El martes 16 de marzo comenzó a regir en Santa Marta el toque de queda que restringe la movilización de carros y personas en el horario de 8:00 de la noche hasta las 4:00 de la mañana.
Los servicios comerciales y gastronómicos quedaron suspendidos de forma presencial a partir de las 7 de la noche y, una hora después, todos los ciudadanos deben estar en sus casas. Únicamente quedó permitida la venta de comidas por domicilio para evitar al máximo el contacto social.
Esta medida, que regirá inicialmente por 10 días, fue necesaria ante el aumento vertiginoso de contagios y la alta ocupación hospitalaria que registra la capital de Magdalena. En la ciudad también se aplicó la ley seca a partir de las 6 p.m. y el pico y cédula.
La Alcaldía conformó con la fuerza pública un equipo amplio de vigilancia para hacer cumplir las nuevas restricciones, con la que se pretende frenar la propagación del virus, aumentar la disponibilidad de camas en las clínicas y reducir las muertes.
En los gremios y sectores existe preocupación por las consecuencias económicas que deje la parálisis nocturna que vuelve a sufrir Santa Marta por la pandemia.
Se espera que, al finalizar la vigencia del decreto, el panorama haya mejorado y se flexibilicen nuevamente las medidas de cara a la temporada turística de Semana Santa.
No se descartan nuevas medidas de acuerdo con los resultados que arrojen las actuales restricciones.