El 2 de mayo de 2002 es un día para no olvidar en Bojayá, un municipio del departamento del Chocó que aún llora las 89 víctimas mortales que dejó la explosión de un cilindro bomba que fue lanzado por guerrilleros de las Farc a la iglesia en donde muchos se refugiaban por el fuego cruzado que había con paramilitares.
Según la Unidad para las Víctimas, de estas 89 víctimas directas por el atentado, el 47,2 % hombres y el 53,8 % mujeres. El 33,7 % correspondía a personas entre los 29 y 60 años en el momento de ocurridos los hechos.
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Ahora, 20 años después, la comunidad aún recuerda a sus muertos y heridos, buscando reconciliación y perdón.
Para esto, ayer domingo y hoy lunes se realizan varias actividades.
A las 7:00 de la mañana de este lunes se realizó una peregrinación desde Bellavista Nuevo hacia Bellavista Viejo por el Sendero Bellavista y a las 9:00 a. m. se hizo una eucaristía a cargo de monseñor Darío de Jesús Monsalve con Alabadoras.
A las 11:30 a. m. se tiene programado el conversatorio ‘Bojayá y Chocó conmemorando 20 años entre la guerra y el olvido’. En este acto participarán representantes del Comité por los Derechos de las Víctimas, autoridades etnicoterritoriales, el Sistema Integral para la Paz, la ONU DDHH, miembros de la iglesia, comunidad internacional y representantes de la sociedad civil.
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Funeral colectivo de las víctimas de la masacre de Bojayá en 2002.
Héctor Fabio Zamora / EL TIEMPO
Pese a que en estos 20 años se han realizado acciones de reparación a las víctimas, la JEP denunció que aún persisten problemáticas y amenazas en contra de la comunidad.
“Urgimos por la protección de la vida de los habitantes de esta zona a través de: la presencia integral del Estado, la reparación colectiva, la plena implementación del Acuerdo de Paz –en particular el capítulo étnico-; la garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de la población; la búsqueda de las personas desaparecidas en razón del conflicto armado, así como por hechos posteriores a la firma del Acuerdo de Paz; y el desmantelamiento de los grupos armados no estatales”, destacó la JEP por medio de un comunicado.
Entre las actividades de la conmemoración se destacó la presentación del libro ‘Los muertos de Bojayá son nuestros muertos’, que muestra la sistematización y los hallazgos de una investigación frente al proceso de exhumación, identificación, individualización, acompañamiento y entierro de las víctimas de la masacre, llevado a cabo en Bojayá desde 2017.
Los autores de la publicación, que tiene 200 páginas, son el Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, en colaboración con las académicas Pilar Riaño (Universidad Columbia Británica de Canadá), Nathalia Quiceno (Universidad de Antioquia) y Camila Orjuela (investigadora independiente).
Según Pilar Riaño, el texto quería lograr algo diferente a los múltiples ensayos, noticias, historias e investigaciones que se han escrito sobre la masacre: “Lo que se logra con el libro, y que es el objetivo del Comité, es algo que se llama contar desde adentro, es decir, mirar este proceso de investigación y ciencias forenses en el que se intercambian también conocimientos ancestrales, afro e indígena, lo que eso implica y por qué es diferente cuando se cuenta desde adentro”.
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Habitantes de Bojayá deben movilizarse siempre por río y desarrollan allí sus actividades diarias.
Isabella Morales
Ayer domingo, en el Auditorio Parque de la Memoria de Bojayá se hizo la proyección de la película ‘Cantos que inundan el río’, que muestra la vida de los bojayaseños tras la tragedia.
“Hacer parte de la agenda de esta conmemoración nos conmueve en lo más profundo, no solo porque conocemos de cerca a muchas de las familias que perdieron hermanos, primos, hijos, padres y amigos en la masacre de Bojayá, sino porque a pesar de ello estos pueblos nos han dado ejemplo de que se puede hacer la paz desde los territorios si hay acompañamiento, voluntad e insistencia para que así sea. Los bojayaseños han sido grandes maestros de la paz y referentes para el país para que juntos aprendamos cómo construir un territorio en convivencia, empatía, compasión por el otro, en comunidad” dijo Ana María Muñoz, productora de la película.
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Entre 2012 y marzo de 2022 la Unidad para las Víctimas dio 11.519 giros correspondientes a la atención humanitaria dirigida a hogares víctimas de desplazamiento forzado que residen en Bojayá. La inversión realizada, según la entidad, ha sido de $6.984.380.500.
De otro lado, en indemnizaciones administrativas la Unidad ha beneficiado a 1.466 personas a través de 1.543 giros, con una inversión de $ 11.999.365.638 pesos.
Por homicidio, de acuerdo con el registro oficial, se han ordenado 142 pagos de indemnización correspondientes a una inversión de $785.904.100.
MEDELLÍN