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Nace la era del agua potable para los piaroa en Cachicamo

En lo profundo del departamento del Vichada están los piaroa, cuya vida espiritual está ligada al agua.

En lo profundo del departamento del Vichada están los piaroa, cuya vida espiritual está ligada al agua.

Foto:Karen González

La vida es distinta para los 148 habitantes del resguardo Cachicamo, en el departamento de Vichada.

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Con la fiebre del caucho, hace más de un siglo, los indígenas piaroa llegaron obligados a territorio colombiano. La violencia de la época y las epidemias los hicieron refugiarse en las profundidades del Vichada. En Cachicamo levantaron uno de sus resguardos y, para cuidar la vida, desde el comienzo, se encomendaron al espíritu del agua.
Pero en estas tierras caprichosas tener acceso al agua no siempre es fácil. A veces lo inundan todo, trayendo males como la malaria; y luego se secan, dejando en pie algunos caños que alivian la sed, pero, por el deterioro en que se encuentran, han incrementado la enfermedad diarreica aguda, la segunda causa de mortalidad infantil.
Por eso, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) y el departamento de Asuntos Globales de Canadá (AGC) quisieron incidir en determinantes de la salud y apoyar la construcción de un sistema de abastecimiento de agua que opera con paneles solares, y que incluyó la adecuación de un pozo de agua subterránea, cloración y una red de distribución y almacenamiento, con altos estándares.
Esta iniciativa hace parte del proyecto Sistemas Integrados de Salud en América Latina y el Caribe (Sislac), desarrollado en Colombia desde el año 2016 para proteger la salud y los derechos de mujeres y niños.
La representante de la OPS en Colombia, Gina Tambini, manifiesta: “Apoyamos la gestión de las autoridades nacionales y locales con respecto a las principales causas de enfermedad en poblaciones que se encuentran en áreas geográficamente remotas, como el resguardo Cachicamo, y, además, aportamos a obtener buenos resultados en términos de salud ambiental y desarrollo sostenible”.
Para recibir la obra, el capitán indígena, escoltado por un puñado de hombres, revisa los tanques, los paneles solares, los motores y las infraestructuras de saneamiento, que incluyen sanihuertos, lavaderos y baños.
Mientras tanto, las mujeres prueban, por primera vez, los beneficios del agua cristalina que brota en sus casas para hacer un sancocho comunitario; y, a medida que avanzan en la preparación, susurran entre ellas las ventajas que el proyecto traerá. Alistar a los niños para la escuela, bañarlos, prepararles el desayuno, será más fácil, dicen.
La comunidad siempre ha utilizado el agua de los caños y la lluvia para la higiene personal y para el consumo, y gracias a las capacitaciones dadas por el proyecto han entendido las consecuencias del consumo de agua contaminada. “Si uno no prepara bien el agua, puede tener enfermedades, hasta graves. Ahora vamos a poder mantener a los niños saludables”, afirma Marlene Moreno Sánchez, una de las pobladoras.
A partir de ahora, la vida será distinta para los 148 habitantes del resguardo. Especialmente para Alexander Moreno, gestor comunitario del riesgo en salud, quien hace parte de la comitiva indígena que recibe las obras. Él debe velar por la salud de los miembros de su comunidad y, cuando alguien enferma, notifica a las instituciones públicas para que haya una respuesta rápida que, en ocasiones, evita males mayores.
Dos o tres veces a la semana se adentra en la llanura, para acompañar a los enfermos hasta las instituciones de salud del centro urbano de Puerto Carreño.
Aunque en ocasiones los desplazamientos se complican, en especial en invierno, cuando se inundan los caminos, le gusta su trabajo. Sueña con estudiar enfermería y quizá trabajar en la ESE Departamental Hospital San Juan de Dios, entidad que se esmera en brindar una respuesta con enfoque étnico, y que ahora se dispone a certificarse, con el apoyo de la OPS, como institución amiga de la infancia y la niñez, para bajar la mortalidad materna y neonatal del Vichada.

‘La vida será mejor’

Mientras ve brotar por primera vez el agua pura en las viviendas de Cachicamo, Alexander rememora: “Antes nos tocaba correr al caño 2 o 3 veces al día. ¡Mucho cansancio! Y el agua ya no es pura, como antes”, afirma.
Además, augura que para él la vida será mucho mejor, porque seguramente disminuirán muchas enfermedades, se reducirán las travesías por la caprichosa sabana del Vichada llevando enfermos y podrá dedicar más tiempo a la formación.
Como parte de la red de vigilancia en salud pública de base comunitaria del departamento, Alexander se capacitó para conocer los signos y síntomas de enfermedades diarreicas agudas, infecciones respiratorias, dengue, malaria, hepatitis A, accidente ofídico, leptospirosis, y otros temas de interés para Vichada, como tuberculosis, cuidados en la atención prenatal y del recién nacido, lactancia materna y alimentación complementaria, manejo y vigilancia nutricional, enfermedades prevenibles por vacunación (sarampión, rubeola y difteria).
Además, gracias a esta capacitación, Alexander sabe muy bien que el suministro adecuado de agua para el baño, el lavado de ropas y de utensilios de cocina, la preparación de alimentos y otros propósitos higiénicos va a tener efectos significativos sobre enfermedades de los ojos y la piel, las enfermedades transmitidas por ectoparásitos, las enfermedades contraídas a través de alimentos y otras controlables mediante el lavado de las manos.
Aunque cree poderosamente en la medicina occidental, como nieto del chamán fundador del resguardo Cachicamo respeta la sabiduría ancestral para dar alivio a los suyos y sabe que incluso para el chamán será beneficioso contar con agua potable para la elaboración de los tratamientos ancestrales.
Los piaroa atribuyen gran parte de las causas de enfermedades al mundo espiritual, y a los animales, que serían sus productores, tanto directamente a través de la ingestión como de manera indirecta cuando se rompe la relación ordenada entre el individuo y el cosmos. La sabiduría ancestral también considera que hay algunas de orden natural que deben ser tratadas con plantas y masajes, pero siempre sobrepuestas a terapias espirituales.
Precisamente esa combinación de saberes le permite augurar a Alexander que, con la llegada de este proyecto de agua potable y saneamiento a Cachicamo, su gente gozará de una mejor salud y los nuevos miembros de la comunidad piaroa podrán recibir todas las bendiciones del agua desde el nacimiento para tener una vida sana y con bienestar.
KAREN GONZÁLEZ
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
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