Aunque en cualquier parte del país puede llegar a ocurrir un sismo, hay ciertos lugares que han sido catalogados como zonas de alto riesgo por el Servicio Geológico Colombiano (SGC), como el Chocó, el Eje Cafetero y el norte de Valle del Cauca. Según datos de esta entidad, el 54.4 por ciento del territorio nacional podría llegar a sentir un temblor fuerte o severo.
Marta Lucía Calvache, directora de geoamenazas del SGC, asegura que en estas zonas hay unas razones geológicas por las que hay más probabilidad de que ocurra un evento sísmico de gran magnitud. Una de ellas es el proceso de la subducción de placas, en la que el fondo del océano pacífico se mete por debajo del continente suramericano, lo que causa la fusión de parte del manto terrestre, dando lugar a los volcanes, las cordilleras y también los terremotos.
“En el norte del Valle, en Quindío, Risaralda y Caldas ocurren unos sismos entre 70, 100 y 110 kilómetros de profundidad, que son consecuencia de este fenómeno”, menciona Calvache.
Hay otras zonas de alto riesgo como la cordillera oriental. Al ver el mapa de la Intensidad Sísmica Esperada en Colombia, realizado por el SGC, se pude observar que gran parte de los municipios de esta cordillera (Tame, en Arauca; Cubará, en Boyacá; Toledo, en Norte de Santander, entre otros) presentan una percepción del movimiento severa y un daño potencial fuerte en caso de que allí llegase a ocurrir un sismo.
En Bogotá, por ejemplo, la intensidad observada en la escala de Mercalli es de 8, según el SGC, y ante la posibilidad de un eventual movimiento en la capital de país su percepción sería severa y su daño potencial, fuerte.
Por su parte, en Medellín, de acuerdo con el informe del SGC, la intensidad observada teniendo en cuenta la escala de Mercalli es de 7, la percepción esperada sería muy fuerte y el daño potencial estaría entre los rangos de moderado y severo.
Estas dos grandes capitales son las ciudades donde las personas registraron más temblores en el 2017 en Colombia. Los datos del SGC señalan que en Medellín se registraron 61 sismos y en Bogotá, 50.
Consulte más información en el SGC.

¿Cuál sería el daño de su municipio si ocurre un temblor fuerte?



Lo mismo sucede al observar la zona limítrofe entre los departamentos de Antioquia y Chocó, en la que municipios como Apartadó, Belén de Bajirá, Murindó y Riosucio también podrían presentar un daño potencial severo. No solo las características geológicas son las que ayudan a clasificar estas zonas como lugares de alto riesgo, sino también su historicidad sísmica.
El SGC posee una base de datos con el registro de los eventos sísmicos en el país desde hace más de 400 años. Por medio de estos datos, es posible determinar qué probabilidad hay en cada municipio de que ocurra o no un sismo de gran magnitud.
Lo mismo sucede al observar la zona limítrofe entre los departamentos de Antioquia y Chocó, en la que municipios como Apartadó, Belén de Bajirá, Murindó y Riosucio también podrían presentar un daño potencial severo. No solo las características geológicas son las que ayudan a clasificar estas zonas como lugares de alto riesgo, sino también su historicidad sísmica.El SGC posee una base de datos con el registro de los eventos sísmicos en el país desde hace más de 400 años. Por medio de estos datos, es posible determinar qué probabilidad hay en cada municipio de que ocurra o no un sismo de gran magnitud.


Para realizar este tipo de estimaciones, se pueden tomar periodos desde 10, 20 o 50 años en adelante. Entonces, a partir de la historia de hace 50 años, es decir, cuántos sismos ocurrieron 50 años atrás en un punto específico del país, se puede estimar los que pueden ocurrir en ese mismo punto de hoy a 50 años. “Si yo tomo un periodo de tiempo más largo, pues la probabilidad de que un sismo ocurra es mayor”, afirma Calvache.
Según la directora, otro factor a tener en cuenta es que los sismos no viajan uniformemente por la corteza. Un sismo que tuvo su epicentro en el Pacífico no va a llegar de la misma forma a Bogotá, que un sismo que tuvo su epicentro en Bucaramanga, “debido a que en su viaje las condiciones que tiene que atravesar cambian”.
Todo lo anterior se involucra y se tiene en cuenta para evaluar la amenaza sísmica de cada territorio en el país. Sin embargo, para hablar de los daños que puede llegar a generar un sismo o de la percepción de movimiento que genera, hay otros factores que inciden, como la localización de la zona en dónde se sintió el sismo y el tipo de construcción de hogares y establecimientos.
De acuerdo al SGC, el 48 por ciento de la población urbana del país se localiza en zonas donde se pueden esperar intensidades sísmicas mayores y que definen umbrales de daño.
En este momento, en Colombia hay un reglamento de construcción sismo resistente (NSR-10), el cual estipula las condiciones con las que deben contar las construcciones, con el fin de que la respuesta estructural a un sismo sea favorable.
Calvache afirma que todos los municipios en el país deben contar con estudios detallados de respuesta sísmica o lo que se conoce como microzonificación, lo cual brinda información valiosa de los sismos sentidos en las diferentes áreas del municipio para mejorar el conocimiento de la respuesta sísmica y en caso de un sismo fuerte estimar rápidamente las posibles afectaciones. Si no cuentan con la microzonificación, deben cumplir con el pacto de construcción sismo resistente.
“Que una edificación se vea afectada, no solo depende del sismo, sino de la vulnerabilidad de la construcción”, indica Calvache.


REDACCIÓN NACIÓN
Reportería de Laura Ardila, Miguel Ángel Espinoza, Fabio Arenas y Cristian Ávila Jiménez.Con información del Servicio Geológico Colombiano.
