Colombia pierde cerca de 25 billones de pesos al año, a causa de los muertos y heridos en incidentes de tránsito. Esa cifra es equivalente al presupuesto nacional de educación en el 2014 o al doble del valor de la primera ola de concesiones de vías de cuarta generación.
Esa suma, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), se gasta en pagos por daños a terceros, indemnizaciones, servicios médicos y gastos mecánicos y funerarios. No incluye el costo que tiene la muerte prematura de una persona en plena vida productiva.
Es por esto que una movilidad sostenible es un reto para el país. Según el Ministerio de Transporte, el ideal es constituir desplazamientos saludables, seguros y sostenibles a lo largo del territorio para garantizar el desarrollo social, económico y ambiental.
Aunque la expresión ‘movilidad sostenible’ suele relacionarse con la bicicleta o transitar a pie o, incluso, con usar tecnologías limpias, el concepto va más allá. Se trata de relacionar la vivienda, la educación y el trabajo con el transporte.
“Esta dinámica influye en el medio que elige un individuo para desplazarse.
Determina sus ingresos y sus distancias de desplazamiento”, explica Daniel Pérez, asesor de movilidad y desarrollo sostenible de esa cartera.
Esta es la razón por la que, según Pérez, se deben evaluar los territorios y las interacciones de sus habitantes, para ofrecerles un sistema de movilidad acorde a sus necesidades, que reduzca los tiempos, los costos, el impacto ambiental y los riesgos de accidentalidad, entre otros factores.
Hoy por hoy, según la ANSV, gran parte de los colombianos vive en las periferias de las ciudades y son ellos los que más gastan tiempo de su vida en moverse y los que asumen mayores costos, porque tienen que pagar dos o más pasajes para ir al trabajo o regresar a sus casas. El objetivo es constituir un país con una movilidad totalmente sostenible.
En Colombia hay ciudades que tienen experiencias interesantes en esa dirección, es el caso de Bogotá, Villavicencio, Pasto, Ibagué, Cali, San Andrés, Montería, entre otras, pero aún les queda mucho por hacer.
Esos esfuerzos han tenido el apoyo del Gobierno Nacional, que desde hace casi una década viene fortaleciendo sus políticas de movilidad para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible planteados por Naciones Unidas y con el Acuerdo de París, del que forma parte, y que busca mitigar el impacto del cambio climático. De hecho, el país ya es un referente en la región.
Por ahora, hay casos en el mundo que son un buen referente. Carlosfelipe Pardo, líder en temas de sostenibilidad, cita los ejemplos de Singapur, Copenhague y Hong Kong, que optaron por políticas de transporte sostenible y “presentan menos fallecidos en vías, menos congestión y mayor calidad de vida”.
Promover como prioridad al peatón, luego a las bicicletas y después a los carros; implementar sistemas de transporte masivo en las ciudades que se conecten al espacio público; desarrollar infraestructura para bicicarriles y promover el uso de las bicis, así como fomentar las buenas prácticas de comportamiento y respeto en carretera son iniciativas que han convertido al país, según Pérez, en uno de los que más rápido ha avanzado en los Nama, el conjunto de acciones orientadas a reducir las emisiones de gas carbono y a diseñar espacios apropiados para desplazarse por las ciudades.
Pérez asegura que planear ciudades que prioricen la sostenibilidad es fundamental para garantizar su calidad de vida, y menciona los modelos de ciudad en Estados Unidos, donde prima el vehículo, y el de Europa, que ha priorizado al individuo.
El primero, explica, tiene grandes autopistas y se necesita caminar largas distancias para llegar al transporte masivo; “es evidente que se requiere de un carro para ir de un lugar a otro”. El segundo, dice, cuenta con “largos senderos peatonales, sus alrededores se convierten en epicentro comercial, sus vías se conectan con el transporte público y existen bicicarriles”.
De acuerdo con el experto, el estilo de vida, la calidad del aire que se respira, la satisfacción de los habitantes y las inversiones que se deben hacer para desplazarse varían notablemente, a partir del modelo de ciudad y movilidad por el que se apueste.
Desde el 18 hasta el 24 de septiembre, se celebrará en el país la Semana Nacional por la Movilidad Saludable, Segura y Sostenible, encabezada por el Ministerio de Transporte.
Esta será la tercera edición de este evento, que en el 2015 hizo énfasis en la bicicleta, mientras que en el 2016 resaltó al peatón. Este año se desarrollará, de forma simultánea, en trece ciudades, como Bogotá, Medellín, Cali, Villavicencio, Pereira, Pasto, Barranquilla y Armenia, y en paralelo a la Semana Europea de la Movilidad.
La celebración contará con actividades de orden nacional y local, de tipo académicas, recreativas y culturales, las cuales buscan impulsar hábitos de movilidad saludables.
Bajo la Ley 1811 del 2016, que promueve el uso de la bicicleta, el Ministerio
de Transporte estableció, en el artículo 18, que esta semana se organizará anualmente con la participación de los ministerios de Transporte, Ambiente y Desarrollo Sostenible, Salud y Protección Social, y Coldeportes, con el fin de “repensar las ciudades en favor del transporte, la movilidad, el ambiente y la seguridad sostenible”.
LEIDYS BECERRA E.
Especial para EL TIEMPO
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