Los patrulleros Silvia Fernanda Ortiz Matallana y Jossimar Correa se encontraban en la madrugaba de este martes en un turno más de labores frente al cuadrante del barrio Comuneros, de la Policía Metropolitana de Bucaramanga (Mebuc), pero la oscura y fría noche traería para ellos una experiencia que nunca olvidarán.
Sobre las 4 a. m., en una ronda más de patrullaje en la moto que tienen asignada, una joven de 20 años, de nacionalidad venezolana, llamó la atención de los policías, que procedieron a preguntarle sobre su presencia a primeras horas del día y en estado de embarazo. La respuesta fue que ya había ido al médico, pero la habían mandado a caminar, para así poder alcanzar la última fase de dilatación y así dar a luz.
Siendo las 6 a. m., cuando se veían los primeros rayos del sol sobre la montaña que cubre el oriente de la Ciudad Bonita, se recibió una llamada a la línea de emergencia de personas cercanas a la mujer, que, aseguraban, estaba en proceso de parto.
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Dos patrulleros de la @PoliciaBmanga debieron atender el parto de una migrante venezolana en una vivienda del norte de Bucaramanga. Gracias al apoyo de los uniformados la extranjera, de 20 años de edad, no tuvo complicaciones en el parto. La mujer fue trasladada a un hospital. pic.twitter.com/5nQFQ2322b
— ADN Bucaramanga (@ADN_Bucaramanga) June 30, 2020
“Estaba en un estado de salud muy lamentable, había sangre en el piso, era obvio, había amigas ayudando pero ninguna profesional de la salud, mi compañero (Jossimar) me pasa unos guantes, ingresamos a la vivienda, hicimos una cama improvisada con una colchoneta y cobijas, ella se acostó y entramos en labores de parto”, contó, sorprendida la patrullera Ortiz.
Mientras la entraron a la casa, el patrullero Correa daba algunas indicaciones a su compañera, un momento que para ellos pasó lento, pero fue labor de unos pocos minutos de algo que para ellos era desconocido.
“Es algo indescriptible, es el primer caso que tengo de parto en la Policía Metropolitana, es algo que no se puede definir con palabras, es una sensación algo inexplicable, la muchacha estaba muy agradecida”, dijo Correa.
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La uniformada afirma que no tenía conocimientos de cómo atender un parto, pero la emergencia y el deseo de ayuda a la comunidad le sirvió de 'combustible' para impulsar una madre a dar el último empujón y así traer vida al mundo.
“Hicimos lo que pudimos, fue una sensación impresionante, yo nunca esperé recibir en mis brazos a una niña, la mamá está tranquila, me apersoné del caso, mi compañero me ayudó en todo momento, sentí muchos nervios, no sabía qué hacer, la verdad nunca me esperé eso, menos de imprevisto, no tengo un curso de enfermería, solo quería que estuviera bien, le di una palmadita a la bebé para saber que estaba bien”, recordó la uniformada.
Tras el proceso, y saber que el parto se había llevado a cabo sin ningún percance, los policías llamaron a una ambulancia para que se terminara el procedimiento y se siguiera con la rutina normal de un parto en un centro asistencial en el que la mujer y su bebé se recuperan.
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Por ahora no hay pago en efectivo, tampoco en cheque ni con tarjeta de crédito, el premio fue el reconocimiento de la comunidad y de la madre, que prometió nombrarlos como padrinos de la criatura.
“Siempre nuestra función es dar lo mejor en cada servicio, nunca se sabe qué se va a encontrar en el turno, un parto es indescriptible porque es dar una vida”, puntualizó Correa.
BUCARAMANGA
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