Abrir un paso de 500 metros a través de la escollera submarina, ubicada entre Bocagrande y la Isla de Tierrabomba, la cual fue construida por los españoles hace 400 años para evitar la invasión de piratas y corsarios a Cartagena, es la propuesta que nace de la sociedad civil cartagenera para salvar el arrecife de coral de varadero, un inédito y poderoso sistema- descubierto en el 2014 por biólogos caleños- que habita en inmediaciones de Bocachica, el cual hoy está en peligro de desaparecer por cuenta del proyecto para la apertura del segundo canal de acceso a la bahía de la ciudad.
“Que habiliten la entrada por Bocagrande, los españoles hicieron una muralla que en realidad son piedras amontonadas, ahí no hay castillos. Que habiliten el paso y por ahí entran los barcos. ¡Pero claro, a los empresarios de este país eso les parecerá muy costoso para sus intereses! Sin embargo sí pude parecerles más económico la masacre de un coral único que es patrimonio de la humanidad”, plantea el exsecretario de medio ambiente de la ciudad, y abogado ambientalista, Rafael Vergara, quien lidera la defensa de este ecosistema.
El último arrecife de coral que le queda a la bahía de Cartagena habita bajo las aguas el canal de Varadero, en inmediaciones al corregimiento de Bocachica, isla de Tierrabomba.
Esta especie es admirada por científicos del mundo pues pese a recibir las aguas contaminadas que salen de la industria local y que llegan por el canal del Dique, procedentes del río Magdalena, el coral persiste en vivir, y con una capacidad de resiliencia, desconocida hasta ahora en su especie, se hace más fuerte y más grande con el paso de los años. Crece en montañas submarinas y ha colonizado profundidades que van desde los 30 hasta los dos metros, según la dirección científica del Oceanario de islas del Rosario.
“Estos arrecifes que habitan en la boca del canal del Dique, a 5 kilómetros, tienen unos tamaños de colonia gigantes equivalentes a una ceiba de 400 años de edad. Las condiciones de agua en esta zona son todo lo contrario a las que tienen los arrecifes de sistemas de coral en lugares paradisiacos como por ejemplo Australia o Hawái; estos son unos arrecifes con altísima sedimentación, poca penetración de luz, valores de salinidad fluctuantes, fluctuaciones de temperaturas, y contaminación que llega del río Magdalena, aun así ahí hay unos arrecifes que se desarrollan en condiciones subóptimas”, dice Mateo López – Victoria, el biólogo marino que descubrió este paraíso bajo la gris bahía de Cartagena, hace dos años.
Según este doctor en Biología Marina, este es un caso excepcional que ofrece un banco de información valioso para la ciencia, y que daría pistas sobre cómo reestablecer este tipo de sistemas, hoy amenazados en todo el mundo por el cambio climático.
Hoy, al Caribe le queda el 17 por ciento de los corales, y si mueren se acaba la biodiversidad, señala el experto.
Lo primero que explican los científicos es que el coral es un animal y por lo tanto el gran arrecife es un conjunto de muchos organismos vivos cuya unidad es el pólipo que se une con otras entre sí en una cadena infinita y va secretando carbonato de calcio, que es la base para la vida en el fondo marino.
Sin embargo, empresarios portuarios tienen en la mira al Canal de Varadero como posible ruta alterna de entrada para el creciente tráfico de embarcaciones que se está tomando la ciudad como resultado de la ampliación del vecino Canal de Panamá.
Pese a que en el 2014 la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla) frenó una solicitud para el dragado de este canal, lo que daría como resultado una ‘masacre’ sobre los corales, empresarios van nuevamente por el proyecto, con el argumento que se prevé un incremento en el tráfico de este puerto, uno de los más importantes de Latinoamérica. Por tal motivo, si se cuenta solo con una vía de acceso, se generarían aumentos en los tiempos de espera de las embarcaciones para ingreso y salida provocando un colapso de las actividades portuarias que perjudicarían el comercio y el turismo.
Pero bajo las aguas donde pasaría el canal están los arrecifes, fuente de alta biodiversidad y ‘el útero’ de millones de organismos que se proveen entre sí y vida en el mar. Allí se reproducen especies que son vitales para la vida.
Según el inventario que tiene el Oceanario de Islas del Rosario, allí habitan varias especies de peces, invertebrados, langostas, y caracoles.
“Antes de la construcción del Canal del Dique, la bahía de Cartagena era escenario de un gigante sistema de corales que desapareció con los años debido a la alta contaminación. Este sistema coralino se prolongaba hasta las islas de Rosario, pero con la apertura del dique se instauró esa condición de estuarios, mezcla de aguas dulces y marinas, que mató lentamente la vida de los corales”, agrega Jaime Rojas, director científico del Oceanario de Islas del Rosario.
‘La obra es necesaria’“Esta es una obra esencial para el desarrollo de Cartagena y en general del Caribe porque mejora la competitividad del país, pues luego de la inauguración de las nuevas esclusas del Canal de Panamá se han impuesto nuevos retos para el comercio portuario. Cartagena, con la profundización del Canal de Acceso a su bahía ejecutado entre 2014 y 2015, de manera oportuna se empezó a preparar para el reto que implicaría tener la capacidad de recibir embarcaciones de 12.000 TEUS que se reciben ahora comparadas con las embarcaciones de 5.900 TEUS que transitaban por allí antes”, responde La Financiera Nacional de Desarrollo, que financia el proyecto.
‘Es hasta ahora un proyecto’: InvíasSegún Invías, el canal alterno es, hasta ahora, un proyecto que requiere de estudios ambientales previos para determinar el impacto que puedan tener las obras sobre el ecosistema, y aseguró que los estudios ambientales serán financiados en su totalidad por la Nación.
A la cabeza del proyecto está el Instituto Nacional de Vías (Invías) y el Ministerio de Transporte, que cuentan con el respaldo de la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, Contecar y Ecopetrol. La Financiera de Desarrollo Nacional fue contratada, bajo un convenio interadministrativo, para manejar la gerencia del proyecto del Canal Alterno, además de encargarse del desarrollo técnico, administrativo, ambiental y social del proyecto.
Se calcula que el proyecto, incluyendo obras complementarias podría tener un costo de 57 millones de dólares. Sin embargo, también es necesario incorporar las compensaciones sociales y ambientales. La entidad ha dicho que Varadero ya no es la zona para el proyecto, pero la gente de Cartagena piensa que hay intereses.
John Montaño
Redactor de EL TIEMPO