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Adiós a Jesusita, la mujer que defendió el Medio San Juan de la violencia

Jesusita Moreno Mosquera

Jesusita Moreno Mosquera

Foto:Tomada de redes sociales

La defensora de DD. HH. había llegado para un tratamiento médico a Cali, donde la mataron el martes.

Cali
Entre rústicas casas palafíticas de madera sobre suelos de tierra y piedra, Jesusita Moreno Mosquera defendió a su gente, pero sobre todo, el territorio de sus comunidades, buscando titulación de predios y clamando por el respeto a la vida por parte de grupos armados ilegales, así como siendo recia ante acciones de las Fuerzas Militares en zona de Medio San Juan, Chocó.
Jesusita fue asesinada el martes en Cali, cuando hombres armados irrumpieron en la vivienda de uno de sus hijos, en el barrio La Floresta, de Cali, donde estaba con otros familiares celebrando un cumpleaños.
Aunque fue llevada con vida a un centro hospitalario en la capital vallecaucana, como lo declaró el subcomandante de la Policía Metropolitana de Cali, coronel William Quintero, murió horas después.
Moradores de Chocó y quienes la conocieron la catalogan como una guerrera que no tuvo miedo de buscar la liberación de secuestrados y hacer gestión humanitaria.
Uno de ellos fue el excongresista Odín Sánchez, secuestrado el 28 de abril de 2016. Jesusita estuvo entre ese grupo de personas que buscó el regreso del político y también de Tulio Mosquera, quien fue alcalde de Alto Baudó, pero murió en cautiverio en 2021. Esto le causó tristeza a la líder que en medio de la crítica situación de orden público en su región no perdía la esperanza de que, inclusive, la Iglesia pudiera entrar a mediar también para que los violentos cesaran el fuego.
Asesinan a Jesusita Moreno - Caricatura de Matador

Asesinan a Jesusita Moreno - Caricatura de Matador

Foto:Matador

Siempre luchamos por nuestro territorio, es lo más importante, nos debemos a él

"Siempre luchamos por nuestro territorio, es lo más importante, nos debemos a él". Esas palabras se las decía la defensora de derechos humanos a sus vecinos en su natal corregimiento Noamamá, en Istmina, el cual es bañado por el río San Juan. Sus padres le infundieron a la chocoana ese talante de hablar fuerte y con propiedad.
Su liderazgo lo empezó desde muy joven. Cuando tenía 28 años enfrentó situaciones de violaciones de derechos humanos de la población por parte de paramilitares y guerrillas.
Hace 22 años, ella era mediadora y rechazaba la presencia de las entonces Farc, pero también de grupos paramilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC).
En los últimos años, la lideresa también rechazó con firmeza las acciones del Eln.
Era doña Tuta —así le decían de cariño quienes la conocieron, por el respeto que infundía—, quien llegó a ser registradora municipal en el Medio San Juan.
Su preocupación también se extendía a los impactos ambientales por las explotaciones mineras ilegales. Conservando ese mismo liderazgo, llevó su voz a proyectos con la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible de ese departamento (Codechocó).
Jesusita fue, además, miembro activo de la Asociación Campesina del Río San Juan, la cual es uno de los consejos comunitarios más consolidados en ese departamento.
Jesusita Moreno Mosquera.

Jesusita Moreno Mosquera.

Foto:Archivo particular

El asesinato de doña Tuta incrementa el miedo entre la población civil, lo cual puede llevar a nuevos desplazamientos forzados, así como a un empeoramiento del confinamiento

"El asesinato de doña Tuta incrementa el miedo entre la población civil, lo cual puede llevar a nuevos desplazamientos forzados, así como a un empeoramiento del confinamiento", se lee en un comunicado del Consejo Comunitario General del San Juan (Acadesan).
Su lucha -por la cual se encontraba amenazada desde 2019- la llevó en los últimos años a liderar el hoy Espacio Humanitario de Noanamá, al tiempo que vivía de las ventas de una tienda que tenía en ese poblado.
Recientemente, buscaba ayudas para más de 300 personas en condición de desplazamiento que llegaron desde los primeros meses de este 2022 a Noanamá.
Por problemas médicos, según allegados, viajó a Cali, a la casa de un hijo. Había arribado hace un mes.
En la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz indicaron en un comunicado su tristeza por este asesinato.
"Su voz contundente por la exigencia al respeto a la vida y al territorio de sus comunidades le generó señalamientos, amenazas y estigmas en su contra. Ella era, en sí misma, la voz que propició acuerdos humanitarios para lograr el respeto de las Fuerzas Militares, AGC y la guerrilla del Eln", indica la Comisión.
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