La violencia en el Catatumbo a causa del poder territorial y las economías ilegales están lejos de ser solucionadas en corto tiempo. En esta región, la comunidad se ha visto atemorizada por cuenta de los enfrentamientos de la guerrilla del Eln y ‘los Pelusos’, disidencia del Epl.
Aunque este domingo ‘los Pelusos’ anunciaron el levantamiento del paro armado y se ha ido normalizando el transporte público y el comercio, la Defensoría del Pueblo y pobladores advierten que aunque se respira más tranquilidad, la tensión se mantiene.
Los municipios más afectados por los enfrentamientos son Hacarí, San Calixto, Teorama y Tarra. Un líder de la región advierte que lo único que acabaría la guerra sería que los dos grupos dialogaran y que el Estado más que brindar apoyo y sostenimiento a las familias, no tiene gran fuerza en la zona. “Los policías solo se ven al otro lado del río. El conflicto siempre está presente y la gente tiene miedo. Esta mañana estaban haciendo el levantamiento de un cuerpo tras un enfrentamiento en El Tarra", dijo.
La tensión durante los 14 días del paro armado ocasionó el desplazamiento de más de 6.000 personas y que 90.000 ciudadanos no pudieran movilizarse. Otra gran dificultad fue la restricción para ir a los colegios a más de 44.000 niños.
Sin embargo, los enfrentamientos entre estos dos grupos llevan al menos 47 días. Expertos consideran que tres serían las economías ilegales que motivan las confrontaciones entre estos grupos armados: el negocio de la droga, combustible de contrabando desde Venezuela y la explotación ilegal de 'pate grillo' que se usa para procesar cocaína.
Desde el 2012, según cifras de la ONU, el Catatumbo -junto con Nariño y Putumayo- componen las zonas con mayor densidad de cultivos de coca. Para el 2016 la cifra de hectáreas cultivadas era de 24.857