En Norte de Santander, uno de los departamento del país más golpeados por el conflicto armado y el narcotráfico, se desarrolló durante este fin de semana un foro de paz y desarrollo, denominado “Posconflicto armado: Capacidades y retos en Colombia”, que se posicionó como un escenario de crítica y reflexión en torno a los procesos de diálogo gestados entre el Gobierno Nacional y algunos actores de la violencia.
El evento, que fue organizado por los estudiantes de la Maestría de Paz de la Universidad de Pamplona (Unipamplona), contó con la asistencia de Luis Fernando Niño, secretario de Víctimas de Norte de Santander; Pablo Ruiz, director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud); y Omar Sanchéz Cubillos, obispo de Tibú, quienes centraron sus posiciones sobre los retos que le asisten a una sociedad salir de un espiral de violencia para sumergirse en una época de reconstrucción y sanación de las heridas.
Esto es una acción de paz, que quisimos hacer de manera institucional, donde se encuentren varios actores para hablar temas de paz, desarrollo y conflicto
“Esto es una acción de paz, que quisimos hacer de manera institucional, donde se encuentren varios actores para hablar temas de paz, desarrollo y conflicto. Pero no es solo hablar, también es proponer una serie de acciones que nos permitan generar espacios de reconciliación en la región y en el país”, explicó José María Rincón, organizador de esta actividad académica.
No obstante, el conversatorio que duró dos días y que tuvo varias líneas de discusión, se centró principalmente en las dinámicas generadas a partir del Acuerdo de Paz de las desmovilizadas Farc y en los desafíos que rodean la mesa de negociación con el Eln, adelantada en Quito, Ecuador.
En medio de estas intervenciones, algunos asistentes al evento destacaron la importancia de este tipo de escenarios para la etapa del posconflicto de una región como Norte de Santander, donde algunos factores de la violencia, como la mata de coca, siguen desencadenando brotes de inseguridad y la población víctima del conflicto armado es eminentemente mayor, con cerca de 200.000 ciudadanos.
CÚCUTA