Cerrada con candado permanece desde este jueves la casona donde, de acuerdo con las investigaciones de la Policía y la Fiscalía de Ibagué, ocurrían las torturas y malos tratos contra 11 niños.
Menores de edad y algunos adolescentes, todos con discapacidad cognitiva, habrían sido víctimas de malos tratos por parte de empleados de 'Peces Vivos', una Fundación que ejercía labor social mediante convenios con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
Por esos hechos, un juez ordenó el pasado jueves las capturas de 10 trabajadores de la institución, sindicados de los delitos de tortura en concurso homogéneo, concierto para delinquir y destrucción de material probatorio.
Los habitantes del barrio La Pola, una zona céntrica de Ibagué, cerca de la Alcaldía y el Palacio de Justicia, donde funcionaba el internado de la Fundación, han sido testigos de lo que allí sucedía pues a diario oían dolorosos alaridos.
"De día y de noche yo escuchaba gritos desgarradores de jóvenes internados en esa casona", afirmó una mujer, de 75 años.
"La semana pasada un joven pedía ayuda, eran clamores de auxilio como si lo estuvieran matando a palo”, aseguró la ciudadana, quien agregó que "era de tal magnitud la crueldad que los jóvenes trataban de escapar por los techos".
Otro ciudadano dijo que muchos llamaban "a ese lugar la ‘casa del terror’, pues los gritos desgarradores traspasaban las paredes y se escuchaban en la calle y las casas vecinas”.
La semana pasada un joven pedía ayuda, eran clamores de auxilio como si lo estuvieran matando a palo
Una ama de casa señaló que no podían hacer nada pues "la casona siempre estaba cerrada, hasta le echaban candado para ocultar los malos tratos contra los niños”.
Los actos de tortura contra niños y adolescentes se pusieron en evidencia cuando, en junio pasado, un extrabajador decidió instaurar la denuncia en la Fiscalía y la Policía de Ibagué.
“Fueron varios meses de seguimientos e investigaciones, que concluyeron con la expedición de las órdenes de captura por parte de un juez contra 10 trabajadores de la Fundación”, señaló el coronel Jorge Morales, comandante de la Policía de Ibagué.
Agregó que una de las torturas consistía en “lanzar la sopa caliente sobre sus rostros, cuando se negaban a tomarla”.
Mario Gómez, fiscal delegado para los temas de malos tratos contra niños y niñas, señaló que los menores eran amarrados a sus camas o en los muros de la casona “y atados de pies y manos tenían que hacer sus necesidades fisiológicas”.
IBAGUÉ