La Fiscalía que adelantó el caso en Tel Aviv (Israel) define la grabación que se encuentra en el teléfono de Jorge Mario Martínez como "escalofriante".
La prueba reina que concluyó con la condena de este ciudadano argentino de 60 años a 33 años de prisión por el crimen de la colombiana Elizabeth Cardona Bolaños, el 28 de marzo de 2018, fue una grabación en la que se escucha a la mujer, de 53 años, pedir auxilio a gritos mientras de fondo exclama la voz del hoy condenado: “te mato, te mato, te mato”.
La decisión fue tomada el 15 de septiembre del año 2020 por los tres jueces del Tribunal de Distrito de Tel Aviv: el vicepresidente, Gilad Noitel, y las juezas Limor Bibi y Tali Haimovich. Sin embargo, solo hasta el 29 de noviembre de ese mismo año la sentencia quedó en firme.
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Tras dos años de proceso, familiares y amigos de Elizabeth pudieron descansar porque se hizo justicia. No obstante, queda el amargo recuerdo de la muerte de esta caleña que llegó a Israel para cumplir el sueño de darse para ella y sus hijas un mejor futuro.

Elizabeth Cardona Bolaños y Jorge Mario Martínez.
Cortesía
Desde un parque de esta ciudad del Medio Oriente, Eliana Tovar, la mejor amiga de Elizabeth, sonríe con un asomo de tristeza por la decisión del juez, ya que es consciente de que esto no le regresará a la que se convirtió casi en su hermana.
“A mí esto me ha dolido demasiado, no hay un día en el que yo no la extrañe –confiesa Eliana–. Eso fue muy triste, es algo que nos tocó el alma a todos, muy duro”.
Mientras descansa para regresar a su trabajo, Eliana explica que el Tribunal definió que había sido premeditado y que Jorge Mario mintió, pues la prueba de la grabación es contundente y hoy se realizarán las firmas correspondientes para ratificar la condena.
Hoy no solo los más cercanos a Elizabeth lloran su muerte. La comunidad latina en Tel Aviv, así como otros israelíes, lamentan lo ocurrido. Pasó hace dos años, pero aún duele como si acabara de ocurrir.
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La primera vez que Eliana vio a Elizabeth fue en 1999, en la prensa. Los medios locales contaban la historia de una colombiana que había ingresado al país sin saber que se encontraba en embarazo de su expareja.
Tras algunas complicaciones, Valentina, la segunda de las dos hijas de Elizabeth, nació con apenas seis meses de gestación.
“Yo cuando vi eso pensé ‘Dios mío, esa mujer está sola, necesita una amiga’ –confiesa Eliana–. Desde ahí empezó todo”.
Se hicieron inseparables. Eliana y Elizabeth se convirtieron casi en familia, vivieron 10 años juntas y se compartieron sus secretos, sus sueños y se acompañaron en ese complicado proceso de ser extrañas en tierra ajena en búsqueda del porvenir.
Eliana cataloga a Elizabeth cariñosamente como una guerrera, pues para cumplir su sueño de tener un restaurante y un bar en Tel Aviv, la caleña realizaba todo tipo de oficios, desde estilismo hasta asear viviendas.
“Yo le decía que tenía más entradas que el Pascual Guerrero –recuerda Eliana entre risas–. Ella era una guerrera. Era de esa gente que siempre tiene algo que hacer y buscar. No se quedaba quieta”.
Tal era su capacidad de constante búsqueda de ingresos que su cocina se empezó a convertir en la más popular entre la comunidad latina de Tel Aviv. A tal punto se hizo popular su sazón que hasta miembros del Ejército de Israel iban a visitarla en su casa en el sur de la ciudad para probar sus deliciosos platos.
“Gracias a esa popularidad pudo ayudar a muchas personas que llegaban, como nosotras, en búsqueda de un sueño –explica Eliana–. Fue una persona a la que siempre le gustó ayudar a los latinos. Era muy conocida ayudando a las personas”.
A Elizabeth la describen como una mujer jovial, atenta con las personas y un ser de luz para quienes la conocieron. Su carácter fuerte también la llenó de buenas amistades y un cariño grande de parte de su amplio círculo.
La popularidad de Elizabeth entre la comunidad de Tel Aviv creció tanto que para 2013 pudo empezar a concretar su sueño de tener una discoteca a la que bautizó Mulenze. Y pese a que sostuvo algunas relaciones sentimentales, nunca hubo nada formal hasta que apareció Jorge Mario.
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Elizabeth y Jorge Mario se conocieron a través de internet.
Poco sabe Eliana de los inicios de esta relación, solo que comenzó en el 2013 y que la dulce personalidad de este argentino logró conquistar a la recia Elizabeth.
“Ella tuvo relaciones, pero nada formal –cuenta su mejor amiga–. A través de internet se conoció con este señor y él la enamoró. Como toda relación al principio es buena, el hombre se mostraba normal, tranquilo y uno lo veía como un buen hombre”.

Elizabeth Cardona Bolaños en el negocio que tenía en Tel Aviv.
Cortesía
Eliana asegura que tal vez su amiga se aceleró un poco y a meses de haber iniciado la relación lo llevó a su casa, le compró ropa y lo ayudó, pues se encontraba en un mal momento y Elizabeth quiso darle la mano, como siempre lo hacía con otro latino que la necesitara.
Durante un año la relación no tuvo sobresaltos. No había quejas por parte de Elizabeth y todo parecía marchar bien. Luego Elizabeth fundó el Bar Restaurante 108 para que ahí trabajara Jorge Mario. Pero la personalidad del argentino empezó a cambiar de manera vertiginosa.
Eliana lo describe como una persona obsesiva e insegura.
“Él no la podía ver feliz –sostiene Eliana–. Era un hombre demasiado inseguro y celoso. Elizabeth era una mujer muy amable y con su forma de ser tenía muchos amigos, eso era normal. Pero él siempre estallaba y discutían muy feo, porque ella era una mujer fuerte y no se dejaba amilanar”.
Lo que pocos conocían de Jorge Mario era que ya antes de conocer a Elizabeth estuvo detenido por violencia intrafamiliar contra su exesposa. Esto se supo mucho tiempo después, y la relación con Elizabeth continuaba pese a todo.
Juntos vivían en un apartamento de un edificio nuevo en el sur de la ciudad israelí. Vivían con Valentina y otra mujer que arrendaba una habitación.
A través del portal de noticias Ynet, de Israel, la hija menor de Elizabeth aseguró que fueron muchas las fuertes discusiones que presenció entre ambos, todas empezaban por los celos de Jorge Mario. Incluso, en repetidas ocasiones amenazó con matarla.
“Una vez estábamos tomando tequila los tres –recuerda Eliana–. Todo estaba bien, nos reíamos y de un momento a otro él lanzó todo por los aires y empezó a discutir, le dijo ‘si tuviera una pistola, te mataba’. Ese día tuve que meterme porque se iban a agredir”.
Para noviembre del 2017, Elizabeth decidió terminar la relación por las constantes agresiones y amenazas a las que la sometía Jorge Mario.
Durante los siguientes cuatro meses continuaron trabajando juntos en el negocio, pues entre los dos se inició un conflicto, entre otras cosas, por la división de bienes. En varias ocasiones, Martínez nunca dejó de amenazar con matar a Elizabeth.
Según la hija menor de Elizabeth, luego de la ruptura Jorge Mario no solo discutía con ella por la parte que, según él, le correspondía del negocio, sino que también la perseguía, la amenazaba y trataba de agredirla.
“Una semana antes del crimen él llegó a su negocio, había una fiesta de disfraces por esos días, y le dañó todo el surtido de licor –asegura Eliana–. Fue muy difícil eso, pero ella no quería ceder con el tema del dinero que le reclamaba, pues él quería una suma exagerada”.
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La semana previa a su asesinato, Elizabeth fue a consultar con un abogado para que le ayudara en el proceso de separación de bienes.
Ya que se aproximaba la Semana Santa, el abogado le aseguró a Elizabeth que la ayudaría la siguiente semana, pues para esas fechas todas las oficinas cierran con motivo de la celebración.
Pero Elizabeth no pudo regresar. El Miércoles de Ceniza fue su último día con vida.
Según la acusación de la Fiscalía, para llevar a cabo su plan, Martínez llegó al Bar Restaurante 108 sobre las 3:55 p. m. Llamó a Elizabeth y le pidió que fuera.
Antes de su llegada apagó las cámaras de seguridad para que no se documentara el asesinato. Cuando la colombiana llegó al negocio, los dos comenzaron a discutir. Ella le arrebató su celular y se fue.
“Ella me llamó como a las 4:10 de la tarde –narra Eliana–. Estaba muy molesta porque él le había enviado unos mensajes a su hija mayor y habían discutido. Yo le dije que no regresara al Bar, que se calmara y no le prestara atención… pero no me hizo caso”.
Al regresar al negocio, sobre las 4:22 de la tarde, Jorge Mario le reclamó por su celular, cuando ella se negó a entregárselo tomó un cuchillo de 20 centímetros con el que cortaban la carne en el negocio y la atacó.

A Elizabeth la describen como una mujer jovial, atenta con las personas y un ser de luz para quienes la conocieron.
Cortesía
Según el relato del fiscal, Elizabeth trató de defenderse y golpeó al acusado en la cabeza con unas llaves, pero él la tiró al suelo y la apuñaló en ocho oportunidades.
Según Jorge Mario, ese golpe en la cabeza causó que perdiera los estribos y por eso se dio el ataque.
“Él tenía todo premeditado, había apagado las cámaras, cerrado las puertas, todo –explica la afligida amiga de Elizabeth–. Él mismo llamó a la ambulancia y ahí se quedó para entregarse”.
Eliana sostiene que pese a que él aceptó haber cometido el crimen en el momento de su captura, durante su tiempo en prisión cambió en dos oportunidades la versión de los hechos, lo cual llevó a que el juicio tardara tanto.
Pero Jorge Mario no contaba con que Elizabeth había grabado todo con el celular que le había arrebatado el día que la mató.
Cuenta Eliana que Elizabeth tenía el hábito de grabar las discusiones que tenían para tener las pruebas suficientes cuando se realizara un juicio por los líos que tenían de la separación de bienes que reclamaba Jorge Mario.
“Se escucha todo en la grabación –Eliana hace una pausa y mira al cielo–. Se escucha cómo grita y él diciendo ‘te mato, te mato’… horrible, pero con eso se pudo dar la condena”.
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Los negocios de Elizabeth, esos por los que tanto luchó para tener una buena vida en Israel, se encuentran cerrados. Intentaron abrir el Bar Restaurante 108 en algún momento, pero no dio el mismo resultado que tenía cuando esta mujer alegre se encontraba atendiendo.
Las personas que frecuentaban el negocio quedaron marcadas. Aún hoy se percibe la tristeza en cada uno por los terribles acontecimientos que se llevaron a esta caleña que invadía con su personalidad y sonoras carcajadas el corazón de quienes la conocieron.
El día que la cremaron, amigos y familiares decidieron no vestir de negro, sino de blanco. Todos llevaron globos del mismo color y decidieron soltarlos para honrar a una persona tan alegre como Elizabeth.
“Antes de soltar los globos le pedí a todos los hombres presentes que reflexionaran sobre lo que estábamos haciendo –sostiene Eliana–. Les pedí que tuvieran ese momento presente en sus cabezas cuando siquiera se les atraviese por la cabeza agredir a una mujer. Porque las mujeres tenemos derecho a ser felices, a ser madres y a cumplir nuestros sueños. Es triste llegar a buscar un futuro y morir”.
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Hoy, las cenizas de Elizabeth reposan en Italia, en la casa en la que ahora viven sus dos hijas. Eliana sostiene que durante todo este tiempo ha acumulado muchos sentimientos: rabia, tristeza, impotencia.
Antes de regresar de nuevo a sus labores agradece una vez más porque hubo justicia, aunque aún sienta que le arrebataron una parte de su vida, a su mejor amiga, su hermana.
“Israel es un país lleno de bendiciones. Obtuvimos los documentos porque nuestros hijos nacieron acá, después de ciertos años recibimos la residencia y teníamos una buena vida –expresa Eliana–. Es triste esto. Cuando uno es madre, uno siempre pide nunca faltarles a sus hijos y que alguien te quite la vida de esa manera… Dios está para perdonar estos actos, pero yo no”. (Esta historia fue publicada originalmente en octubre del 2020 como parte del especial Crímenes en el Extranjero)
MIGUEL ÁNGEL ESPINOSA BORRERO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @Leugim40
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