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Medio siglo para dar voz oficial a los empresarios

La historia de las Cámaras de Comercio se remonta a asociaciones de comerciantes del Ciejo Continente, en la Edad Media.

La historia de las Cámaras de Comercio se remonta a asociaciones de comerciantes del Ciejo Continente, en la Edad Media.

Foto:Archivo El Tiempo

En 1857, la municipalidad creó la Cámara de Comercio, pero no comenzó a operar.

Tatiana Pikieris
Octubre 1878 - septiembre 1888.
El 6 de octubre de 1878, cuando la Cámara de Comercio de Bogotá nació a la vida jurídica, los comerciantes llevaban casi cuatro décadas realizando intentos para actuar como grupo en defensa de sus derechos, que para la época coincidían con los de los ciudadanos. Tanta ha sido la simbiosis que los intentos de regulación y organización de los comerciantes siempre han estado atados a las necesidades
de la ciudad.
El antecedente más remoto de organización data del 10 de julio de 1824, cuando se establecieron los tribunales especiales de comercio para dirimir problemas y permitir la conciliación. Cuenta la historia documentada por la Cámara de Comercio que su labor fue intrascendente, y vinieron a ser reemplazados, en 1833, por las
cámaras provinciales.
En 1855, el cabildo parroquial creó la Primera Junta de Comercio, integrada por cinco miembros, con un presidente, un vicepresidente y un secretario, y cumplían la labor de recaudar los datos de los contribuyentes. Su misión era organizar la vigilancia y alumbrado de las calles en los sectores comerciales. Este organismo trabajó de la mano del Cuerpo de Serenos, creado el mismo año y que para entonces se
encargaba de lo que era crucial para los ciudadanos: anunciar la hora y el
pronóstico del clima, vigilar las calles solitarias en las noches y apagar los faroles.
Esos fueron los cimientos del espíritu gremial de los comerciantes bogotanos.
Y también los principios de obtener ingresos por ese trabajo. En 1856 los dueños de las casas tenían que pagar ocho céntimos y los propietarios de los negocios, 16 para que la labor de los serenos de vigilar la noche y encender su alumbrado se pudiera cumplir.
En 1857, la municipalidad creó la Cámara de Comercio, pero no comenzó a operar.
Fue a finales de siglo, en 1877, cuando se definieron los lineamientos de la futura
entidad. Regular y proteger fueron los dos primeros mandamientos. Desde esa
fecha, con largos periodos de receso por la guerra o por fallos judiciales, la Cámara
cumple 140 años consolidada como no alcanzaron a soñar sus fundadores.

En un lugar emblemático de Bogotá del siglo XIX fue la ceremonia de instalación

1878. Primera sesión.
La ceremonia de instalación de la Cámara se llevó a cabo el domingo 6 de octubre de 1878, en el Salón de Grados de Bogotá, hoy salón principal del Museo de Arte
Colonial, ubicado en la carrera 6.ª con calle 10.ª, que entonces se llamaba Casa de las Aulas.
El sitio era uno de los lugares más emblemáticos y antiguos de la ciudad. Fue construido a principios del siglo XVII para albergar el Colegio de la Compañía de Jesús, donde se exhibían los lienzos de la Escuela Quiteña y los óleos del reputado
artista Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. El espacio, que por un lapso fue
sede de la Academia Javeriana -allí mismo, esta pasaría a ser universidad-, había albergado, antes la confirmación de Antonio Nariño como presidente del Estado de Cundinamarca, el paso de Francisco de Paula Santander como catalogador de libros de una sede de la Biblioteca Nacional, el momento en que Bolívar inauguró en su espacio el Congreso Admirable y la proclamación de la Constitución colombiana de 1886.
Siguiendo esa tradición de hechos notables, los dignatarios originales de la CCB eligieron el lugar como punto de instalación.

Los pasos claves en la fundación de la Cámara

Empresarios buscaban el progreso colectivo
1857.La municipalidad decide crear la Cámara de Comercio de Bogotá, pero no
comienza a operar.
1877. Primer Consejo Provisional de Comercio: José Manuel Restrepo, Ramón del
Corral, José Camacho Roldán y Jorge Holguín, futuros originadores de la Cámara.
1878. En casonas de lo que hoy es Chapinero y oficinas del centro (hoy barrio La Candelaria) se reúnen futuros creadores de la Cámara.
1878. Miembros de la futura entidad, directivos de las empresas de la época definen el
enfoque y fundamentos para seguir en el futuro.
1878. Directivos de algunas de las empresas que existían en la época se reunieron
para crear la entidad.
1878. En ese momento, en la ciudad solo había 121 empresas registradas, entre estas
dos fábricas de calzado, un taller de alfarería, una sastrería, una carpintería, una fábrica de carruajes, un molino para trigo, dos fábricas de jabones, una de tejidos de
lana y algodón, una herrería, una vidriera y una productora de ácido sulfúrico.
Los fundamentos y estatutos de la entidad
1878. Fueron 30 los artículos de los estatutos. El documento constitutivo lo firmaron
130 comerciantes y empresas, como la Compañía Fabricante de Cundinamarca,
Samper y Compañía y la Compañía Nacional Vidriera. De esta forma se definió que la nueva entidad sería un organismo consultor y asesor del gobierno. Se crearon trece comisiones de trabajo para temas prioritarios: créditos públicos, bancos, correos,
regulaciones y tarifas. Bajo esos parámetros, su primer estudio sería para reformar
las tarifas de las aduanas nacionales.
Primer órgano de divulgación de la Cámara
1879. Fue El Economista, de cuatro páginas, de 50 x 30 centímetros y editado en la
imprenta de Gerardo A. Núñez. Costaba 10 centavos y salió a la calle el 11 de enero
de 1879. Su contenido era mercantil, y se alcanzaron a editar seis números.
La razón de ser, según su presidente inicial
1880. “Defensora de los intereses de la ciudadanía, que son los mismos nuestros,
ante los poderes estatales y el poder central”. Ese fue el mensaje del primer presidente de la Cámara, Jorge Holguín, un comerciante nato que, años más tarde, se convertiría en Presidente de la República.
Los primeros asuntos
1881. La Cámara decidía asuntos como si una muestra de papel era de oficio o
de florete (más blanco y brillante) o si una loza era de pedernal o no. Además de
especificaciones de los cuadros místicos de tela, aprobó el comercio de un aparato
de cobre niquelado para asentar cuchillas de navajas de afeitar y decidió qué tarifa debía gravarse para una afeitada para hombre.

Postulados que vienen de 1878

Desde su origen, la Cámara de Comercio de Bogotá trazó una serie de ideas y
compromisos innegociables que han perdurado hasta la fecha. En 1878, cuando se creó la entidad, estos fueron los siete propósitos establecidos:
1. Fomentar y proteger el comercio interior y exterior.
2. Tomar en consideración todas las cuestiones relacionadas con dicho comercio.
3. Fomentar las medidas legales o de otra clase que afecten el comercio y oponerse a ellas.
4. Coleccionar y difundir estadísticas y otros datos referentes a dicho comercio.
5. Resolver por arbitramento las cuestiones que surjan entre los comerciantes,
siempre que ellos lo soliciten.
6. Establecer una lonja en esta ciudad, adaptando sus estatutos y reglamentos a los usos y costumbres del país.
7. Expresar, en cuestiones comerciales, las opiniones de la comunidad mercantil, representarla y propender a formar unidad, para hacer de los distintos ramos del comercio una asociación fuerte y celosa de sus derechos y obligaciones.

Las razones de la creación de la Cámara

La Guerra Civil (1876-1877) había azotado al país. Entonces, un grupo de comerciantes tomó la decisión de agremiarse, pues el caos económico se había apoderado del país debido al exceso de impuestos que los mercaderes comparaban con las alcabalas
realistas anteriores a la Independencia.
Los empresarios se sentían agobiados por los costos de las mercancías, distintos en las diversas ciudades del país debido a las dificultades del transporte y la falta de control. Había peajes, aduanas y aduanillas que incrementaban los valores de los productos y no tenían regulación. La aduana nacional y sus gravámenes excesivos
hacían aún más difícil la idea de la circulación libre de bienes. Y sobre todo entendieron que el comercio no podía depender de las rencillas políticas y debía moverse fuera de las esferas del poder, según afirmaron entonces los pioneros
de la idea gremial.
Un grupo de comerciantes decidió alzar su voz para hacer una
petición que los ayudara a conjurar la crisis: reducir los impuestos de importación, bajar los gravámenes que los asfixiaban y eliminar la responsabilidad de financiar
los ejércitos, como era la obligación impositiva de entonces.
Apostaban por otros mecanismos de participación, pues se sentían desprotegidos. Regular y proteger: esos fueron los dos primeros mandamientos que acogió
Jorge Holguín, mientras redactaba los estatutos.
Tatiana Pikieris
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