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Secretos del Claustro donde El Papa rezará el Ángelus

El  museo de arte religioso del claustro es un de los lugares más visitados de la ciudad.

El museo de arte religioso del claustro es un de los lugares más visitados de la ciudad.

Foto:Yomaira Grandett/ EL TIEMPO

Recorrimos el emblemático complejo jesuita que el Papa Francisco visitará en Cartagena.

John Montaño
Dos momentos históricos para la fe católica de los colombianos tendrán lugar el próximo domingo 10 de septiembre cuando el Papa Francisco llegue al Claustro de San Pedro Claver de Cartagena.
Allí, a mediodía el Sumo Pontífice rezará la oración del Ángelus, y luego orará en silencio ante el cuerpo momificado de San Pedro Claver, el cual se encuentra en el atrio de la iglesia.
Allí orará en compañía de un grupo de 300 afrodescendientes y autoridades eclesiásticas.
Para muchos católicos estos serán los dos momentos más importantes del Papa Francisco en su periplo por Colombia.
El TIEMPO recorrió la edificación de cuatro siglos donde la vida parece haberse detenido.
La humilde habitación está helada: hay una vieja cama sencilla escoltada por un crucifijo en madera y sobre una mesa un paño blanco. En una de las esquinas un cántaro de barro y un vetusto cofre de metal conforman un escenario minimalista. Las paredes, manchadas por humedad y el salitre, son en piedra y a lo lejos se escucha el galopar de un caballo cochero.
Aquí, en esta humilde habitación vivió el cura Jesuita Pedro Claver, llamado ‘El esclavo de los esclavos’.
Desde una pequeña ventana se observa el Muelle de la Bodeguita, ayer el mayor puerto de negrero de las Indias a donde arribaban cientos de barcos al año procedentes de África con miles de esclavos para todo el Caribe.
Dentro del Claustro San Pedro Claver de Cartagena, el tiempo parece haberse detenido en el siglo XVII.
Es esta la misma ventanita cuadrada por donde el joven Jesuita avistaba la entrada de los barcos negreros en la bahía antes de llenar su cántaro de agua y salir a prisa para atender a cientos de esclavos que llegaban moribundos después de meses en alta mar.
El Papa recorrerá los aposentos del claustro donde hace 400 años el también jesuita Pedro Claver acogió a miles de esclavos para curar sus heridas, calmar la sed y el hambre, pero también para evangelizar.
Mientras EL TIEMPO entrevistaba al padre Jorge Camacho, actual párroco de la congregación, de repente entró una mujer negra ya entrada en años y pidió una limosna y un pan.
“Muchos me dicen que llegan a la Alcaldía en busca de alguna ayuda y los mandan para acá”, dice el padre Camacho.
Luego de cuatro siglos, hay cosas que no han cambiado en esta ciudad y como en aquella época gris, cuando miles de negros cruzaban las puertas de madera en busca de ayuda, hoy los humildes siguen buscando calmar el hambre gracias a la generosidad de los jesuitas.
“Cartagena no cambiará mientras haya una sola persona sufriendo, mientras haya una víctima de la exclusión social. La dignidad de toda Cartagena está siendo destruida”, dice el también jesuita Francisco de Roux Rengifo, uno de los visitantes asiduos.
Miles de esclavos africanos fueron traídos a Cartagena de Indias entre 1533 y 1810.
Este puerto fue epicentro y paso obligado para el comercio esclavo entre África y los territorios españoles en el Caribe.
Hoy, el claustro, además de ser uno de los escenarios de la obra pastoral de la Comunidad Jesuita, facilita actividades de grupos culturales y sociales que ayudan a las comunidades negras de la ciudad.
En el tercer piso opera, por ejemplo, la Fundación Centro Cultural Afrocaribe, una organización comprometida con el desarrollo económico y cultural de la población afrodescendiente de la Ciudad Heroica.
Además, el Claustro recibe al año a miles de turistas que llegan para conocer el escenario de la obra de Pedro Claver y los pasadizos y habitaciones donde eran atendidos millones de esclavos.
Una obra de arte
Uno de los mayores atractivos del recinto, es el altar mayor del santuario: una escultura tallada por el italiano Vittorio de Montarsolo, instalada en 1884.
Narra la historia que fue el mismo presidente Rafael Núñez quien dio la orden para que los soldados- ese mismo regimiento que había perseguido a los jesuitas y profanado el templo en busca de oro- izaran las pesadas rocas laterales que sirven de soporte a toda la escultura que conforma el altar mayor.
“Los jesuitas fuimos perseguidos en el siglo XVIII en todo el mundo. Fuimos expulsados de todo el territorio americano y después de los reinos de España y Portugal, hasta un Papa nos persiguió y durante muchos años la Compañía de Jesús desapareció”, recuerda el padre Vicente de Roux, quien reivindica la visita del Papa Jesuita como una oportunidad de cambio para el país.
La fe hecha cuerpo
En un hecho mágico, macondiano para los católicos, allí, en el altar mayor se encuentra la bóveda en cristal donde reposan los restos momificados del propio ‘esclavo de los esclavos’, San Pedro Claver.
Para la visita del Papa el cuerpo fue cubierto por una túnica blanca y un manto rojo bordado con hilos dorados.
“Poder presenciar el cuerpo físico del santo es una reivindicación que los actos de amor y altruistas trascienden, y que Jesús y su obra están vivos”, aseguró Rosario Olivares, turista argentina, y una de la miles de visitantes que llegan cada año al claustro.
El amor de San Pedro Claver por los negros esclavos era tan grande y su entrega total, al punto que lamía las heridas que les causaban los azotes para curarlos.
Una vez el visitante está frente al atrio principal no puede evitar levantar la mirada y observar la cúpula de la iglesia, otra obra de arte arquitectónica, se ha convertido en el gran símbolo de Cartagena y es la imagen obligatoria de los catálogos internacionales de turismo que invitan a conocer la gran Ciudad Heroica.
‘Semper servus 1622 Petrus Claver’, reza un fragmento tallado en lo alto de la cúpula.
Ésta, recientemente fue restaurada y ahora luce hermosos vitrales que narran pasajes religiosos.
En la primera planta del claustro está el museo de arte religioso que cuenta con el primer dibujo de Pedro Claver, el cual fue la base de una vasta obra donde el santo es protagonista.
John Montaño
Redactor de EL TIEMPO
Cartagena
John Montaño
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