El accidente en el Hospital San Rafael de Tunja, donde murieron dos mujeres tras colapsar un muro de la sala de espera de Urgencias, prende las alarmas sobre el estado de la infraestructura hospitalaria en el departamento.
El olor a humedad y las grietas de más de 15 centímetros que se extienden de techo a piso y a lo largo de toda la construcción, dan la bienvenida al Hospital Regional de Miraflores, el más grande de la provincia y que pese a las serias deficiencias en su estructura se ha mantenido en pie. Es imposible entrar y no notar las enormes fisuras que se entretejen por las paredes de este centro asistencial de segundo nivel, que atiende a más de 24 mil usuarios de la provincia de Lengupá.
“La infraestructura presenta unos agrietamientos que se han venido ampliando por factores como la humedad, la inestabilidad del terreno y por los movimientos de tierra que se han presentado”, explica la gerente del hospital, Sonia Patricia Rodríguez.
La situación es tal que el edificio de consulta externa se ha separado varios centímetros del edificio de hospitalización. “No queda de otra que encomendarse a la Virgen”, dicen los trabajadores mientras recorren estas instalaciones.
El hospital se construyó sobre un nacimiento de agua, las grietas se fueron ampliando
Y aunque las buenas noticias llegaron hace unos días con el anuncio del cierre financiero para la construcción de la nueva sede del Hospital, se espera que los 18 meses que dura la construcción no sea demasiado tiempo para una infraestructura que no da espera.
Sin embargo, la Secretaría de Salud del departamento señala que pese al oscuro panorama que se evidencia cuando se visita el hospital, el riesgo para trabajadores y usuarios no es inminente.
“El hospital se construyó sobre un nacimiento de agua, las grietas se fueron ampliando, se han mantenido dentro de lo esperado y hoy no hay riesgo inminente, sin embargo el terreno cada vez va a estar más saturado de agua y es necesaria la construcción de la nueva sede”, mencionó Germán Pertuz, secretario de Salud de Boyacá.
Pero mientras ese hospital es una realidad, desde la gerencia del hospital aseguran que solicitarán ante el Ministerio apoyo para realizar una medición del Índice de Seguridad del hospital para conocer, a ciencia cierta, la gravedad de la situación.
“Existe preocupación por el estado de la edificación donde prestamos los servicios; si el riesgo es alto tendríamos que solicitar una reubicación, pero entendemos también que el municipio no tiene infraestructura apropiada”, dijo la gerente. Lo cierto es que en el proyecto del nuevo hospital se invertirán 13 mil millones de pesos, en un terreno de 3.400 metros cuadrados.
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