Un despliegue militar en las primeras semanas de 2017 ha permitido desarticular 20 laboratorios para la producción de coca, en zona rural de los municipios de Tibú, El Tarra, San Calixto y Teorama, de Norte de Santander.
La arremetida contra estos centros de producción, que son estructuras de madera y techo de zinc, obedece al plan 'Campaña Victoria', dirigido por la Fuerza Tarea Vulcano, del Ejército Nacional, para frenar la expansión del narcotráfico en la región del Catatumbo.
En estos sitios, que administraban milicianos del Eln, también fueron decomisados 1.821 galones de insumos líquidos y 1.222 kilos de insumos sólidos, que eran destinados para fabricar un promedio mensual de dos toneladas de droga.
Paralelo a este resultado, la Dirección Antinarcóticos de la Policía de Norte de Santander adelanta una estrategia que se ciñe al mismo objetivo de destruir centros de producción, así como atacar cultivos ilícitos y rastrear de modo terrestre los principales focos del narcotráfico.
El año anterior, la implementación de esta medida permitió la captura de 97 personas por su vinculación con la comercialización de estupefacientes.
“Esta lucha frontal la estamos dirigiendo contra las estructuras y obviamente todo su sistema criminal, que tiene que ver con la producción, la venta y, por terminar, los insumos tanto líquidos y sólidos en toda la región de Norte de Santander”, manifestó John Robert Chavarro Romero, comandante de la Compañía Antinarcóticos Regional No. 5.
El uniformado añadió que esta actividad ilegal también está ligada a la proliferación de la siembra de la mata de coca por campesinos, quienes están inmersos en una ‘cultura’ del dinero fácil, que se profundiza debido a la falta de oportunidades y el abandono del Estado.
En esta postura coincidió Wilfredo Cañizares Arévalo, director de la Fundación Progresar, al afirmar que en Tibú, El Tarra, San Calixto, Teorama y otros 9 municipios del Catatumbo, donde hay presencia de cultivos ilícitos, los niveles de miseria y pobreza son tan altos que esas comunidades asimilan la cadena de producción del narcotráfico como su única fuente de ingresos.
“El número de área sembradas por esta mata en el departamento se ha duplicado, y ha llegado a nuevos territorios y nuevos municipios. La decisión del Gobierno de no implementar programas sociales y de erradicación ha llevado a que mucha gente, muchos campesinos y campesinas y personas de otras regiones y venezolanos, estén dedicados al cultivo de la hoja de coca”, aseveró el vocero de la Ong.
Según un reporte de la Oficina Nacional para el Control de las Drogas en Estados Unidos (Ondcp), entre 2014 y 2015, Norte de Santander paso a tener 16.500 a 30.500 hectáreas de coca, una superficie equivalente a dos veces la ciudad de Barranquilla.
Robo a infraestructura petrolera, efecto colateralDe acuerdo con las autoridades, la escalada del comercio ilícito también alimenta una práctica que perjudica los 328,2 kilómetros del oleoducto Caño Limón – Coveñas, de Ecopetrol: la sustracción ilegal de petróleo para elaborar la droga y nutrir su cadena productiva.

Petroleo robado. Archivo Particular
En 2016, Ecopetrol detectó 33 válvulas ilícitas en esta red de transporte del crudo que permitieron la extracción de 499.688 barriles. Sin embargo, la mayor afectación del hurto al hidrocarburo se evidencia en los derrames del crudo que el año anterior impactó 54 mil hectáreas de capa vegetal del departamento y las aguas de los ríos Catatumbo y Tibú.
“Hacemos un llamado a todas las comunidades para que respeten el oleoducto para que tengan en cuenta que tratar de sustraer ilegalmente el producto que se encuentra acá está atentando contra su vida. Muchas personas han perdido sus brazos y han muerto debido a esto”, puntualizó Jorge Villamizar, defensor del Pueblo de Norte de Santander.
CÚCUTA
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