El cementerio San Pedro, en Medellín, se fundó en 1842 como una iniciativa del médico Pedro Uribe Restrepo y 50 de sus socios, todos ellos representantes de la élite antioqueña de la época.

Este cementerio cuenta con una capilla construida en 1929, en donde antes se ubicaba el patio circular, que fue elaborada por Agustín Goovaerts, arquitecto belga. 

En este cementerio, icónico para Medellín, reposan los restos de varias personalidades influyentes en la historia del país, entre las que se destacan los expresidentes Carlos E. Restrepo, Mariano Ospina y Pedro Nel Ospina.

En la actualidad, el cementerio San Pedro se ha constituido como un espacio en donde los visitantes pueden honrar la memoria de los difuntos y convivir con fragmentos y personalidades que marcaron la historia del país.

El cementerio Católico Arquidiocesano de Bucaramanga fue construido en el año 1800, en terrenos donados por don Facundo Mutis, uno de los habitantes de ese territorio durante la época en que la ciudad no pasaba de ser una villa.

Durante un tiempo, la opción de bóvedas para los muertos solo era alcanzable para las familias más adineradas, lo que se convirtió en un lujo.

El Cementerio Católico, el más antiguo de la ciudad, alberga dos mausoleos y una capilla, donde también funciona un horno crematorio. En el lugar se llevan a cabo conciertos acordes a las peticiones de la comunidad, motivados por el carácter contemplativo que habita en el campo santo.

El Cementerio Central, en Bogotá, está ubicado en cercanías al barrio Santa fe y fue construido por Pío Domínguez y Nicolás León, durante el periodo de gobierno de Francisco de Paula Santander. 

Este importante cementerio tiene en sus aposentos los restos de importantes personajes en la historia de la política colombiana, como el general Gustavo Rojas Pinilla y los expresidentes Alfonso López Michelsen y Marco Fidel Suárez 

Dentro del Cementerio Central existe una zona en donde se ubican los restos de estas personalidades influyentes, conocido comúnmente como 'el histórico'. El lugar fue reconocido como Monumento Nacional en 1984, por su importante valor arquitectónico y cultural.

El cementerio San Bonifacio, de Ibagué, está situado entre los barrios Primero de Mayo, Américas y El Bosque, sectores de estratos 1 y 2. La imagen de El Resucitado sobresale en el interior del cementerio.

La primera inhumación o sepelio se realizó el 31 de mayo de 1948 y hoy es administrado por la Arquidiócesis de Ibagué. Pinos, palmeras y flores de todos los colores adornan el lugar. La mayoría de lápidas tienen fotografía del fallecido. Esa es una de sus particularidades.

El Cementerio Nuevo, en Soledad (Atlántico), tiene alrededor de 2.200 tumbas. Los visitantes de los fallecidos han denunciado en varias oportunidades el abandono que vive el lugar. 

El cementerio ha funcionado durante 48 años. Algunos restos reposan en sacos de polietileno revueltos con pedazos de trapos, ropas y trozos de la madera de lo que alguna vez fue un féretro.

Por el estado de sus tumbas y el panoráma de inseguridad que se vive en él, la Alcaldía asignará recursos especiales en el presupuesto del 2018 para su mantenimiento.