Marco Rodríguez, es un hombre valiente. Así es como se puede definir luego de conocer su casa, una de las más afectadas con las demoliciones que le hacen a la montaña ubicada justo en la parte de atrás de su vivienda.
Don Marco, como los otros habitantes de la antigua vía Restrepo, unas 72 familias, sufren también porque las aguas del río Guatiquía aún los inundan, debido a la explotación minera que enfrenta esta importante fuente.
“Las calles quedan convertidas en una quebrada y el agua lo que hace es meterse a las casas. Siempre que pasa eso llegan los organismos de socorro y eso lo agradecemos, pero nadie más nos presta atención, nos sentimos solos”, expresó Rodríguez, que trabaja como tendero en el sector.
Fue precisamente esa falta de respuestas lo que generó que la mayoría de los pobladores decidió poner avisos de venta en sus viviendas y buscar otros horizontes.
“Cada vez que llueve a los pocos que aún vivimos en esta zona nos toca cruzar los dedos para que no nos ocurra nada grave, el miedo es constante en estos días de invierno”, dijo el tendero.
El temor es tal que los ciudadanos claman a gritos que las autoridades ambientales los miren porque se sienten abandonados.
Uno de ellos que pidió la reserva de su nombre aseguró que no pueden esperar a que pase una tragedia porque el dique del río está que se rompe y el agua ya se está filtrando por debajo.
“En cualquier momento va a llover más duro y la historia será trágica y eso debido a la omisión de quienes deben estar pendiente. Estamos muy preocupados porque esas canteras de arenas no han tenido en cuenta la población”, precisó uno de los habitantes de la zona, que prefirió dejar su nombre en reserva.
Agregó que no entiende porque el sector de la antigua vía a Restrepo es uno de los más olvidados del municipio.
“La mayoría de los concejales viven por la zona e incluso algunos gobernantes también tienen sus propiedades acá”, señaló el poblador.
Los ciudadanos coinciden que se sienten atropellados por las entidades que deberían tener planes de prevención “porque solo aparecen cuando ocurre un desastre” pese a que ya les han manifestado las irregularidades y amenazas que existen.
Ellos expresan que los problemas se agravaron hace cinco años y que no hay responsables ante las afectaciones que les causa la montaña.
Los ciudadanos también afirmaron que hay una máquina con la que hacen las perforaciones en la montaña y que después de la tragedia del pasado 28 de abril –Hubo 300 damnificados, una víctima mortal y más de 100 viviendas afectadas por las lluvias– la dejaron de usar.
Ahora que se avecina el fenómeno de La Niña y las intensas lluvias aparecen esperan que los oigan.
“Estamos en un verano, pero cuando llegue el invierno será otra historia y es precisamente esa la preocupación que hay porque acá se nos devuelve el agua y no sabremos qué hacer, solo vendrán a tomar fotos, harán documentos y nada más”, afirmó otro de los habitantes.
Los pobladores del sector de la antigua vía a Restrepo alertaron que en la vereda La Playa, la más cercana de la zona, también es evidente la afectación que ha tenido el dique.
De hecho, denuncian que no entienden cómo las autoridades afirman que no pueden entrar con maquinaria, pero los que están explotando el río sí lo hacen.
En los pobladores de la zona existe temor de denunciar porque consideran que “hay intereses políticos y que por eso no se han tomado acciones”.
La Oficina de Gestión del Riesgo de Villavicencio estuvo socializando con la comunidad los estudios que se han adelantado en la zona para determinar las causas de lo ocurrido en abril.
Además, se conoció que ya se adelantó un recorrido en el área en riesgo para luego entrar a realizar una limpieza de las afectaciones generadas.
“El tema es que todos están en alto riesgo por remoción en masa según está establecido en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), además de los conceptos técnicos que han tenido”, aseguró Juan Carlos Guzmán, director de la dependencia.
Agregó que las personas deben entender que se está hablando de una zona de reserva y si el hecho vuelve a ocurrir depende más de la naturaleza que de otra cosa.
Guzmán recordó que en el sector hay afectaciones por reforestación y cárcavas en la parte alta. “Hay varios puntos en lo que se debe trabajar puesto que la mayoría de las familias están en riesgo”, dijo.
El director de Gestión del Riesgo aseguró que la única medida inmediata es que las personas “no se pasen a vivir allí”.
Sin embargo, no precisó sobre qué hacer con los que aún viven en la zona amenazada. “La microzonificación sísmica arrojó que la zona es de alta remoción en masa”, insistió.
LLANO SIE7EDÍAS
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