“Violentaron la puerta con guayas, y con carros jalaron la caja. Se llevaron todo; dos horas estuvieron aquí saqueando. No me dejaron nada. Son unos 70 millones de pesos en pérdidas”.
Este es el relato de John Jaír Moreno, propietario de dos locales de celulares y accesorios, uno de los de decenas de comerciantes afectados por saqueos en una noche de horror vivida el viernes en Buenaventura, que cumple siete días de paro cívico.
Se estiman en $ 8.000 millones las pérdidas por daños y saqueos a un local de almacenes La 14, al centro comercial Bellavista y otros negocios, además de un cajero ATH del Banco Popular y vandalismo a semáforos. “Violentaron la puerta con guayas, y con carros jalaron la caja. Se llevaron todo; dos horas estuvieron aquí saqueando. No me dejaron nada. Son unos 70 millones de pesos en pérdidas”.
Este es el relato de John Jaír Moreno, propietario de dos locales de celulares y accesorios, uno de los de decenas de comerciantes afectados por saqueos en una noche de horror vivida el viernes en Buenaventura, que cumple siete días de paro cívico.
Ante los desmanes del viernes, cientos de bonavarenses volvieron a salir este sábado a las calles, vestidos de blanco, para reivindicar la protesta pacífica. En un comunicado, el Comité del Paro Cívico hizo este sábado un llamado para que los ciudadanos “guarden la cordura y el buen comportamiento”. También señaló que rechaza los “actos delictivos que afectaron el comercio y la infraestructura”.
El presidente Juan Manuel Santos, quien se encuentra de visita oficial en Estados Unidos, rechazó los hechos: “Respeto y defiendo el derecho a la protesta. Vandalismo y saqueos no son permitidos. Situación en Buenaventura, bajo control de la Fuerza Pública”, escribió en su cuenta de Twitter.
A su turno, el vocero de la Casa de Nariño, Alfonso Prada, dijo que en la tarde del sábado había tranquilidad en la ciudad, y señaló que aunque el Ejecutivo respeta la protesta social, “con la misma convicción vamos a reprimir todos los actos vandálicos”.
El funcionario agregó que los capturados suman unos 80 que estarían implicadas en saqueos, y la Policía confirmó que son 11 los uniformados que resultaron heridos el viernes.
El paro cívico comenzó el martes como reclamo de un mejor servicio de agua potable, el cual sufre cortes tanto en invierno como en verano por la reanudación de atención del hospital local, mayor empleo y por la inseguridad que se vive en el puerto.
El microtráfico, bandas que se disputan las rutas de embarque de la cocaína y alta corrupción son otros males de esta región.
El sábado en la mañana se realizaba un consejo de seguridad presidido por el general Juan Pablo Rodríguez Barragán, comandante de las Fuerzas Militares; la gobernadora Dilian Francisca Toro, el alcalde Eliécer Arboleda y representantes de la Fuerza Naval del Pacífico y la Policía del puerto.
La situación se agitó el viernes a partir de las 10:30 a. m., cuando los delegados del Gobierno se levantaron de la mesa ante el desacuerdo con los voceros del paro. Luego, hacia el mediodía, el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) hizo presencia en el sector de La Delfina, a las afueras de Buenaventura, en la vía a Cali, donde con llantas quemadas y otros elementos había sido taponado el paso. Tras un breve choque y el uso de gases lacrimógenos, fue despejado el camino.
La tensión se trasladó al casco urbano y hacia las 6 de la tarde se formaron grupos en diversos puntos, lo que dispersó a las autoridades. Poco después de las 8 de la noche, un grupo de saqueadores irrumpió en los almacenes. En videos que circulan por redes sociales se muestra a decenas de personas sacando televisores y otros elementos, mientras se escucha a otros decir: “No roben, no roben que nosotros no somos como ellos, que roban”.
Tras los disturbios, un informe preliminar daba cuenta de una persona muerta a bala y dos heridas. El alcalde Arboleda decretó el toque de queda y hacia la una de la mañana, la Policía reportó que había sido retomado el control.
CALI Y BUENAVENTURA
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