Hace una década que la escultora vallecaucana Alicia Tafur no exponía de manera individual. La última vez fue en el Centro cultural y educativo Reyes Católicos, en la capital del país.
Por eso, cuando la Galería Alonso Garcés la invitó a exponer en su espacio, la artista se sintió gratamente sorprendida. Y más cuando vio suspendidas en el aire sus esculturas de aves, que con el movimiento producen distintos sonidos.
Estas aves, elaboradas en la técnica de alpaca y bronce y que realizó entre las décadas de los 80 y los 90, hacen parte de las decenas de esculturas que se exhiben en ‘Migratorias’, como se titula la muestra.
“Soy boba con las aves. Ellas le enseñan mucho a uno”, dice Tafur, mirando una pareja de ellas color amarillo y negro, detenidas en un árbol fuera de la Casa Tafur. En este espacio, al norte de la ciudad, la artista, junto con sus hijos, se han empeñado en resaltar el valor de la escultura.
En su caso particular, a partir del modelado con arcilla, que tras un proceso que cuenta tiene alrededor de 14 pasos, termina en piezas hechas en hierro, bronce, alpaca o fundición a la cera perdida. “Me parece importante entregar una obra original, nunca he hecho copias. Son piezas únicas que tienen un valor especial”, agrega la artista.
Sin ser una retrospectiva o una muestra antológica, ‘Migratorias’ permite ver más de 50 piezas que, en su conjunto, son una exteriorización del mundo interno de Tafur.
“Las aves que represento en la exposición son las migratorias, pero hay un doble sentido en eso. El hombre es migratorio, la mujer es migratoria”, comenta. De hecho, sus obras más recientes, hechas en bronce, se llaman ‘Dejando el nido’, una metáfora del crecimiento o de la condición nómada de muchos humanos.
Aunque la escultura es “su todo”, también se presentan algunas obras hechas en plumilla y en óleo, donde aparecen esos pájaros abstractos que se multiplican por la galería. “Muchos dejan a un lado la escultura porque es mucho más fácil la primera dimensión y la segunda, que es el relieve. La tercera dimensión es poder penetrar la figura por todos los lados”.
Por eso, sus esculturas tienen que ser observadas con recorridos circulares, pues, aunque se trate de aves, un pequeño cambio de perspectiva hace que aparezcan figuras femeninas, colibríes, aves que se funden en lo que podría llamarse un abrazo.
Eso sí, aclara el crítico y curador de arte Eduardo Serrano en el texto que le da la bienvenida al espectador a la muestra, “su trabajo se sitúa en un punto intermedio entre el realismo y la abstracción, creando una dimensión distinta en la que cuentan primeramente la visión, los propósitos y la sensibilidad de la artista”. Una de las obras, por ejemplo, además de ser una escultura, está pensada para que se cante junto a ella.
Específicamente, para su hermana, la ‘mezzosoprano’ Marina Tafur, pues a través de los vacíos que tiene la pieza, la voz humana se resalta y vibra. Esto sintetiza lo que es la escultura para la artista, “una vibración permanente entre mi espíritu y la forma”.
¿Dónde y cuándo?‘Migratorias’ se puede ver en la Galería Alonso Garcés. Cra. 5 n.° 26B-92. Bogotá. Teléfono 337-5832 y 337-5827.
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