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Granadino, la marca de la vanguardia para educar en el siglo XXI

Los niños pueden recibir s sus papás a casi cualquier hora en el colegio Granadino.

Los niños pueden recibir s sus papás a casi cualquier hora en el colegio Granadino.

Foto:Jhon Jairo Bonilla

Los estudiantes del colegio bilingüe de Manizales hacen la diferencia, según el rector.

Redacción El Tiempo
El canadiense Robert Sims camina por un pasillo del colegio que dirige y sus estudiantes le hablan, en fluido inglés, sobre sus resultados en los Juegos Binacionales que se desarrollan a esa hora en el coliseo.
Bien pudiera ser una escena de un plantel en Estados Unidos, pero se da en jurisdicción de Villamaría, Caldas, municipio vecino y perteneciente al área metropolitana de Manizales.
Fundado en 1980 por iniciativa de María Mercedes Londoño, el Colegio Granadino dictaba sus primeras clases en una casa grande de lo que antes había sido una antigua hacienda. Ella “decide que necesitamos un colegio bilingüe y mixto en la ciudad”, relata Sims.
Hoy, la casa es el centro administrativo y emblema de una institución que tiene 83.000 metros cuadrados en instalaciones y es reconocida como referente educativo en el departamento.
Y sigue creciendo, pues los números de egresados y el de estudiantes actuales aumentan por igual. Ambos rondan, a la fecha, los 770. La planta física se caracteriza por los espacios al aire libre.
Pero también porque está organizada en cuadrantes de pares generacionales pequeños, que facilitan la interacción de los niños entre sí.

Confianza como clave

Esa cercanía de los estudiantes también se traduce en mayor confianza con los docentes y directivos. El presidente del Consejo Estudiantil, Luis Miguel Gómez, destaca que la institución tiene “un ambiente muy unido” entre toda la comunidad.
A sus 17 años, está convencido de que el liderazgo es uno de los valores que más le ha inculcado el Granadino desde que ingresó a preescolar y que le servirán para su vida como estudiante universitario y, más adelante, como profesional.
De hecho, Luis Miguel tiene dos hermanos mayores, ambos egresados del mismo colegio.
Uno de ellos estudia becado en la Universidad del Rosario en Bogotá. Él aspira a lograr lo mismo ahora que está próximo a terminar el grado 12.

Internacional

Para graduarse como bachiller académico bilingüe internacional en el Colegio Granadino hay que cursar un año más que la mayoría de planteles en Colombia. Para el director, “eso nos da flexibilidad curricular para que los estudiantes puedan enfocarse en lo que quieren hacer”.
Así, la institución busca combinar lo mejor de los sistemas educativos colombiano y estadounidense.
Esto les da a los egresados un diploma válido a nivel internacional sin necesidad de homologar. Según Sims, el objetivo del plantel ha sido siempre el “cambio de chip” para ajustar su modelo a las realidades y necesidades del siglo XXI.
Pero, además, fomentan valores entre los niños y jóvenes que los distinguen de los demás.
No tratan de formar un tipo ideal de estudiante, sino una diversidad de personas con criterio para pensar por sí mismas y expresar sus ideas con confianza y creatividad.
El rector destaca que, además, la tasa de dedicación al servicio social entre sus egresados es de 40 por ciento. Esta –dice– es la principal “marca” del Granadino: la responsabilidad de marcar la diferencia en el mundo más allá de su realidad inmediata.

Espacios libres y artes les ayudan a niños y jóvenes a pensar mejor

Los niños corren y se ríen a carcajadas mientras se persiguen unos a otros entre pequeños muros que son obras de arte y, al mismo tiempo, herramientas didácticas en inglés, hechas con materiales de reciclaje en muchos casos.
Las instalaciones del Colegio Granadino están llenas de zonas verdes y organizadas en pequeñas plazoletas entre los cursos que tienen edades más cercanas. Una de las políticas de la institución es, según afirma el rector Robert Sims, “dar espacios abiertos a los estudiantes para pensar, crear, sentirse y escuchar a los otros”.
Su modelo educativo está basado en una visión actualizada de la obra del pedagogo y psicólogo estadounidense John Dewey, que vivió en la primera mitad del siglo pasado. Así, en el plantel han determinado que la creatividad es una de las necesidades principales para cualquier profesional en esta nueva centuria.
Otra forma de estimular esa habilidad, que no es un privilegio sino que se desarrolla en la medida que cada quien la ejercite, es por medio de un importante componente artístico en la formación desde la etapa de preescolar.
Dentro y fuera del taller dedicado a esta área se aprecian incluso varias obras de arte de los niños, como un ‘tronco-móvil’ al estilo del que aparece en la serie animada Los Picapiedra. Este, sin embargo, tiene ruedas hechas con baldes plásticos. Todos los objetos son elaborados a partir de cosas recicladas.
El fin es “enseñarles a los niños a cuidar el mundo y que algo que parece inútil puede ser muy útil”, dijo Sims. “La idea no es que queramos formar un mundo de artistas, sino de gente creativa. Un médico tiene que ser creativo. Si vamos a buscar soluciones, nuevas formas de hacer las cosas, la creatividad vale más que cualquier cosa”, dice.
Sí tienen egresados dedicados a la música, las artes pláticas, el cine y el diseño, pero el rector sostiene que cualquier otra profesión, como la ingeniería, también requiere desarrollar este tipo de características.
Estas se suman a la educación en otros aspectos como hábitos saludables y liderazgo. “Lo que tratamos es de ofrecer un rango amplio de cosas para ellos (los estudiantes)”, agrega el director de la institución.

Compromiso de los padres, fundamental

Incluso pueden dictar clases de ética y valores a los niños de los cursos más pequeños, con base en una guía elaborada por asesores expertos de la institución.
La relación de las familias con el Colegio Granadino es más estrecha que en los planteles promedio, porque trasciende de la entrega periódica de calificaciones y los eventuales llamados de padres por fallas de sus hijos.
“Ellos no necesitan cita para venir a aquí”, señala el rector Robert Sims luego de saludar a dos mamás que van hacia el coliseo para ver un partido de sus hijos del torneo intercolegiado que se disputa allí. La única condición que les ponen, explica el directivo, es que no interrumpan las clases de sus hijos.
De hecho, oficialmente, los dueños del colegio son los mismos padres de familia, por lo que participan de las decisiones más importantes por medio de las asambleas de accionistas, como en cualquier empresa. Eso, por otro lado, los compromete a participar de forma más activa en los eventos de la institución, por ejemplo.
MANIZALES
Redacción El Tiempo
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