A diferencia de sus ediciones anteriores, este año el Festival de la Imagen de Manizales logró convocar una comunidad mucho más grande, entre científicos, artistas, profesores, investigadores y diseñadores, que llegaron desde diferentes lugares del mundo para presentar y conocer proyectos artísticos que trabajan de la mano de la creación digital y las nuevas tecnologías.
Según Felipe César Londoño, rector de la Universidad de Caldas, “este año se batió un récord, desde hace 20 años no habíamos tenido tanta asistencia de público. Al momento del inicio ya teníamos 1300 inscritos”.
Para lograr esto, fueron claves las redes y alianzas que se formaron con otras universidades, instituciones y fundaciones de 22 países, como Nueva Zelanda, Argentina y Brasil; así como la presencia de las embajadas de Alemania, Países Bajos, Francia y el British Council.
Además, uno de los grandes logros del Festival de la Imagen fue hacer un convenio con el Isea, International Symposium on Electronic Arts (Simposio Internacional de Arte Electrónico), que se realizó por primera vez en Latinoamérica, con sede en la ciudad de las Puertas Abiertas.
“Cuando nos hicieron la invitación para realizar el que se considera el festival más importante del mundo en temas de arte electrónico, nos dio temor y nos preguntamos si la gente iría, después de haberse realizado en Dubai, Hong Kong y Vancouver”, reconoce Londoño.
Aunque la exploración de los artistas con la electrónica no es nueva, pues podría decirse que se hace desde la segunda mitad del siglo XX, mediante grabaciones sonoras, televisión y radio, es ahora que vuelve a retomarse, como una forma de entablar diálogos con problemáticas (como el cambio climático y los conflictos) y una manera más directa de acercar el público a la obra.
En cuanto al Isea, se escogieron 70 de 350 propuestas que se presentaron, en su mayoría, en el nuevo Centro Cultural Rogelio Salmona, realizadas por artistas, diseñadores, ingenieros y arquitectos, como resultado de proyectos colaborativos nacidos en universidades y apoyados por fundaciones.
La selección fue hecha por un equipo de curadores internos, entre ellos el profesor Walter Castañeda (Universidad de Caldas) y por un grupo de jurados internacionales.
“Se tuvo en cuenta qué avance representaba cada proyecto para el arte a nivel electrónico y cómo se veía la conexión con lo digital y lo artístico”, dice Margarita Villegas, docente de Diseño visual de la Universidad de Caldas e integrante del equipo de producción del Festival.
Entre las obras, que se albergaron en el primer y segundo piso del centro cultural, se presentó ‘List of Insults’, del estoniano Raivo Kelomees, a la que la gente se acercaba con timidez, pues en una esquina había dos televisores (en las pantallas una imagen borrosa) y al lado de cada uno un metal; no era obvio lo que debía hacerse.
A través del ensayo y el error se entendía que para reproducir esa imagen era necesario tomar ambos metales al mismo tiempo, pero por la distancia entre ellos, no era una tarea para una sola persona y aparecía la interacción con otros, que podían ser desconocidos.
Al lograrlo, en los televisores se reproducían diálogos entre personas que discutían temas de arte, política y poesía.
Muy cerca de este proyecto, se encontraba ‘Pillflower App’, de la artista canadiense Lynee Heller, que consistió en la creación digital de mandalas (con forma de flores) a partir de pastillas. Con esa idea en mente, Heller creó una aplicación para tabletas en la que se puede jugar e interactuar con las flores.
“En Norteamérica las personas van al médico y saben cuáles síntomas decir para obtener las pastillas (…) Quise poner en contraste las flores con algo tan dañino, pero que al mismo es bello” comenta.
Entre otros proyectos, el público pudo interactuar con una silla que se movía sola, cada que alguien se le acercaba para sentarse; o por ejemplo, ver un avión de papel en movimiento, cuya velocidad dependía de la música que sonara en el momento.

Una de las obras que se pudieron apreciar en el Festival Internacional de la Imagen de Manizales.
Jonh Jairo Bonilla / EL TIEMPO
Como parte de las actividades del año Colombia-Francia, que tendrá fin en Colombia el próximo 14 de julio, en el sótano del centro cultural Rogelio Salmona se ubicó el pabellón de Francia, que reunió cuatro instalaciones: tres de ellas estaban dentro de un cubo diferente, cada uno pintado con un color de la bandera de ese país.
‘Hassard Pendulaire’ –de Mathias Isouard-, que se encontraba afuera de los cubos, les permitió a los asistentes poder crear música al mover un péndulo, en donde cada movimiento generaba un sonido diferente.
La obra de Nonotak (cubo azul), dúo compuesto por la ilustradora francesa Noemi Schipfer y el músico y arquitecto japonés Takami Nakamoto, consistió en unos cables que se encendían, de acuerdo a la música electrónica que sonara. Esto permitió generar diferentes percepciones del espacio que estaba a oscuras.
En el caso de ‘Organs’, de Pascal Haudressy, se exploró la recreación digital de órganos vitales, como lo son los pulmones, el corazón y el cerebro, a partir del manejo de nodos.
En el cubo rojo, se pudo ver ‘Timée’, una de las instalaciones que más llamaron la atención, pues al entrar, los visitantes se encontraron con un espacio oscuro, que en el fondo tenía una pared perforada con un patrón de 300 agujeros por los que salían rayos de luz, que se veían gracias a humo producido por hielo seco.
“Se interactuó de una manera más directa. Uno se podía sentir atacado por la luz y preguntarse si era mejor quedarse ahí o moverse”, cuenta Villegas.
Alex Augier es uno de los artistas que se presentó en el Teatro Los Fundadores. A manera de concierto, con su performance ‘_nybble_’, una mezcla de música y creación digital con un toque minimalista y orgánico.
“Juego con el sonido y lo visual. Es una presentación teatral que está pasando en el espacio y cuando toco no hay parámetros. Tengo un sintetizador modular, no es demasiado estricto, es orgánico y eso me gusta”, afirma el músico francés.
Para dar cierre al festival, la noche del sábado se llevó a cabo ‘Nuits Sonores’, festival francés de música electrónica, en el que se presentaron Polar Inertia y Arnaud Rebotini.

La presentación del artista francés Alex Augier.
Cortesía Festival de la Imagen
En el Festival de la Imagen, el objetivo no fue solo que los asistentes pudieran profundizar en temas relacionados con los campos de la tecnología, de la realidad virtual y de la ciencia, sino que se pudiera impulsar la ciudad y su cultura.
Por eso, 450 participantes pudieron recorrer la ciudad mediante ocho chivas, que les permitió conocer la gastronomía de la región y la música tradicional.
“Es una cultura desconocida y el festival posibilita mayor actividad económica alrededor del tema de un turismo especializado”, dice Londoño.
LAURA GUZMÁN DÍAZ
Cultura y Entretenimiento