Desde que era un niño, Hernando Hoyos Gallego se sintió como una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre. Usaba prendas femeninas y jugaba con muñecas, hasta que a los 12 años huyó de su casa en Circasia (Quindío) por el rechazo de su padre. Su vida tomó otro rumbo en Bogotá donde tuvo que sobrevivir en las calles.
Pasó varios años vendiendo su cuerpo al tiempo que se iba transformando en Gina Vanesa Hoyos Gallego. Se enamoró y convivió con una pareja durante algunos años hasta que decidió regresar a su natal Circasia, al lado de su mamá María del Carmen Gallego.
Fue allí donde decidió emprender una lucha legal contra su EPS con el fin de que le cubrieran las cirugías necesarias para convertirse en la mujer que siempre ha soñado.
Sabía que no sería fácil, pues ya había ganado una batalla contra el Distrito Militar en el 2014. Por una tutela que ella instauró, el Tribunal Superior de Bogotá terminó con el problema en el que se había convertido para los transexuales el trámite de la expedición de la libreta militar. Finalmente, Gina recibió su libreta de forma gratuita como lo había solicitado.
Luego, a principios del año pasado, tras otra tutela, logró que la Corte Constitucional ordenara la revocatoria de dos sentencias que negaban la protección de sus derechos y le ordenó a la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas que pusiera a disposición el presupuesto para la entrega de su indemnización por ser víctima de desplazamiento forzado hace varios años.
Sin embargo, la Unidad, que ha entregado dos ayudas a Hoyos, le informó a este medio que todavía tiene pendiente otra ayuda y establecer si la víctima ya no está en condición de vulnerabilidad para proceder a efectuar el desembolso de la indemnización.
Su vida no ha sido fácil, y ella admite que las condiciones en las que vive actualmente son precarias. "Soy de bajos recursos, estoy a cargo de mi mamá que está enferma y de avanzada edad, vivo en una invasión, no tengo empleo porque nadie me contrata por mi identidad de género y por mi edad, no tengo estudios”, dijo Hoyos.
Ahora, su nuevo pleito legal es contra Cafesalud para que cumpla con el fallo de octubre pasado, en el que el Tribunal Superior del Distrito de Armenia falló a su favor y le ordenó a la EPS y la Secretaría de Salud del Quindío que, “dependiendo del concepto científico que se ha dispuesto, cada uno dentro de la órbita de sus competencias, proceda a autorizar y brindar de manera pronta y efectiva la asesoría médica y atención psicológica necesaria, informándole sobre exámenes, procedimientos y tratamientos pre y pos a la cirugía”.
Agrega el fallo que “de ser el caso, las accionadas en el ámbito de sus responsabilidades, programarán y realizarán la intervención de reasignación de sexo”.
Aunque Hoyos reconoce que la EPS la remitió a valoración en la clínica San Rafael de Pereira, denunció que aún no le han definido nada. “Ahora la EPS me manda otra vez a psiquiatría, me tienen volteando de un lado a otro, y esto ya va para tres meses”.
La valoración médica del cirujano plástico de Pereira evidencia que no se encontraron contraindicaciones para realizar los procedimientos quirúrgicos, que serían al menos cuatro, como mamoplastia de aumento con prótesis, gluteoplastia con prótesis, cambio de sexo con neovagina y otras.
“Necesito que me definan, tener mi identidad, que yo sea toda una mujer, la feminización de mi rostro y todo lo demás que es lo que he estado luchando hace tanto tiempo, hay un desacato en trámite. Todos tenemos derecho a ser lo que somos”, afirmó.
EL TIEMPO intentó comunicarse con la gerente regional de Cafesalud, Carolina Martínez pero no fue posible contactarla.
ARMENIA
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