Al lado de una hembra cuatro años menor que él, en el Zoológico de Barranquilla pasará sus últimos años de vida el oso de anteojos Chucho, que vivía en la reserva forestal de Rioblanco, en Manizales, hace 22 años.
El traslado se dio el pasado martes en medio de la inconformidad de organizaciones ambientalistas. "Nunca hemos estado de acuerdo con los zoológicos, ni con tener fauna silvestre en cautiverio", manifestó la convergencia Todos Somos Rioblanco, por medio de un comunicado.
El oso, considerado "insignia" de esa área protegida, llegó allí desde Ricaurte (Nariño) cuando tenía cuatro años de edad. Su hermana, Clarita, lo acompañó desde entonces en su nuevo hogar, al nororiente de Manizales, pero ella falleció hace ya nueve años.
A los críticos de la decisión les preocupa que la temperatura de la capital del Atlántico y el cautiverio en general le hagan daño a la salud de Chucho, que estaba acostumbrado a recorrer libre los bosques de la reserva. Allí incluso mantenía una interacción frecuente con los cuidadores, e incluso con los turistas.

Chucho vivía en la reserva de Rioblanco que es, además, un atractivo ecoturístico de la ciudad.
Filiberto Pinzón /EL TIEMPO
El viaje del ejemplar fue acordado por la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), la empresa de acueducto Aguas de Manizales, que administra Rioblanco, y era la directa responsable de la salud del animal, y las autoridades de la ciudad y el zoológico de destino.
Según estas entidades, la avanzada edad del animal exige "cuidados específicos" que le pueden brindar en Barranquilla, donde también serviría de ejemplo para educar a la ciudadanía sobre el cuidado del medio ambiente.
Además, Chucho se había fugado al menos dos veces de la reserva, lo que llevó a las autoridades manizaleñas a reconocer que "no existían condiciones óptimas para su manejo y mantenimiento". Según el pronunciamiento oficial de Corpocaldas, esto representa un riesgo tanto para él como para los vecinos de Rioblanco.
En cuanto al clima, la altitud y demás factores ambientales, aseguran que sus efectos están controlados. Dos veterinarias del zoológico acompañaron el traslado y, por ahora, Chucho está en cuarentena para que su adaptación sea gradual.

En Sincelejo, Colombia, se encuentra el Parque Aventura Roca Madre, donde se encuentran animales exóticos, como esta guacamaya .
Oswaldo Rocha
Además de Chucho, otros animales pertenecientes a especies silvestres y, en algunos casos, amenazados, también fueron llevados desde Manizales a otros destinos en la costa Atlántica por decisión de Corpocaldas.
Por un lado, el Aviario Nacional de Colombia, en la isla cartagenera de Barú, recibió a 26 aves rescatadas de las manos de traficantes pero que no pudieron ser rehabilitadas para su liberación en un hábitat natural. De ellas, 20 son guacamayas; cuatro, loras amazónicas; un tucán y una guacharaca.
Los otros viajeros son dos monos cabeciblancos, también decomisados, que quedaron en poder de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) para que sean regresados a las zonas de ese departamento donde habitan normalmente.
MANIZALES