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Otras Ciudades

La deuda del país con su población en condición de discapacidad

Población en condición de discapacidad aún siente que falta en las ciudades para atender sus necesidades.

Población en condición de discapacidad aún siente que falta en las ciudades para atender sus necesidades.

Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

Proyectos para mejorar calidad de vida no son suficientes. Falta atención, dice el INC.

Pese a la implementación de proyectos en Colombia para mejorar la calidad de vida de las personas en condición de discapacidad, entidades y algunos miembros de esta población consideran que aún no existe un verdadero aporte a su bienestar.
Uno de los principales inconvenientes se registra en oficinas y entidades gubernamentales donde a la hora de recibir atención, esta población no cuenta con expertos en lenguaje de señas -para el caso de personas sordas- y otros insumos necesarios.
El Instituto Nacional para Ciegos (INC) señala que en Colombia existe una población de 595.288 personas en condición de discapacidad, la cual se atiende con diferentes proyectos como el CONPES 166 y Ley 1618 del 2013 o la Ley 1680 del 2013.
En diferentes oportunidades se han convocado marchas para exigir por los derechos de esta población.

En diferentes oportunidades se han convocado marchas para exigir por los derechos de esta población.

Foto:Vanexa Romero / Archivo EL TIEMPO

“El Estado debe garantizar los derechos de las personas en condición de discapacidad en los diferentes sectores; en ese sentido, las entidades se encuentran en la etapa de reglamentación impulsando la formulación de proyectos de decretos que garanticen las condiciones de inclusión”, señala la Institución.
La inversión al año de 65.000 millones de pesos, por parte del Ministerio de Educación para la formación de niños y niñas con problemas de visión, es otro de los programas destacados.
Por otro lado, el INC señala que las bibliotecas que hacen parte de la Red de las Grandes Ciudades (Medellín, Bogotá, Cali, Barranquilla, Bucaramanga) cuentan con salas de tecnología para que la población pueda acceder a la información y a la lectura, a través de lectores de pantalla, magnificadores de pantalla, impresoras braille, materiales en tinta y braille, y en audio, los cuales son avances importantes en materia de atención a esta población.
Sin embargo, en las grandes ciudades que cuentan con el sistema de transporte masivo no se garantiza, de alguna manera, el acceso a la información a través de señalética, semáforos sonoros, sistemas de audio y atención.

El Estado debe garantizar los derechos de las personas en condición de discapacidad en los diferentes sectores

Falta también capacitar auxiliares en el abordaje de la población con discapacidad para brindar un mejor servicio.
“Se reconoce que no son suficientes los programas ni cuentan con una mayor cobertura, teniendo en cuenta los recursos que se asignan. Se requiere de políticas de Estado y de compromisos intersectoriales, de mayor voluntad política para ello, y del seguimiento y veeduría en el desarrollo de los programas y la asignación de recursos sean más óptimos y efectivos en el marco de la atención de la población con discapacidad”, advierte el INC.

Nostalgia de luz, la vida de Nemesio Daza

Nemesio Daza ya tiene contados los huecos que separan a los barrios de Getsemaní y de Manga, en Cartagena.
“Hay cinco huecos de alcantarillas que se roban o que los servidores públicos, creyendo que están en su casa, dejan abiertas”, dice este Cartagenero de 76 años que lleva 16 sin vista por un accidente laboral.
Nemesio Daza señala que ya conoce de memoria los obstáculos que hay para llegar a su casa.

Nemesio Daza señala que ya conoce de memoria los obstáculos que hay para llegar a su casa.

Foto:Yomaira Grandett / EL TIEMPO

El centro histórico de Cartagena, y en general toda la ciudad, no es amigable con las personas en condición de discapacidad. Además de los frentes de obra en vías principales que se tardan más de lo planeado, la ciudad carece de rampas y la mayoría de andenes son altos, además, hay muchos postes de la luz ubicados en la mitad de los andenes, lo que constituye una trampa mortal para Nemesio y las siete personas con discapacidad visual que habitan Getsemaní, así como para el centenar de Cartagena.
A estas trampas mortales -para la comunidad con discapacidad- se suma la constante invasión del espacio público.
“Salgo a caminar todos los días solo con la ayuda de mi bastón y te puedo decir que siempre hay un restaurante que pone una mesa con sillas en el andén”, dice Nemesio.
Los carros mal parqueados, que abundan en el centro histórico, también son un riesgo.
Don Nemesio camina con ayuda de su bastón.

Don Nemesio camina con ayuda de su bastón.

Foto:Yomaira Grandett / EL TIEMPO

Pero, pese a los obstáculos que hay en las calles de Cartagena, Nemesio dice que siempre caminará por su amada ciudad, así ella no esté lista para él.

Adela Bayona, la mujer que se enfrenta a Bucaramanga

En medio de una ciudad cuyas estructuras, al parecer, no fueron pensadas para personas en su condición y sobre una silla de ruedas, transita, con dificultad, Adela Bayona, una mujer de 42 años, que desde hace 40 fue diagnosticada con poliomielitis, enfermedad infecciosa causada por un virus que desencadena atrofias cerebrales y musculares.
La enfermedad le causó una prolongada fiebre que le ocasionó una discapacidad motora.
Adela Bayona, de 42 años, señala que la ciudad aún tiene barreras.

Adela Bayona, de 42 años, señala que la ciudad aún tiene barreras.

Foto:Cortesía: Adela Bayona

“Todos los días hay barreras en la ciudad. Nosotros a veces tenemos que ir a las construcciones a decirles a los ingenieros que tengan en cuenta a las personas con discapacidad en sus proyectos, gracias a eso hemos logrado algunos avances, pero todavía falta mucho”, explicó Adela. Esta mujer lidera la red de mujeres que han sufrido algún tipo de discriminación.
Desde sus 16 años, esta santandereana se dedica a la confección, un trabajo para el cual tuvo que adaptarse a las máquinas de coser convencionales y, debido a que estas funcionan con pedales, ella debe utilizar sus brazos como apoyo.

Todos los días hay barreras en la ciudad

Aunque desde joven aprendió a ser independiente, Bayona asegura que asistir al centro de salud del barrio Girardot, donde reside, y utilizar el Sistema Integrado de Transporte Masivo (Metrolínea) son algunas de las dificultades que sostiene permanentemente en Bucaramanga.
A las dificultades de ingreso a los principales edificios de la ciudad se suma el hecho de que muchas de las pendientes de los andenes no cumplen con la inclinación establecida en la norma, lo que hace más complejo la circulación de la mujer en su silla de ruedas.
La enfermedad le causó una prolongada fiebre que le ocasionó una discapacidad motora.

La enfermedad le causó una prolongada fiebre que le ocasionó una discapacidad motora.

Foto:Cortesía: Adela Bayona

En Santander hay aproximadamente 110.000 personas en situación de discapacidad, de las cuales 30.799 viven en Bucaramanga, que luchan diariamente por sus derechos de tener una ciudad estructural y socialmente incluyente, que los acoja y les brinde las oportunidades de llevar una vida con igualdad de condiciones.

‘He tenido miedo de salir sola a la calle’

Huecos, vendedores en las aceras, carros mal parqueados, falta de rampas, escaleras, vehículos y peatones son algunos de los obstáculos que tiene que sortear, cada día, hace más de 30 años, Lina María Arango para movilizarse por Medellín en su silla de ruedas.
En la calle parece imperturbable ante las barreras. Sonríe y se le ve confiada, pero pese a su autonomía, no ha perdido el temor a salir sola y casi siempre la acompaña algún familiar.
Lina María Arango, ciudadana en silla de ruedas.

Lina María Arango, ciudadana en silla de ruedas.

Foto:Jáiver Nieto / EL TIEMPO

El miedo viene de diversas experiencias. Recuerda el día que se quedó atrapada en una de las plataformas de acceso que hay en las estaciones del metro o aquella vez en la que frenó para cruzar la calle y un ciclista cayó a su lado.
Sabe que hay lugares más seguros que otros, pero siempre se correrá algún riesgo. “He tenido miedo de salir sola a la calle por las barreras y porque pienso que no me van a ver”, expresó.
Lina María Arango sostiene que aún tiene problemas con el transporte público.

Lina María Arango, persona en condición de discapacidad.

Foto:Jáiver Nieto / EL TIEMPO

Reproducir Video
Aunque considera que Medellín se ha transformado para bien, cree que las dificultades para esta población persisten, no solo para movilizarse, sino también para conseguir empleo, recibir educación y evitar ser estigmatizados.
Por ejemplo, con los taxistas, Lina dice que a los conductores les molesta tener que ayudarla a ingresar al vehículo y que la silla de ruedas ensucie el asiento trasero.
Lina manifiesta que es importante crear más conciencia en los ciudadanos sobre la manera de referirse a las personas en situación de discapacidad, para que no utilicen términos como “discapacitados”, “inválidos” o “incapaces”. “La barrera está en el imaginario del otro”, sostiene.

Dan mala nota a obra en Cali

En un laboratorio urbano, siete personas con distintas discapacidades tomaron el recorrido de la fase uno del parque Lineal del río Cali, un nuevo proyecto urbano que se levanta en esta ciudad.
En el trayecto, desde la plazoleta del Correo, frente al Centro Administrativo Municipal (Cam), en más de un kilómetro y medio encontraron caminos cruzados, huecos y falta de barandas.
En un laboratorio urbano, siete personas con distintas discapacidades tomaron el recorrido de la fase uno del parque Lineal del río Cali.

En un laboratorio urbano, siete personas con distintas discapacidades tomaron el recorrido de la fase uno del parque Lineal del río Cali.

Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

El recorrido de cuatro personas con discapacidad visual, dos con discapacidad física y una con discapacidad auditiva hace parte de una iniciativa para que las obras que se construyen estén validadas par la accesibilidad universal, con énfasis en la población con discapacidad.
“Cualquier persona, con discapacidad o sin ella puede ser víctima de un accidente aquí”, anotó Miguel Zambrano, de la Asociación de Sordos de Cali.
Recorrido evidenció la falta de obras pensadas para la población en condición de discapacidad de la ciudad.

El recorrido de cuatro personas con discapacidad visual, dos con discapacidad física y una con discapacidad auditiva hace parte de una iniciativa para que las obras que se construyen estén validadas par la accesibilidad universal, con énfasis en la población con discapacidad.

Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

Reproducir Video
La obra será entregada el 30 de agosto y las losas táctiles fueron instaladas al revés y de color similar a las demás, cuando la normatividad asegura que deberían contrastar.
John Freddy Salamanca, del colectivo de Baja Visión y estudiante de Economía de la Universidad del Valle, afirmó que deben hacer mejoras y tener en cuenta a esta población.
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Con información de corresponsales*
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