A partir del próximo lunes 21 de agosto, las personas que deseen ayudar a los venezolanos con mercados o comidas preparadas, en zona de frontera, tendrán que acudir al banco de alimentos de la Diócesis de Cúcuta para depositar sus donaciones.
Por medio de esta disposición, la Alcaldía de la capital nortesantandereana y la Iglesia Católica anunciaron este miércoles la creación de una ruta para canalizar las contribuciones que entregan algunos cucuteños, de manera anónima, en espacios públicos de la ciudad.
Era mucha gente abalanzándose en las camionetas con la comida. Por eso nos quisimos organizar con la Diócesis, porque ellos tienen la infraestructura adecuada para esto
La directriz fue adoptada en vista de la cantidad de extranjeros que suelen atiborrarse en calles y parques de la capital nortesatandereana, en espera de un plato de comida, y con el objetivo de vigilar la calidad de los alimentos y mejorar la redistribución en los cerca de 2.000 ciudadanos de nacionalidad venezolana, quienes arriban al lado colombiano de la frontera en busca de asistencia alimentaria.
“Lo que quiere la Alcaldía es establecer una organización al interior de estas jornadas de solidaridad en la ciudad, porque las personas que se encontraban en La Parada llegaban a sectores como el Parque Santander, el Terminal de Transporte o el Parque Mercedes y generaban problemas de seguridad. Era mucha gente abalanzándose en las camionetas de la comida. Por eso nos quisimos organizar con la Diócesis, porque ellos tienen la infraestructura adecuada para esto”, explicó Félix Muñoz, secretario municipal de Gestión de Riesgo.

Varios voluntarios dan comida en parques de Cúcuta.
AFP
El funcionario agregó que las personas que desatiendan este llamado serán retiradas del lugar por uniformados de la Policía, que estarán apostados en los sectores donde solían entregarse las contribuciones. Sin embargo, la Alcaldía encabezará una campaña que visibilice los nuevos puntos de acopio, que también estarán ubicados en algunas parroquias de Cúcuta.
Desde el pasado 24 de julio, cuando cerca de 35.000 personas cruzaron los tres puentes internacionales de Norte de Santander, un grupo de restaurantes, empresas y familias de la ciudad fronteriza empezaron a liderar cadenas de ayudas y donación a los procedentes del vecino país, quienes deambulaban o pasaban la noche en la intemperie.
Pero fue la Iglesia Católica la pionera en esta labor humanitaria: instaló un albergue en La Parada, a pocos metros del puente internacional Simón Bolívar, llamado La Divina Providencia, donde comunidades apostólicas sirven cerca de 1.500 almuerzos diarios a migrantes que cruzan la frontera para abastecerse de productos, que escasean en el vecino país.
CÚCUTA
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