El éxodo de venezolanos indocumentados a Colombia traspasó los municipios fronterizos y se extendió hasta el interior del país, donde, en ciudades como Bucaramanga y Barrancabermeja, se instalan como vendedores ambulantes y prostitutas, entre otras actividades informales.
No obstante los controles y retenes instalados por las autoridades en la vía que comunica a la capital santandereana con Cúcuta, siguen llegando los extranjeros, quienes, atraídos por los buenos indicadores de la Ciudad Bonita, huyen del desabastecimiento y la inseguridad que se vive en su país.
José David Cavanzo, subsecretario del Interior de Bucaramanga, dijo que, aunque no se tiene un número preciso de cuántos venezolanos han llegado en los últimos meses, este año han deportado, entre enero y agosto, 93 ciudadanos del vecino país, frente a los 12 que se expulsaron en todo el 2015.
Las autoridades creen que tras la apertura de la frontera, la cual duró un año cerrada por disposición del Gobierno venezolano, aumentó el desplazamiento de los extranjeros que se estarían instalando en barrios céntricos de Bucaramanga y en el vecino municipio de Piedecuesta.
“Esta situación nos ha ocasionado presencia de venezolanos en ventas ambulantes, y tenemos conocimiento de un sitio donde habría trabajadoras sexuales. Estamos reuniendo información y trabajando con la Policía para hacer la deportación, si hallamos indocumentadas”, agregó Cavanzo, quien alertó a Migración Colombia sobre el fenómeno, pues la alcaldía no cuenta con los recursos para suministrar atención humanitaria en caso de un éxodo masivo.
Funcionarios del Instituto de Salud de Bucaramanga (Isabú) revelaron que 24 venezolanas embarazadas han recibido atención en centros hospitalarios locales. La cifra de mujeres en este estado también va en aumento, ya que la semana pasada el registro oficial de ellas era de 17.
Jorge Méndez, uno de los indocumentados, dijo que desconoce su futuro y el de su esposa embarazada, ya que no quieren retornar a su país.
“Hemos trabajado en restaurantes y en algunos almacenes, pero no duramos mucho tiempo porque a la hora de legalizar los contratos nos toca abandonar esos sitios por no tener documentos de residencia”, dijo el extranjero.
Jorge Figueroa, secretario de Desarrollo local, tampoco maneja una cifra de indocumentados en la ciudad, pero dijo que a su despacho llegan diariamente entre cuatro y cinco familias en busca de ayuda.
La presencia de venezolanos ilegales en la ciudad ya ha generado quejas
Fátima Bacca, líder de una cooperativa que agrupa a trabajadoras sexuales, denunció que, al parecer, una supuesta red estaría trayendo prostitutas venezolanas que estarían pagando a desconocidos una comisión.
Consultadas las autoridades sobre el particular, todas señalaron desconocer el hecho, aunque tratan de establecer la veracidad de la información.
La llegada ilegal de venezolanos también se registra en Barrancabermeja donde en el últimos mes las autoridades sorprendieron a 36 mujeres del vecino país trabajando como prostitutas en bares.
EL TIEMPO contactó en Bucaramanga a funcionarios de Migración Colombia que se negaron a hablar porque, según ellos, requerían de una autorización de sus jefes en Bogotá.
Encargados de prensa en la entidad pidieron un cuestionario que sobre el particular este medio les envío, pero que hasta ayer, y una semana después, no habían respondido a pesar de que se comprometieron a entregarlo resuelto.
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