Si no fuera por un pequeño aparato que siempre lleva puesto en su uniforme, en su cintura, María de los Ángeles Mejía Arango pasaría como una más de las de 25 deportistas de alto rendimiento de la Liga de Gimnasia de Risaralda.
En el tapiz hace los ejercicios previstos por los entrenadores de gimnasia rítmica, repite los movimientos una y otra vez hasta que salgan bien, se esfuerza al máximo y atiende las instrucciones de las profesoras. Solo debe suspender la rutina cuando la bomba de insulina emite un sonido. Es la alarma que le indica que debe administrarse insulina o comer alimentos para equilibrar el nivel de azúcar en su sangre. La insulina baja el nivel, los alimentos lo suben.
Esta manizaleña de 13 años fue diagnosticada con diabetes tipo 1 cuando tenía 9 años y desde entonces es insulino-dependiente. La bomba la debe tener durante las 24 horas del día y en algunas ocasiones se debe despertar cuatro o cinco veces en las noches para equilibrar su nivel de azúcar.
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“Pero desde que estoy aquí no he tenido que ir al hospital”, dijo emocionada, con los ojos bien abiertos y sonriendo.
Hace un año y nueve meses, María de los Ángeles y sus padres, Guillermo Mejía e Hilda Gladys Arango, cambiaron la vida que tenían en Manizales para cumplir en Pereira su sueño: que la niña iniciara una carrera deportiva de alta competencia en la gimnasia rítmica.
Aunque Guillermo se quedó en la capital de Caldas por motivos laborales, su familia se dividió para probar suerte en una ciudad que no conocían. Hilda Gladys y la niña, su única hija, viven en un apartamento de clase media y todos los días la jovencita camina a la Liga, situada a pocas cuadras, que es su segundo hogar.
Y es que en la Liga estudia, ya que la entidad tiene un programa de educación virtual que fue ‘importado’ desde Medellín y es único en Pereira.
Con emoción, William Cano Gil, presidente de la Liga, recordó que María de los Ángeles obtuvo el 89 por ciento en las pruebas durante la audición que se presentó para poder ingresar.
Por eso, a él no se le hace raro que la jovencita haya obtenido cuatro medallas de oro en su primera competencia. “La actitud es lo más importante en una persona y un deportista. Las condiciones de salud no son un impedimento para cumplir los sueños”, dijo.
Hilda Gladys no se cambia por nadie ante los logros de su hija. Contó que la división de la familia ha sido dura “pero todo es por cumplir con el sueño de María de los Ángeles y darle felicidad”.
La gimnasia rítmica –explicó– es un deporte aeróbico y eso estimula la producción de insulina en el páncreas. Por eso es que ella ha estado estabilizada hasta emocionalmente durante este tiempo.
El gran sueño de la joven es ir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y llegar a ser como Diana Rizatdinova, de Ucrania, medallista en Río 2016. Su entrenador y su madre creen que lo puede lograr porque es una persona muy decidida y disciplinada.
Para alcanzar esa meta está trabajando y en próximos días competirá en Paipa (Boyacá), en un campeonato nacional donde solo piensa en ganar.
Fernando Umaña Mejía
Corresponsal de EL TIEMPO
PEREIRA