Las imágenes son apocalípticas. Parece que una bomba o un fenómeno astronómico arrasó con hectáreas de bosque. Los árboles de hasta 30 y 40 metros de altura se ven chamuscados, sin vida.
Son imágenes que tienen con los pelos de punta a los ambientalistas del Meta porque corresponden a zonas de reserva de los parques naturales de Tinigua y La Macarena, en los municipios de Uribe, Vista Hermosa y La Macarena, que deberían estar poblados de selva exuberante y verde y no de palos quemados.
El fenómeno tiene que ver con una tala acelerada e indiscriminada por parte de colonos en territorios que hasta hace un año eran dominados por la guerrilla de las Farc, pero que tras el proceso de paz y los periodos de cese al fuego dejaron de controlar la deforestación.
En Uribe le dicen la “derriba o la tumba de montaña”. “Una familia solo podía tumbar dos hectáreas para comida y tres para pasto por año. Y si está comenzando le dejaban tumbar cinco hectáreas. Si era un finquero con 100 hectáreas de pasto, no lo dejaban tumbar. Y si tumbaba, le cobraban un millón de pesos”, comenta un campesino.
Pero ahora hay quienes han tumbado hasta 100 hectáreas para ampliar la frontera agrícola y para potreros destinados a ganadería extensiva, una de las principales amenazas de los parques naturales.
Sin embargo, parece que lo peor está por llegar. Por lo menos así lo dejan entrever expertos ambientalistas y un biólogo de Cormacarena, que pidió que su concepto sea personal y no a nombre de la Corporación.
Argumenta que la presencia de la guerrilla en la región mantenía al margen a los depredadores forestales, pero que tras la salida de ese grupo armado ilegal pueden tener el espacio para ingresar a sitios muy adentro de los parques que eran impenetrables.
“Esto es personal. Las tasas de deforestación van a aumentar. Como el grupo armado ejercía un control la gente llegaba hasta cierto punto y no entraba porque en el monte estaban ellos, ahora van a llegar a sembrar y para sembrar van a talar”, dice el biólogo Iván Pérez.
Agrega que municipios como Mapiripán, Puerto Gaitán y los de la zona del Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEM) son muy extensos y los esfuerzos de las autoridades no se ven.
Julián Villa, veterinario y miembro de la Mesa Hídrica del Piedemonte Llanero, informa que hace unas semanas estuvo en las zonas del parque de La Macarena y Tinigua y se encontró con un panorama desolador.
“Lo que nosotros logramos saber es que en el control que hacían las Farc, era que les restringía la tala, cada colono por año tumbaba dos hectáreas de bosque. Si calculamos que pueden existir unos 10.000 colonos en esa área, pues estamos hablando de 20.000 hectáreas por año tumbadas en el territorio, lo cual es evidente en imágenes satelitales y en las visitas al campo”, asegura Villa.
Alerta que parte de esas hectáreas fueron sembradas de coca y de potreros con ganado que están llevando desde la región del Ariari.
Luis Carlos Hernández, otro miembro de la Mesa Hídrica, dice que en los recorridos se han encontrado con personas “que nos dicen que llegó la hora de talar y ampliar las fincas”.
Para el veterinario Julián Villa resulta “absurdo pensar” que la tala de bosques en el sur del Meta, en las áreas de protección, tiene fines de sostenibilidad alimentaria.
“Con el mal estado de las carreteras sacar unas cargas de plátano o de yuca es prácticamente imposible por los altos costos del transporte, no es rentable. Pero al colono sí le es rentable sacar unos gramos de base de coca, por eso para ganarse la comida siembran coca y para eso tienen que talar”, afirma.
Según el experto, los sitios más críticos por tala son “desde Vista Hermosa hacia la Serranía de La Macarena por Yarumales y Piñalito; y por la otra entrada, por Uribe, La Julia, parque Tinigua y San Juan de Losada”.
Lo más grave, señala Villa, es que no se ve el actuar de las autoridades responsables de controlar la deforestación. “Con la tecnología que hay en el país, como drones y cámaras, bien se podría hacer un control de deforestación, referenciar áreas y ubicar espacios de colonización”, dice
Lo propio afirma Luis Carlos Hernández, también de la Mesa Hídrica, quien señala que “lo único que le interesa a Cormacarena es Caño Cristales por los millones que genera el turismo”.
“Nosotros hemos caminado por Vista Hermosa, La Macarena, en La Julia, en Tinigua y no hemos visto funcionarios de Cormacarena. También hay amenaza sobre la caza y la pesca”.
Cormacarena, con cuatro estratrgias planea frenar deforestación
El municipio de La Macarena es el más deforestado en el Meta. Lo siguen en su orden Mapiripán, Puerto Rico, Vista Hermosa, Uribe, Puerto López, Mesetas y Puerto Gaitán.
La información hace parte del más reciente boletín sobre alertas tempranas de deforestación expedido en octubre del 2016 por el Ideam. El documento revela que el Meta es el departamento del país más afectado por la deforestación.
1. Para mitigar ese flagelo, Cormacarena expidió la resolución 0336 de abril del 2016 por medio de la cual suspendió la expedición de permisos para aprovechamiento forestal durante un año en las zonas afectadas.
2. A esto se suma la creación del primer Núcleo de Aprovechamiento Forestal Sostenible en Mapiripán, con el fin de vincular a todos los actores de la cadena del recurso maderable, incluidos los madereros y los colonos.
3. Además, Cormacarena trabaja desde el 2012 en la restauración ecológica con más de 3.000 hectáreas, en las que desarrollan enriquecimiento vegetal y reincorporación nativa.
4. La Corporación está a la espera de un estudio del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) sobre deforestación, con “imágenes satelitales multitemporales”.
REDACCIÓN LLANO SIE7EDÍAS