Rocío Morelli es la segunda mujer colombiana que recibe la alternativa como matadora de toros y la primera que obtiene ese título en una plaza del país (en 1968 se alternativó en México Bertha Trujillo ‘Morenita del Quindío’).
Su ‘grado’ como torera lo celebró en la plaza de toros César Rincón de Duitama, acompañada por cerca de tres mil aficionados a la fiesta brava.
Rocío, de 22 años, estaba predestinada a ser matadora de toros: es hija de la novillera ‘Yuli La Cordobesa’ y de Carlos Parra, quien también ha estado en este mundo de los toros. Su abuelo fue banderillero.
Muy joven empezó a torear: a los 12 años lidió su primer becerro y desde entonces ha venido luchando para ser matadora de toros.
“Me habían propuesto tomar la alternativa en México y no quise, porque me hacía mucha ilusión tomarla aquí en Colombia”, afirmó Rocío Morelli.
La alternativa se la concedió el torero mexicano José Luis Angelino. El testigo de este grado fue el joven rejoneador Andrés Ruiz.
Su ‘tesis’ la sustentó ante el toro ‘Sirio’, un ejemplar de la ganadería El Manzanal que le hizo pasar fatigas a la nueva matadora.
El astado era distraído y tardo en la embestida. Requería dejarle la muleta en la cara para que arremetiera, en otras palabras, necesitaba que el torero le plantara pelea y Rocío, con poca práctica, solo atinó a doblarse con el ejemplar en los tercios y darle unos pases de castigo. Eso fue todo.
Tomó la espada para entrarlo a matar y ahí se le olvidó lo aprendido. Al tercer intentó dejó tres cuartos de estoque delanteros y desprendidos, que no fueron suficientes. Intentó descabellar sin fortuna y el toro se le fue vivo a los corrales tras los tres avisos.
En su segundo ejemplar estuvo más alegre y lo saludó de rodillas con el capote al hilo de las tablas. Algunas verónicas templadas y vistosas tuvieron la respuesta inmediata en los tendidos con una lluvia de aplausos.
Con la muleta se lució en la tercera tanda, bajando la mano y corriéndola suavemente ante el toro que metía la cabeza.Se llevó un susto cuando se quedó parada ante el viaje del toro, que por fortuna era noble y no hizo por ella.
Otra vez tuvo dificultades en la suerte suprema, pero pudo despachar al toro con el descabello cuando ya iba a sonar el tercer aviso. Rocío mostró ganas y valor, pero le quedó pendiente la asignatura de la espada. Deberá practicar más.
HÉCTOR RODRÍGUEZ
Boyacá Siet7Días
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