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Piden más control de autoridades para evitar asesinatos por hurtos

Emilia Ospina de Gómez lidera la fundación que financia estudios para sacar de las calles a personas con escasos recursos.

Emilia Ospina de Gómez lidera la fundación que financia estudios para sacar de las calles a personas con escasos recursos.

Foto:Archivo El Tiempo

Mamá de abogado muerto en Bogotá, por robarle su celular, hace un llamado contra la delincuencia.

Los recientes crímenes de Yeison Méndez, en Bogotá, Juan Manuel Alzate, en Cali, y Napoleón Perea, en Cartagena, que fueron asesinados cuando eran atracados, han generado rechazo por parte de la ciudadanía ante el creciente número de hurtos en el país, que hasta junio dejaba 51.457 casos.
Estos hechos revivieron el caso del joven abogado Juan Guillermo Gómez, un bumangués que hace cuatro años fue asesinado en Bogotá cuando varios lo abordaron para robarle su celular.
Una puñalada en el pecho acabó con la vida del joven y brillante abogado Juan Guillermo Gómez Ospina, a quien sus agresores le hurtaron su celular en un exclusivo sector de la localidad de Chapinero, en Bogotá.
La víctima, que tenía 25 años y acababa de recibir una beca para asistir a la prestigiosa Universidad de Harvard, gracias a su excelente desempeño académico, había salido en la madrugada del domingo 17 de junio del 2012 de un bar de la zona rosa y, tras despedirse de sus amigos, se dirigió solo y a pie hasta el barrio Rosales, donde residía.
A eso de las 3:45 a.m., mientras el joven caminaba por la calle 75 con carrera 5a., varios hombres se le acercaron y, por robarle el celular, uno de ellos le provocó la herida que le causó la muerte.
Su madre Emilia Ospina, quien lidera una fundación que financia los estudios universitarios de jóvenes con escasos recursos, escribió en Bucaramanga una carta pública en la que pide al Gobierno y las autoridades adoptar las medidas necesarias para evitar que en el país sigan ocurriendo crímenes absurdos como el de su hijo.
A continuación el texto completo del escrito:
“En estos últimos días he revivido la dolorosa muerte de mi adorado hijo Juan Guillermo Gómez, cuando al mirar los noticieros veo que se repite cada vez más y más los viles y despiadados asesinatos a jóvenes en la capital del país.
Ver esas pobres madres con ese dolor tan profundo por estos hechos inexplicables, me desgarran y me hacen sentir impotente ante tanta violencia que aun continuamos viviendo en las calles de no solo Bogotá sino de todo el país.
Hace 4 años que partió mi entrañable hijo y en las diferentes declaraciones que humildemente pude dar algunos medios de comunicación del país, le decía al Gobierno, más directamente a nuestro presidente que por favor , la paz no solo se construía en La Habana, que también tomara medidas concretas y severas para la delincuencia común en la ciudad; hoy 4 años después cuantas madres, esposas, hemos tenido que seguir viendo la muerte injusta de nuestros seres queridos.
Cada día mínimo uno o dos casos se reportan, hace un mes el hijo de una madre amiga de esta ciudad bumanguesa, también abogado que trabajaba como jurídico en el municipio de Floridablanca Santander, viajo a Bogotá a recoger unos documentos para un proceso que llevaba un amigo suyo, compartió un sábado en la noche con unos amigos en el barrio Santa Matilde, salió tipo 1:30 a.m. y no se volvió a saber de él.
Se le reconocía por ese don de servicio y entrega por los demás, jovial, tranquilo, alegre, cariñoso y familiar, lamentablemente llevaba un dinero y al parecer le hicieron el viaje millonario y fue tirado a las 5:30 de la mañana en La Circunvalar, encontrado por una señora que se bajaba de un bus y lo encontraron torturado y asesinado.
Tener que abrazar a una madre que sufre lo que yo sufrí con mi ‘Juangui’, es lamentable porque lo sigo reviviendo con cada madre que llora, porque le han arrebatado súbitamente la vida de su hijo, es verdaderamente desgarrador para mí.
En una forma que yo diría alarmante, en la capital del país y otras ciudades, a diario se están arrebatando no sabríamos cuántas vidas, porque si lo que escuchamos en los noticieros es estadístico, cuanto más serán las victimas que no conocemos, o no se divulgan.
No sé ustedes, pero yo como madre de otro hijo que también estudia y trabaja en Bogotá, no puedo menos que alzar mi voz de urgencia al Señor Presidente de la Republica y al Dr. Humberto de la Calle a quien no conozco personalmente, pero lo aprecio porque mi hijo Juan Guillermo trabajo de cerca con él y lo apreciaba por sus calidades humanas y profesionales, y hoy en nombre de todas , todas las madres que gritan su dolor, todas aquellas que no las escuchamos, o que están fuera de nuestro alcance , hoy por ellas clamo un grito de urgencia al Gobierno para que por fin volteen su mirada a la otra cara de la verdadera paz, aquella que no hemos tenido durante años en nuestras calles citadinas, aquella que no nos toca a nuestras puertas dentro de la ciudad en que convivimos, por esa violencia que nos sorprende por donde caminemos en nuestro amado país.
¿Quién no quiere la paz? Yo creo que todos queremos la paz, pero esa paz total, no solo aquella negociada en cuba, sino la paz y seguridad de nuestras calles en el país, aquella donde nuestros hijos puedan caminar tranquilos en las noches y en el día, aquella que solo se conseguirá cuando le den la verdadera importancia a la seguridad ciudadana, aquella que solo se consigue con normas, leyes y penas ejemplares! Tan ejemplares que no les quede ganas a los delincuentes ni de pensar en hacer daño por el solo temor de una condena que lo haga sentir, que su vida se vería perdida al cumplirla en carne y en vida.
Soy una mujer de fe, y confío en que así como se hizo justicia con los delincuentes de mi hijo Juan Guillermo aunque aún hay uno prófugo, igualmente se haga justicia con todas estas madres, que aunque esto no nos devuelve la vida de nuestros hijos, es importante que se dejen precedentes, para que estos delincuentes sientan algo de temor y respeto por la vida de otro ser humano y por la justicia de su país”.
Atentamente
Emilia Lucía Ospina de Gómez
BUCARAMANGA
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