¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Arte y Teatro

El teatro colombiano para sanar el alma que triunfa en el mundo

Gracias a su trabajo con refugiados, el Teatro Cenit se presentó en escenarios tan importantes como el Teatro Argentina, de Roma, con la obra ‘Lampedusa Mon Amour’.

Gracias a su trabajo con refugiados, el Teatro Cenit se presentó en escenarios tan importantes como el Teatro Argentina, de Roma, con la obra ‘Lampedusa Mon Amour’.

Foto:Cortesía artista

El Teatro Cenit recibirá en Roma el premio de la crítica por su metodología ‘Teatro como puente’.

Diana Rincón
Afuera del taller quedan las historias de tortura, de vejámenes. Por la puerta pasan el bagaje vital, los cantos de alegría, los bailes de emoción, todos esos detalles con los que se celebra la vida. Adentro, está un teatro que busca recomponer el alma de esas personas que afuera han soportado todo tipo de dramas.
Nube Sandoval y Bernardo Rey empezaron con esa forma de trabajo hace más de 20 años en zonas de Ciudad Bolívar y Bosa, en algunas cárceles de Bogotá y también con habitantes de calle y poblaciones en condición de desplazamiento en otras regiones del país. “A mediados de los años 90 nosotros empezamos a entender que teníamos entre las manos un instrumento, un material, que aplicado en ámbitos sociales vulnerables surtía un efecto realmente inmediato, eficaz, directo”, cuenta Sandoval.
Así nació el ‘Teatro como puente’, una metodología que después de probarse en Colombia viajó a Europa para trabajar con miles de refugiados y rompió la barrera del idioma con la partícula más pequeña del teatro, su átomo fundamental, como lo define Sandoval: el trabajo físico.
Los dos artistas, que fundaron el Teatro Cenit en 1992, ahora viven una racha de reconocimientos, como el Premio Catarsi-Teatri delle Diversitá 2017, que la Associazione Nazionale di Critici Teatrali de Italia (Anct) y la Revista Europea Teatri delle Diversitá les entregarán este martes en Roma.
Los dos decidieron radicarse en Italia influenciados por un deseo teatral, trabajar con el fallecido Donato Sartori, creador del Centro Maschere e Strutture Gestuali y uno de los maestros más importantes del manejo de las máscaras. Pero una vez allí, Sandoval y Rey se enfrentaron a la pregunta de ¿para quién querían hacer teatro?
Fue así como empezaron a formar lazos con el Consejo Italiano para los Refugiados, que se encarga de hacer procesos de reintegración psicosocial en ese país. “Es una organización que ha entendido, y esto es muy importante porque realmente es un clic, que el arte es realmente un instrumento indispensable para procesos de resiliencia, de integración y de inclusión”, dice Sandoval.

Siempre fue importante el trabajo con eso que crea un nexo fuerte entre la persona y la memoria de su cuerpo y su experiencia

El punto del que partieron los dos creadores colombianos fue cómo una persona en condición de desplazamiento tiene que reinventarse en un contexto completamente diferente del suyo. “Nos dimos cuenta de que las raíces culturales son fundamentales y por eso siempre fue importante el trabajo con eso que crea un nexo fuerte entre la persona y la memoria de su cuerpo y su experiencia, de su tradición, del contexto del cual proviene que no ha sido tocado por el evento traumático”, cuenta Sandoval.
A los participantes se les pedía, por ejemplo, que recordaran las canciones de la
infancia. Sandoval y Rey conformaron así una conmovedora colección de cantos de Congo, Afganistán, Burundi, Costa de Marfil, entre otros países, que hablan sobre acciones tan cotidianas como cosechar o pescar, sobre escenarios tan trágicos como la guerra u otros que se dedicaban a la acción vital de parir.
“Era ver la luz en los ojos, que estaban completamente opacos; verlos empezar a iluminarse, florecer y encontrar que son alguien, que no son solo números de la cantidad de personas que llegaron en el barquito a Sicilia, sino que son una persona con nombre y apellido que tuvieron una abuela que le cantó una canción”, enfatiza Sandoval.
Desde el principio, la elección ética y estética de este teatro fue no tocar la tortura como tema. Hubo algunas excepciones, pero por pedido expreso de los refugiados, como el caso de un kurdo que vivió un Turquía y estuvo preso durante siete años. Todos los días fue torturado, sin parar. “¿Te puedes imaginar cómo estaba de devastado este hombre a nivel físico y psicológico? Era un nudo de cicatrices y de rabia, de resentimiento y de dolor. Con el taller empieza este cuerpo a aflojarse, esa mirada a suavizarse”, recuerda Sandoval.
En ese momento, el grupo estaba montando 'El lenguaje de la montaña', una obra de Harold Pinter que justamente se desarrolla en una cárcel turca llena de kurdos. La pieza se centra en una jornada de visitas, ese día en el que los presos se reencuentran con sus madres, esposas, hermanas, novias y abuelas, pero los guardias deciden prohibirles hablar en kurdo, les impidieron comunicarse en su idioma natal.
“Él nos dijo en ese momento: ‘Yo necesito que nos traigan un intérprete, necesito contar mi historia pero la quiero contar en kurdo’. Entonces buscamos a alguien que hablara kurdo y nos tradujera en italiano y nos contó todo lo que le pasó en esas cárceles”, añade Sandoval.
Además del impacto académico, social y político que tuvieron estos once años de trabajo, Sandoval también destaca que nacieron piezas muy válidas a nivel artístico, que se pasearon por representativos escenarios de Roma, como los teatros Palladium, Argentina, Quirino e India. “Fue muy importante porque era presentarse en unos escenarios prestigiosísimos con personas que cinco meses atrás habían llegado vueltos nada a las costas italianas”.

De vuelta a su tierra

Luego de su periplo italiano, Sandoval y Rey decidieron poner en práctica su metodología en Colombia, impulsados por el proceso de reconciliación que está viviendo el país, que, según ellos, tiene que pasar a través del arte.
El 'Teatro como puente' llegó a Colombia gracias a un trabajo con el Ministerio de Cultura, en el que los dos creadores estuvieron en varias poblaciones vulnerables del Chocó, como Acandí, Unguía y Condoto. Así nació la obra Antígona, genealogía de un sacrificio, que buscaba los ecos de este personaje mítico en el Chocó, acompañados de un coro de alabaos.
Sandoval cuenta que el montaje era una especie de rompecabezas que buscaba que se acoplaran armónicamente el mito, la figura del coro griego dentro de la estructura de la tragedia y los cantos de alabaos. “Cuando uno les preguntaba para qué sirve el alabao, la respuesta siempre fue: ‘Sirve para acompañar a que el alma del difunto trascienda, es un acto de solidaridad que va más allá de la vida, que va más allá de todo’ ”, dice la artista.
Era conmovedor ver en el escenario esa transición tan orgánica del mito griego al Chocó, ver a esas Antígonas colombianas luchando por recuperar a sus desaparecidos, una búsqueda engrandecida con la conmovedora banda sonora de los alabaos.
Justo cuando estaban por estrenar su versión de Antígona en el Festival Iberoamericano del 2016, Sandoval y Rey recibieron el premio Ellen Stewart del Teatro La Mama de Nueva York, uno de los motores más importantes de la vanguardia teatral desde la década de los 60. Ese reconocimiento le permitió al grupo estrenar una obra en el Festival dei Due Mondi, de Spoleto (Italia), en la que decidieron reencontrarse con esos talentos que estaban escondidos en aquellos que habían superado la tortura.
“Descubrimos que había gente con unos talentos realmente impresionantes, eran diamantes en estado bruto. Nuestro sueño era realizar una obra a nivel profesional llamando a estas personas que habíamos identificado y el premio nos dio esa posibilidad”, cuenta Sandoval sobre ese proceso, del que nació la obra Antígona in Exilium.
Teatro Cenit ahora está trabajando en el pueblo de Minca, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Este era un lugar que siempre había estado llamando a Sandoval y a Rey (su hija nació allí).
“Cuando decidimos regresar a Colombia entendimos también cómo esta zona Caribe fue terriblemente golpeada, sufrió en carne propia todo lo que la guerra ha significado para este país y decidimos que era aquí donde queríamos empezar a trabajar”, cuenta la actriz.
La idea es construir allí la sede del Teatro como Puente y extender conexiones con La Guajira, Bolívar, Magdalena y el Atlántico.
YHONATAN LOAIZA GRISALES
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
Twitter: @YhoLoaiza
Diana Rincón
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO