A la tristeza que embarga a la familia de la religiosa nariñense Gloria Cecilia Narváez, secuestrada hace cuatro años y ocho meses en la lejana África, ahora se suma la incertidumbre ante las versiones de su eventual delicado estado de salud que le habría impedido la fuga de sus captores unas semanas atrás.
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“No tenemos información de nada, a mí no me han llamado, no me han dicho nada”, afirma su hermano, el docente Edgar Narváez, quien este viernes pretendía sostener una entrevista con la hermana superior de la Comunidad Franciscana de María Inmaculada en Pasto, Aylem Yela Romo, quien a través de una cadena radial habría informado que por las precarias condiciones de salud que sufre la monja, supuestamente no pudo escapar de su lugar de cautiverio junto con otras personas secuestradas de distintas nacionalidades.
“A ver si me recibe para que me diga de dónde salió la información, quién se la dio, cómo se conectó y si eso es verídico”, señaló el familiar de la plagiada por varios miembros del grupo Al-Qaeda ese 7 de febrero de 2017 en una aldea de Malí, cerca de Burkina Faso.
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Presume que la versión pudo haber salido de las religiosas colombianas Sofía y Clarita, quienes se encuentran en Malí; “yo creo que ellas de pronto le dieron la información a la hermana superiora”, afirma y agrega “yo creo que por allí se filtró la información”.
Me dijeron por allí que era un riesgo traerla, porque si llegan a la mitad del desierto y la encuentran a ella la pueden estar matando
Sí reconoce que su estado de salud no puede ser bueno por varios factores, entre ellos su edad (61 años), el tener que soportar una temperatura de 40 grados bajo sombra y el permanecer aislada hace más de cuatro años.
“Me dijeron por allí que era un riesgo traerla, porque si llegan a la mitad del desierto y la encuentran a ella la pueden estar matando”, dice sobre alguno de los rumores que ha escuchado.
Asegura que físicamente no puede estar bien, pero que mentalmente se encuentra en buen estado a pesar de encontrarse privada de la libertad en un extenso desierto localizado en la frontera entre Burkina Faso y Benín.
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“Allá la tienen sirviendo, la tienen de enfermera, la tienen ayudando a curar heridos de los yihadistas que llegan de la guerra, entonces es una situación muy difícil para ella”, comenta y una vez más cuestiona a las autoridades de Colombia y Nariño por haberla dejado sola y abandonada a su suerte a la hermana Gloria Cecilia.
El educador sostiene que ayer estuvo dialogando con la jefe de la Misión Colombiana en Ghana, Claudia Turbay Quintero, “ella me preguntó qué podemos hacer, imagínese ellos tienen el poder, todo el poder del mundo, político, económico, militar y todavía me pregunta profe qué podemos hacer…si por mi fuera yo me voy de intercambio, pero ellos no dejan”.
Hasta duda de las versiones de que el presidente Iván Duque haya dialogado con el presidente de Malí y con otras autoridades de ese continente, con el fin de lograr la pronta liberación de la religiosa.
Reconoce que aún no acaba de entender la indiferencia del Gobierno Nacional frente al secuestro de su hermana, y aclara que cuando estuvo al frente del Gaula de la Policía Nacional, el general Luis Fernando Morillo, se había comprometido a traerla viva a Colombia a la religiosa, “pero a él lo cambiaron, él ahora no tiene nada que ver con el asunto”.
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Y de ser cierta la versión acerca del deterioro del estado de salud de la monja, solo le pide al Gobierno que nuevamente envíe a ese país al grupo de investigación y a un delegado del Gaula que la estuvieron buscando hace algunos meses, para que retomen la negociación que permita su regreso a la libertad antes de terminar este año.
La última prueba de supervivencia conocida por su familia fue una carta con fecha 1 de mayo de 2021, la cual fue escrita en francés por la religiosa, en la que solamente afirmaba que se encontraba bien de salud y que el grupo terrorista que la tiene en su poder la había cambiado al Grupo de Apoyo al Islam.
También se enteraron por la canadiense Edith Blais, quien conoció en cautiverio a la hermana Gloria Cecilia, y compartió con ella durante 5 meses.
La extranjera había sido secuestrada en Burkina Faso en diciembre de 2018 por hombres del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, GSIM, pero tuvo la suerte de haber escapado en marzo de 2020.
Sobre la monja colombiana había escrito que “es una gran mujer profundamente abnegada” y además había enfatizado que “la hermana Gloria me ayudó mucho durante mi encierro en el desierto”.
MAURICIO DE LA ROSA
PASTO
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