El periodo de la Reconquista española comenzó con la llegada del general español Pablo Morillo al territorio de la Nueva Granada en 1815, enviado por Fernando VII tras la derrota de Napoleón, con el fin de restaurar el virreinato y la autoridad del rey.
En el imaginario colectivo y en lo que se ha enseñado sobre este periodo, básicamente, los españoles vinieron a matar criollos.
Pero, para el historiador Daniel Gutiérrez Ardila, curador de la reciente exposición del Museo Nacional, titulada ‘El Reino frente al rey. Reconquista, Pacificación, Restauración. Nueva Granada (1815-1819)’, la narración es más compleja.
“Esta idea la tiene la mayoría de gente por lo que le enseñaron en el colegio, pero nosotros tomamos esa idea, la ponemos en su lugar y la contextualizamos”, explica el curador.
Al entrar en la sala, los visitantes encontrarán, hasta el 29 de octubre, una división de tres capítulos que proponen una nueva interpretación histórica de esos cuatro años de transiciones sociales, políticas y económicas, con el fin de propiciar reflexiones sobre ese periodo.
En la sala del museo, el relato de la Reconquista se vuelve más sofisticado: habla de Restauración, a través de tres identidades cromáticas distintas: rojo; amarillo y rojo, colores de la bandera española, y, finalmente, los tres colores de la bandera de Colombia.
La exposición comienza con la aclaración de que hablar de la Reconquista es inadecuado, pues, en realidad, el ejército pacificador no fue conquistador, mientras que se les ha puesto en el mismo lugar que un conquistador del siglo XVI.
“Evidentemente, se trata de algo absurdo. Para los patriotas y revolucionarios era ventajosa esa comparación que sobrecargaba de escarnio y desprecio a aquellas personas, al decir que llegaron a matar criollos”, explica Gutiérrez, quien también es profesor de la Universidad Externado.
Si bien es cierto que en algunas provincias hubo muchos cadalsos (tablado construido para la pena de muerte), ejecuciones y desmanes, “tampoco podemos negar que en muchas otras no hubo nada de eso”.
“Había un interés político de presentar una historia esquemática y maniquea”, agrega el investigador.
En la exposición también se evidencia cómo al cabo de tres años, el proceso de pacificación fracasó. Gutiérrez dice que quieren cuestionar al espectador y ver “si somos capaces de mirar un conflicto de hace 200 años con otros ojos”.
Hasta el 29 de octubre. Museo Nacional, carrera 7.ª con calle 28, de Bogotá. Informes: teléfono 3816470 y museonacional.gov.co.
LAURA GUZMÁN DÍAZ
Cultura y Entretenimiento
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