En su medio siglo de vida, el Toronto Dance Theatre ha tenido que adaptarse no solo a los cambios permanentes que exige un lenguaje tan dinámico como la danza contemporánea, sino a la evolución social y cultural que ha vivido su ciudad.
“En este momento, más del 50 por ciento de los habitantes de la ciudad han nacido fuera de Canadá. El Toronto al que yo llegué, hace casi 40 años, era predominantemente anglosajón, muy conservador en muchas maneras, así que mucho ha cambiado”, cuenta Christopher House, director de la compañía.
Los bailarines vienen de países como Japón, Mozambique, Filipinas y Canadá, lo que, según House, aporta sensibilidades muy diversas, y eso es muy importante para la relación del grupo con la ciudad.
El Toronto Dance Theatre se presentará el viernes y el sábado por primera vez en Colombia, en el Teatro Mayor de Bogotá, con Canada House Mix, obra que recorre un lapso del trabajo de 27 años, partiendo de Fjeld, la pieza más antigua, estrenada en 1990 e inspirada en las películas del sueco Ingmar Bergman y en el concepto del pathos.
Según House, el diseño del programa buscaba que se mostrara un amplio rango del estilo de la compañía. “Hay trabajos que son muy intrincados coreográficamente; los protagonistas trabajan muy duro en hacer exactamente lo que se les pide que hagan. Y hay otras piezas en las que los bailarines están trabajando igual de duro o más, pero se enfocan en hacer coreografía en el instante, usando varias partituras para improvisación, así que son un poco más arriesgadas”, añade.
En esta última línea se mueven piezas como el trío Thirteen, la más nueva del programa, en la cual, según House, los bailarines se comportan como músicos en su manera de bailar, pero lo que hacen se genera espontáneamente en el escenario. “Así que el público es invitado a descubrir el movimiento al mismo tiempo que los bailarines”, añade.
House comenzó a dirigir la compañía en 1994 y asegura que mantenerse en una agrupación de este tipo es muy difícil si solo se busca sostener una idea de trabajo.
“El mundo del arte está cambiando todo el tiempo, y ciertamente la sociedad canadiense ha cambiado radicalmente, pero la razón por la que aún trabajo con la compañía, y que encuentro muy estimulante y emocionante, es que mi proceso creativo está motivado por el encuentro con nuevas ideas, aprender nuevas cosas y explorar formas de estar en el mundo con nuestros cuerpos”, asegura.
Es así como la compañía ha creado programas como Into The Works, compuesto por sesiones de ensayos de puertas abiertas a las que se invita al público. El director cuenta que el objetivo es generar un diálogo con los espectadores. “Incluso, hago coreografías al frente de esta audiencia, la cual, a veces, hace observaciones y comentarios que son muy útiles para nosotros. Al final, el trabajo va a ser visto por un público, y es muy interesante mirar cómo ellos responden y enriquecer su experiencia al ser muy claros en nuestro punto de vista”, concluye.
YHONATAN LOAIZA
EL TIEMPO
@YhoLoaiza