“Barranquillera, el único que puede estar de pie aquí, soy yo”. Gabo la tomó de los hombros y la sentó. Y fue una experiencia increíble; Jessica Mitrani fue una de las alumnas de García Márquez de su célebre taller “Cómo contar un cuento” en la Escuela de San Antonio de los Baños en Cuba. En ese momento todavía ejercía como abogada del ICBF y había terminado en el taller de la mano de Pacho Botía en la adaptación cinematográfica de 'Juana tenía el pelo de oro', de Álvaro Cepeda Samudio.
Ella era la “todera” de la película; participaba en el guion, en el vestuario, en la producción y en la dirección, pero su trabajo en la “vida real” era oír las diferentes versiones de las tragedias cotidianas de los barrios pobres de Barranquilla: golpes e historiales atroces de maltrato familiar que siempre tenían dos caras y ambas partes actuaban para ella con tal de culpar al otro. En medio del trabajo y el mundo cinematográfico un día tuvo una visión en un supermercado. Se imaginó una historia que podía convertirse en un cortometraje. Se lo contó a Botía y él la animó a participar por una Beca de Colcultura. Ganó y nació su primera película: 'Rita va al supermercado'. Y comenzó otra vida.
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Fue a Nueva York y realizó un Master en dirección de teatro en el Actors Studio; descubrió el video e inició una exitosa carrera en el campo de la moda y pronto su obra se convirtió en una mezcla de cine, teatro, video, vestuario, perfomance y fotografía. En 2014 ganó una beca de la Fundación Hermes y realizó una pieza que tiene como protagonista a Rossy de Palma y que se presenta como filme o como 'performance'. En su página web, www.jessicamitranistudi.com, pueden verse varias piezas con toda su fascinante exhuberancia visual. Uno de sus nuevos proyectos estaba en Brasil en un canal de arte. Tenía que viajar y decidió hacer una escala donde sus padres en Chía. Y estalló la pandemia. “Mis hijos, por suerte, son mayores. Y esta escala no me cayó mal”.
“Jessica Mitrani ha concebido un trabajo lisérgico, un boleto para estos tiempos inciertos, en el que se manifiestan todos los elementos que caracterizan su investigación artística: la ironía vehemente, las preocupaciones psicoanalíticas y la atención a los problemas de género. Diferentes elementos que Mitrani funde en un trabajo que logra ser evocador e hipnótico”, dice Eugenio Viola, curador jefe del Mambo.
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La pieza que hizo para EL TIEMPO y para el Mambo sobre la pandemia usa otro de sus medios de expresión favoritos: el 'collage'. “Estoy interesada en la función y la circulación de símbolos culturales de género; en cómo articulan y ocultan significados políticos. Así me refiero al principio femenino que está en todo, y a los adjetivos y cualidades que usualmente se le asignan: sensible, voluble, débil, dubitativo, etcétera, y a cómo estos atributos son utilizados muchas veces de forma peyorativa. Antes de la pandemia, no se me hubiera ocurrido nunca asociar uno de esos adjetivos, la fragilidad, al sistema de poderes. Sin embargo, ahora veo lo vulnerables que son esas instituciones que considerábamos sólidas e imposibles de cambiar. En este momento, hay algo que se hace evidente: hay vidas que, por sus circunstancias, son más vulnerables a la fragilidad. Frente a los entramados del poder racista, patriarcal y capitalista que nos controlan, nos subordinan y nos disminuyen, aumentan las voces de protesta y los actos de solidaridad en el mundo entero. La movilización de esxs cuerpos atentxs me orienta hacia la esperanza”.
El texto final –en la parte de abajo– alude a la violencia intrafamiliar y a la importancia de portarnos bien en el encierro. “Las normas para viajar por el mundo son las mismas normas para viajar alrededor de la casa”.

La artista plástica Jessica Mitrani.
Marcelo Krasilcic
FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI
Director de BOCAS
En Twitter: @LaFeriaDelArte
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