Al patrullero Ángel Zúñiga Valencia le había tocado participar en distintos procedimientos, incluidos desalojos en sus 10 años de carrera, pero el martes pasado se resistió a seguir en un operativo cuando vio que las pertenencias y cultivos de unas 20 familias eran aplastados por maquinaria pesada en zona rural de Cali.
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“Yo sé que me van a trasladar lejos, pero es algo injusto lo que están haciendo, no les van a dar vivienda, no les van a dar reubicación, están abusando de los derechos humanos, estamos en cuarentena”, dijo Zúñiga con la voz entrecortada, entregó su arma y se retiró.
Su reacción, grabada con celulares, se hizo viral y generó aplausos en unos sectores, pero abrió el debate sobre si su comportamiento merece una sanción o una condecoración, como lo propone un grupo de congresistas.
“Yo quiero mucho mi uniforme, ayudar a la comunidad, he participado en varios desalojos, solamente que este ocurre en medio de esta medida sanitaria y, como ven, todo el mundo debe estar en sus casas, proteger a sus hijos, a los ancianos, a mujeres embarazadas…”, le dijo a EL TIEMPO.

Patrullero Ángel Zúñiga.
Tomada de Facebook
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El amor por la Policía le fue surgiendo a Zúñiga desde la juventud en su casa del municipio de Totoró, Cauca, un poblado de indígenas que conserva raíces ancestrales. Su hermano Rubén Leandro abrió el camino y se vinculó a la institución. Y hace 10 años lo hizo él.
En el 2015, las familia sufrió un duro golpe. A Rubén lo asesinaron en medio de unas vacaciones junto a unos amigos en el resguardo Totoró y Ángel pensó en renunciar, pero su familia lo alentó para que no lo hiciera.
“Mis hermanos quisieron ser policías para ayudar a la gente. Con esto que pasó, no sabemos si va a seguir siendo policía, depende de qué decisión tomen”, dice Juan Sebastián, el menor de los tres hermanos.
Sus padres aseguran que sus hijos fueron educados para ayudar. “A nosotros no nos gusta que a nadie le hagan daño y menos a la gente de pocos recursos”, dice su madre, Dolly Amanda.
Mi hijo es un berraco, son cosas que desde muy pequeño se le enseñaban a él. Somos honrados y eso le enseñamos
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El policía, de 30 años, miembro activo del cabildo indígena y padre de dos hijos, dice que atiende las órdenes pero no deja de evaluar si es para bien o para mal.
Su padre, quien también se llama Rubén, y se dedica al mantenimiento vial, se enorgullece de su hijo y pide a las autoridades que no sea sancionado. “Mi hijo es un berraco, son cosas que desde muy pequeño se le enseñaban a él. Somos honrados y eso le enseñamos”, dijo.
El comandante de la Policía Metropolitana de Cali, general Manuel Vásquez, indicó que los policías tienen valores humanos, pero tienen que atender las órdenes de las autoridades competentes.
“Cualquier decisión que se pueda surtir desde el orden administrativo, disciplinario o judicial se enmarcará dentro del debido proceso con todas las garantías y frente a cualquier decisión que se pueda determinar, el único competente será un juez que administre justicia en nombre de todos los colombianos”, dijo.
Según un informe de la Policía, el patrullero, adscrito a la estación de Jamundí, tiene un antecedente disciplinario: una suspensión de 180 días por presunta agresión física en el Cauca.
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Frente a esto, el patrullero señaló que eso ocurrió en el 2017, cuando estaba de licencia y un hombre empezó a agredir a su hermano, que tiene un problema en la pierna, y lo empujó. “Mi hermano cayó y ahí tuve el inconveniente. Pido disculpas por eso, pero siempre me gana el corazón, yo tengo el alma de defender a las personas”, dijo.
El caso del uniformado es atendido por el abogado Augusto Ocampo, quien lo contactó desde Bogotá al ver los videos y dice que su defendido actuó bajo el marco y el cumplimiento de la ley.
Frente a lo afirmado por la Alcaldía de Cali, la cual señala que el proceso de desalojo tiene los fundamentos y avales jurídicos, el abogado indicó que lo ocurrido es “una grave vulneración a los derechos” y que la persona que ahora representa “actuó en el marco de la Constitución”, la cual establece la libertad de conciencia en su artículo 18.
“Si existía una orden judicial de desalojo, la administración municipal debió garantizar antes la reubicación de estas personas y no romper la orden presidencial de aislamiento, exponiéndolos a contagiarse de coronavirus”, dijo Ocampo.
Nos toca esperar. Todo está ahora en el corazón de los altos mandos. Estamos pidiéndole mucho a Dios para que todo salga bien
El caso suscitó que 40 congresistas de la Bancada Alternativa les pidieran a las plenarias de la Cámara y del Senado que se le otorgue la mayor condecoración al patrullero. El senador Alexánder López dijo que se le valora por “su actitud ejemplar” de defender los derechos de los ciudadanos.
Al patrullero le dieron cuatro días de descanso. Se encuentra en su casa, reunido con sus padres, hermano, esposa y sus dos hijos, de 1 y 10 años.
Su familia espera que no lo saquen de la Policía. “Nos toca esperar. Todo está ahora en el corazón de los altos mandos. Estamos pidiéndole mucho a Dios para que todo salga bien”, coinciden en su casa en Totoró.
MICHELL FRANCOIS ROMOLEROUX
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
POPAYÁN
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