El senador Roy Barreras, quien hizo parte del equipo negociador del Gobierno en La Habana, ha estado recorriendo el país para ayudar a socializar los acuerdos con la guerrilla de las Farc y para promover el voto por el sí en el Plebiscito del próximo 2 de octubre.
Boyacá Sie7e Días conversó con él sobre algunas inquietudes que surgen de esos acuerdos y sobre lo que significarán para el país.
¿Cómo analiza que, como dicen las encuestas, hoy hay más optimismo en torno a la paz y que se ha estado cambiando la tendencia de lo que sería la votación del Plebiscito?
En todo el país hay un entusiasmo creciente en favor del sí. La gente ha comprendido que es la primera vez en sus vidas que un voto puede parar una guerra, salvar vidas y desarmar a las Farc. En Boyacá particularmente la gente ha comprendido que el aspecto más importante de los acuerdos de paz es el relacionado con la reforma agraria. El desarrollo rural integral, contenido en ese acuerdo, va a traer los beneficios que durante décadas ha sido negados a los campesinos de Colombia. Basta leer los acuerdos para comprender que al fin se hará una reforma agraria que obliga a este y a los próximos gobiernos a cerrar la brecha social.
Pero hay muchas dudas, algunas razonables.
Los enemigos de la paz han sembrado en la gente esas dudas, con tanto argumento falso, a propósito de que se va a acabar con la propiedad privada, que a la gente le van a quitar su casa o su finca para dársela a la guerrilla, que va llegar a gobernar Maduro, que llegó el comunismo, el castrochavismo; todo eso es mentira. Lo que es cierto es que el voto por el sí desarma a las Farc. Pasado el Plebiscito las Farc se desplazarán hacia las zonas de concentración para dejar las armas para siempre. Si gana el no, las Farc van a seguir en armas; es decir, el voto por el sí desarma a las Farc; el voto por el no hace que sigan armadas y que siga el conflicto interno. Esa es la decisión que el pueblo va a tomar el día del Plebiscito.
Usted que estuvo en los encuentros. ¿Hay cosas tras bambalinas que no están estipuladas en lo que se ha publicado?
Esa es otra mentira para sembrar miedos. Las 297 páginas que fueron publicadas recogen la totalidad de los acuerdos y esos acuerdos no contienen nada que sea inaceptable. Contemplan el respeto por la propiedad privada y por la libertad individual. Se resumen en dos cosas: la garantía de que la guerrilla más vieja y antigua de América deje las armas para siempre en un sistema vigilado por las Naciones Unidas y mas de 30 países, que por supuesto van a estar atentos de que el desarme sea cierto y que no vuelva nunca la violencia; y la otra es que firmada la paz deben provocarse unos cambios, sobre todo rurales; que se corrijan errores muy viejos incluyendo algunos que impactan directamente a Boyacá.
El 49 por ciento de los campesinos boyacenses no tiene propiedad formal sobre su tierra; es decir, la mitad de nuestros campesinos tiene su parcela pero no tienen escrituras. El acuerdo garantiza la formalización de siete millones de hectáreas. Por supuesto eso va a beneficiar los campesinos de Boyacá. En Boyacá solo se utilizan de manera productiva 133 mil hectáreas, el 15 por ciento del territorio; el resto de la tierra no ha tenido apoyo suficiente para desarrollarse. Los acuerdos de paz y el desarrollo del punto uno podrían incorporar 100 mil hectáreas más a la producción, generando cerca de 390 mil millones de pesos de movilidad económica al año y entendiendo que podríamos crecer dos puntos del PIB a partir de la firma de la paz. Tercero, el renglón más esperanzador de Boyacá es el turismo. Hoy crece en un cinco por ciento. En paz puede crecer un 30 por ciento, porque cuando llegan al mundo las noticias de la paz en Colombia, vienen los turistas. Boyacá sí que tiene cosas para mostrar. En cambio, cuando llegan las noticias de la guerra y las masacres espantan al turismo. Boyacá se va a beneficiar de dos maneras con la paz, por el agro y por el turismo. También es mentira que habrá impunidad. Este es el único proceso de paz en Colombia en donde hay justicia y no habrá impunidad. Lo dijo la Fiscal de la Corte Penal Internacional. Donde hubo impunidad fue en los procesos de paz anteriores. Aquí hay mucho discurso hipócrita.
‘No se dejen engañar’¿Cree que Timochenko podría ser presidente?
Ese cuento del castrochavismo y de Timochenko presidente es un engañabobos; es un espantapájaros para espantar a la gente de que vote sí y que continúe la guerra; para que ellos puedan seguir vendiendo uniformes militares, bombas y metrallas. ¿Seremos capaces de decirle al mundo, al papa Francisco, a Obama, a la comunidad europea, a todos los que creyeron en la paz de Colombia, que nosotros preferimos seguirnos matando? No se dejen engañar con esa propaganda mentirosa. Con el voto por el sí se van a salvar las vidas de los campesinos. No son los hijos de los que ponen esas vallas los que van a la guerra, los que van a la guerra son hijos de los campesinos de Colombia, soldados y policías.
‘Se debe reducir el gasto militar’
Roy Barreras, quien estuvo en Tunja hablando de las bondades del sí en el Plebiscito. Dice que Boyacá será el gran favorecido con la paz.
Ustedes, quienes hicieron parte de las negociaciones en Cuba, sostienen que Colombia le ha estado dedicando gran parte de sus presupuestos a la guerra. ¿Cuándo veremos la reducción de presupuesto militar?
En la actualidad, 77 mil millones de pesos diarios nos está costando la guerra. Un helicóptero Black Hawk cuesta 28 millones de dólares. La guerra le cuesta al país 27 billones de pesos al año. La guerra es mucho más costosa que la paz y se paga con los impuestos de cada colombiano, pero no lo sentimos porque estamos acostumbrados a eso. Un helicóptero de esos no sirve para defender a los boyacenses de lo que realmente les angustia. La percepción de seguridad en Boyacá está causada no por la guerrilla, que gracias a Dios aquí no es una amenaza cercana, sino por el delito común. La queja más grande de los boyacenses es el hurto de residencias, el hurto de celulares, el hurto al comercio. La tasa más alta de delitos en Tunja el año pasado fue el hurto a personas, el hurto callejero. Para eso no sirve un helicóptero. Si usted para la guerra, puede reorientar los recursos para invertirlos en seguridad ciudadana, en la protección de la gente en la calle, en cámaras de seguridad, en mejor Policía, en prevención de las pandillas, en recuperación de los jóvenes para que no se vuelvan delincuentes, para tener una sociedad más sana y tranquila. De manera que no se trata de ahorrar la plata de la seguridad en un banco extranjero, se trata de reorientarla hacia la seguridad ciudadana y de reorientar la plata de la guerra hacia los sectores sociales. Si usted invierte en educación de niños y jóvenes, evita que se conviertan en los delincuentes del mañana. Tirándose la plata en bombas y metralla, el país solo produce muertos en lugar de producir seguridad.
Boyacá Sie7e Días