró Salazar, quien le cedió el puesto a su madre, Josefina, quien celebró todas “esas locuras” que logró concretar la compositora y directora musical.
“Estos niñitos están comprometidos con su legado hasta la médula”, expresó emocionada Josefina, refiriéndose a Pablo y a su hermano Felipe, gerente de la compañía Misi Producciones y su nuevo director.
Felipe Salazar contó en su discurso que él fue la última persona a la que Misi abrazó, potenciando así ese mensaje de agradecimiento. “Misi no es nuestra, no es de nosotros cuatro, es de toda Colombia”, añadió Salazar antes de introducir a la artista Juliana Reyes, una de las más queridas por Misi, quien ofreció una canción más en su memoria.
Tras el grito de “¡Nos vemos pronto!”, el féretro de la artista empezó a salir de la iglesia bajo una lluvia de pétalos rojos, blancos y amarillos que le lanzaban los asistentes que la acompañaron en esta última función. Y, como el coro cantó en una de sus canciones, “Misi se convirtió en luz”.
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