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Arte y Teatro

Las otras formas de pensamiento del arte de Chiribiquete

En Chiribiquete hay alrededor de 70.000 pinturas en más de 50 paneles.

En Chiribiquete hay alrededor de 70.000 pinturas en más de 50 paneles.

Foto:Instituto Colombiano de Antropología e Historia y Parques Nacionales.

Ernesto Montenegro, director del Icanh, habla del invaluable arte rupestre de este patrimonio.

Racional a morir, por su formación de antropólogo, y así lo manifiesta, pero, al mismo tiempo, no deja dudas de su lado humano: “Hay que conservar el maravillamiento por lo que hay en Chiribiquete, por el arte que está ahí”, dice Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh).
Se trata de un lugar que, además de fauna y flora, guarda cerca de 70.000 pinturas rupestres en unos 50 paneles que están en los tepuyes (formaciones de paredes verticales con cimas planas, en su mayoría).
Puede haber muchas más, como dice Montenegro, quien ha hecho parte de los equipos que han trabajado en la serranía de Chiribiquete, que acaba de ser designada patrimonio natural y cultural de la humanidad por la Unesco.
Chiribiquete está en el suroriente del país, en los departamentos de Guaviare y Caquetá. Son 4’268.095 hectáreas protegidas.
Pero, por disposición del Estado colombiano, solo tiene un pequeño espacio para visitas turísticas: el sector de La Lindosa. El resto no está abierto al público porque es imprescindible su conservación.
La Lindosa regala arte rupestre que permite ver una nueva descripción del mundo, según Montenegro.
Agrega que los primeros estudios han mostrado que “la presencia humana en el norte de la Amazonia data de hace miles de años” y que fueron estas personas las que presumiblemente hicieron las pinturas.
“Entonces –sigue–, aquí hay que resaltar la conservación con factores del lugar que son adversos: luz, humedad, temperatura”.
Uno de estos paneles, de unos siete metros de alto por unos diez de ancho, al que se llega luego de un ascenso de unos 20 minutos caminando, es imponente.
“Pero antes del significado de las pinturas hay que analizar la pared de piedra sobre la que se pintó. Quienes hicieron los dibujos prepararon ese panel, prepararon la piedra, no solo le quitaron el musgo, sino que la tallaron; la roca fue cortada, y eso genera una transformación sobre el soporte geológico”, dice Montenegro.
Los estudios también han analizado los pigmentos. “Como hirieron la roca, ese mismo material lo utilizaron, lo volvieron polvo, lo revolvieron con agua para oxidación y seguramente otros elementos, lo mezclaron, generaron la pintura que pusieron sobre el panel, y la piedra la absorbió”, sigue.
Para el arqueólogo, se percibe “no solo un conocimiento técnico muy importante, sino sobre la comprensión del mundo, que les permitió avanzar más”.
También, contar que aunque hay paneles que son de relativo fácil acceso, “existen otros a los que es prácticamente imposible llegar para alguien distinto a su autor”, dice Montenegro.
Y entre lo que más sorprende está la pintura en espacios muy altos, lo cual, para otro arqueólogo que ha participado en este trabajo, Fernando Montejo, coordinador del Grupo de Patrimonio del Icanh, muestra el valor de estas obras.
“Estuvimos con la gente del grupo Arriera de Medellín, que saben de rapel y cuerdas de seguridad, unos expedicionarios a quienes hay que reconocerles que sin ellos hubiera sido muy difícil llegar”, dice Montejo.
Porque esta era una de las más grandes dificultades del grupo: llegar a los espacios medios de paneles donde están las obras rupestres para analizar su antigüedad, el tipo de pintura, los dibujos y cómo habían sido hechos sobre la roca.
“Son zonas de muy difícil acceso. Primero, desde las cimas donde acampamos bajaban ellos para encontrar el camino y luego iban con nosotros. Son paredes de hasta 200 metros de altura”, dice Montejo.
Y aparece otro factor para analizar: “Mientras nosotros llegábamos a las pinturas desde arriba, se ha descubierto que ellos ascendían, pues los vestigios así lo sugieren”, según Montejo.
Por su parte, Montenegro dice sobre las representaciones que hay “personas, animales, plantas y contextos físicos como ríos y piedras, y todos se pueden ver”. La parte de la fauna incluye jaguares (el gran animal de la selva), varios tipos de aves y tortugas, entre otros.
En el informe del Ministerio de Cultura se lee que “las representaciones son únicas en su simbología por contar con figuras humanas normalmente en movimiento, con armas para defenderse y siempre en relación con una fauna a la que no se caza. Muestran un contexto único de entendimiento de formas ancestrales de vida, de bandas de cazadores recolectores paleoindios”. Los accidentes geográficos cercanos que veían también fueron dibujados.
“Pero otros corresponderían a seres que dependen de un pensamiento específico. Ahí se entra en el mundo de la interpretación de figuras zoomorfas que no son claramente identificables”, afirma Montenegro.
Y aunque se han encontrado pinturas de hasta 20.000 años de antigüedad, hay otras mucho más recientes. “Algunas fueron reinscritas, y debemos avanzar para saber cuántas veces han sido repintadas. Y hay paneles pintados en momentos distintos de la historia”, dice.

Riqueza para ser protegida

Jaguares, caimanes, delfines de río, nutrias, dantas y anacondas son algunas de las especies que hay en Chiribiquete.
La caracterización de la flora y la fauna ha sido realizada por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible y la Universidad Javeriana, que obtuvieron datos de 1.676 especies, entre las que hay 5 endémicas (tres de flora, una de reptiles y una de peces), y el 10 por ciento de la diversidad de mariposas conocidas en el país (209).
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
Twitter: @CulturaET
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