A simple vista, la obra de Benjamín Aitala (1971) parece caótica, por la mezcla de colores vivos y la cantidad de elementos que la componen.
“Es un despelote, un lío de elementos pegados”, cuenta el artista, quien expone en la galería Jacob Karpio, en Bogotá su montaje ‘Mente tropical’.
En realidad, hay una estructura en la que Aitala toma fragmentos de obras de arte contemporáneo y renacentistas, los mezcla con elementos de la actualidad y que muchas veces no tienen que ver con el arte.
Estos elementos los encuentra en su taller o en internet. Incluso, usa las frases de sus amigos. Aunque es de la Patagonia (sur de Argentina), un lugar en el que predomina el frío, prefiere que sus obras combinen temas caribeños y de la selva, como flores, palmeras y el ‘Animal Print’.
Las 26 obras que componen su exposición, entre ellas pinturas que ha hecho entre 2009 y 2016, hacen referencia a ese deseo que tiene Aitala de alejarse del clima en el que vive y poder trasladarse a lugares más cálidos. Por eso, se entusiasmó cuando el galerista costarricense Jacobo Karpio lo llamó para exponer su obra en Colombia.
“Estaban haciendo unos días gélidos aquí en Argentina y empecé a hacer toda una serie que tenía que ver con la playa, los colores y la vegetación caribeña. Después se dio la magia de la vida y de la pintura y Jacobo me llamó para hacer su primera exposición individual en Bogotá”, cuenta vía telefónica.
La intención de este artista es también mostrar una obra feliz, poder causar esa sensación y levantarle el ánimo a quien la mire.
Además, le gusta trabajar con el concepto de felicidad y tomarse el tema en serio, aunque algunos podrían pensar que es ‘una tontería’, pues según él es una palabra que está mal vista en el arte, específicamente en el contemporáneo.
“¿Qué hay de malo en la obra liviana? Con todo lo profundo que puede tener la palabra felicidad”, comenta.
Su obra se puede leer de muchas maneras y no hay un título que le indique al espectador de qué trata. Aitala dice que esto se debe a que le da pereza y en ocasiones son reemplazados por los textos que plasma en las pinturas. Le encantan las tipografías y el modo de comunicar que tienen, pero prefiere que no sean mensajes específicos.
Por ejemplo, hay frases en inglés y portugués que traduce con Google, saben que son traducciones malas, pero le gusta decir las cosas a medias, solo insinuarlas, que el espectador tome el camino que desee.
Tal vez por esto es que su obra ha llamado la atención de aquellos coleccionistas que no suelen comprar pinturas.
“La gente casi no ve pinturas en las galerías de San Felipe, parece que están en extinción y le apuestan más a las instalaciones”, cuenta Jacobo Karpio.
¿Dónde y cuándo?Hasta el 20 de agosto. Galería Jacob Karpio. Calle 72A n.° 22-80. Bogotá. Martes a viernes de 1 a 6 p. m. Sábados, de 11 a. m. a 4 p. m.
LAURA GUZMÁN DÍAZ