Siempre, a su manera, el artista estadounidense Gordon Matta-Clark, de origen chileno, encontraba vida en la forma peculiar como destruía los edificios: cortaba y extraía pedazos de ellos, los perforaba y jugaba con sus formas, creando así intervenciones escultóricas.
En los años 70, obras como ‘Splitting’ causaban impacto, pues no era usual ver, literalmente, una casa cortada por la mitad e inclinada hacia un lado.
En esa época se empezó a ver la relación fuerte entre arte y arquitectura. Las esculturas dejaron de tener pedestales y comenzaron a explorar el piso y las paredes del espacio.
Así como Matta-Clark, otros se dieron a la tarea de tratar de generar una transformación del espacio mismo y una experiencia diferente del cuerpo en este.
Para el artista colombiano Pablo Gómez Uribe, tanto el arte como la arquitectura han tenido formas distintas de operar, con varias similitudes. “Desde el arte y, específicamente, en el conceptualismo, hay unas reflexiones del espacio muy importantes. Artistas como Matta-Clark han sido relevantes en el urbanismo”, dice, y pone otro ejemplo: el grupo italiano Superstudio, que en la misma época usaba la arquitectura como manifiesto social y político.
Jaime Cerón, curador y crítico de arte, cuenta que ese cruce arte-arquitectura determinó en gran medida la plática de la instalación como medio artístico.
“Los primeros artistas son de, más o menos, 1913 y 1920. En Rusia, Vladimir Tatlin hacía piezas que eran ensamblajes que armaba sobre esquinas de edificios reales: ponía un cable, una puntilla, piezas de madera y latas. Hacía una composición que se anclaba a esa esquina, como si fuera un complemento de la pared”, explica Cerón.
En Colombia, las primeras piezas radicales se vieron desde los años 80. “Cuando uno veía la obra, no se sabía cuál era el espacio y cuál era la obra. Un ejemplo es la instalación ‘Subjetivo’, de Miguel Ángel Rojas”, recuerda Cerón.
Así como el arte se veía dentro de los edificios, desde finales del siglo XX y comienzos del XXI, los artistas han trabajado con más frecuencia en relación con el espacio en sí mismo, con el fin de alterarlo y redefinirlo.
El Premio Luis Caballero (creado hace 20 años) es una prueba: se trata de un proyecto de intervención de sitio específico pensado para motivar el proceso creativo en el que la obra entra en diálogo con la historia del lugar.
Ahora se pueden ver varios casos, como el del artista Nicolás Consuegra, que este año llevó el Museo de Arte de la Universidad Nacional al interior de NC-arte, con la muestra ‘El espacio del lugar. El lugar del espacio’.
El arquitecto Camilo Restrepo, quien lideró ArqBo, eje temático de la sección Foro de la Feria Internacional de Arte de Bogotá, manifiesta que se debe resaltar esa relación entre ambas disciplinas, que el país no conoce: “Desde ese interés borroso entre cultura y arquitectura se termina construyendo un bienestar público que se verá revertido en calidad de vida de las ciudades y de la ruralidad”, explica Restrepo.
Desde ese interés borroso entre cultura y arquitectura se termina construyendo un bienestar público que se verá revertido en calidad de vida de las ciudades y de la ruralidad
Esa relación entre arte y arquitectura en la ciudad no solo se puede ver desde la materialización: la fotografía también ha sido clave.
En el 2000, el trabajo ‘Esquinas gordas’ ganó la Bienal de Arte de Bogotá, en el Museo de Arte Moderno. Mostraba cómo los habitantes de La Candelaria intervenían con cemento las esquinas de las casas, que daban hacía el exterior, para evitar que allí durmieran indigentes.
La fotografía construye un puente entre lo que ocurre en la arquitectura y en la propuesta escultórica
“La fotografía construye un puente entre lo que ocurre en la arquitectura y en la propuesta escultórica. Por ejemplo, el arquitecto Germán Samper también era fotógrafo e involucraba su ojo y esa sensibilidad para entender las formas”, manifiesta Rosario López. Para la artista, no se puede negar que también es un recurso universal y democrático que permite que la gente tenga más acceso a la arquitectura.
Por eso, no resulta raro que en redes sociales existan grupos para compartir, específicamente, fotografías de fachadas. En Instagram es tendencia que los usuarios compartan sus mejores instantáneas sobre el encanto de las edificaciones y de los detalles que observan. Y sin ir más lejos, la campaña de promoción de ArtBo de este año.
LAURA GUZMÁN DÍAZ
EL TIEMPO@The_uptowngirl
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